- Nunca dejó de cazar ballenas sirviéndose de su captura para la investigación
- La caza estará “limitada a las aguas territoriales y a la zona exclusiva”
- En la actualidad la mayoría de los japoneses aseguran que no la consumen
El gobierno de Japón anunció el miércoles que se retira de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y que retomará la caza masiva de estos mamíferos marinos, tras haber reducido sus capturas durante 30 años y haberlas limitado a las que justificaba con el supuesto propósito de la investigación.
Tokio indicó que dejará el CBI en junio e intensificará la persecución “comercial”de estos animales un mes más tarde, una determinación que ha generado ya las críticas de gobiernos internacionales como el de Australia -que dijo estar “extremadamente decepcionado”- o Nueva Zelanda, que calificó la práctica de “anticuada e inútil”.
“Está claro que el gobierno japonés intentar difundir este anuncio de forma discreta, a finales de año, lejos del foco de los medios internacionales. Pero el mundo no es tonto. Es una decisión completamente desfasada que ignora la necesidad de proteger nuestros océanos y estas criaturas majestuosas”, opinó Sam Annesley, responsable de Greenpeace en Japón.
La moratoria en la pesca comercial de ballenas se adoptó en 1986 cuando algunas de sus especies estuvieron en peligro de desaparecer por completo de los océanos y Japón decidió sumarse a esta conducta en 1988, aunque aferrándose al tecnicismo de la “investigación” para seguir cazando un número más reducido de cetáceos. Esta última hipótesis fue desestimada por el Tribunal Internacional de Justicia en 2014, que ordenó a Tokio que cesara la pesca de ballenas.
Japón intentó justificar la presente decisión recordando una vez más que el consumo de carne de ballena es una de las tradiciones más enraizadas de su país y dijo que su negociación con el CBI para intentar ampliar las cuotas de capturas había llegado a un punto muerto. “En el encuentro del CBI celebrado en septiembre quedó claro de nuevo que el punto de vista de la utilización sostenible de las ballenas es incompatible con el punto de vista de su protección. Así que tomamos la decisión (de dejar la CBI)”, declaró Yoshihide Suga, portavoz del ejecutivo que lidera Shinzo Abe.
El representante de Tokio indicó que las acciones de sus balleneros se limitarán a las aguas territoriales de Japón y de la Zona Económica Exclusiva, y no se adentrarán “en aguas de la Antártida o en el hemisferio Sur”.
Una victoria del nacionalismo
Japón era miembro de la CBI desde 1951. La decisión del ejecutivo nipón supone una victoria de los sectores más nacionalistas del país y del propio Partido Liberal Demócrata (PLD), que siempre han defendido que esta práctica forma parte de la “riqueza cultural” japonesa. “Esperamos que esta decisión permita transmitirla a la próxima generación”, precisó Suga.
Curiosamente, las estadísticas indican que el consumo de carne de estos mamíferos ha dejado de tener la prioridad que adquirió tras la Segunda Guerra Mundial, cuando era la mayor fuente de proteínas del país. En 1964, Japón llegó a matar a 24.000 ballenas. Ahora, por el contrario, este producto tan sólo representa ahora un 0,1% de toda la carne que se vende en la nación asiática, según el diario Asahi.
La organización ecologista Sea Shepherd, que mantuvo una larga pugna con los balleneros japoneses desde el 2002, se felicitó sin embargo de la directriz de Tokio ya que esta le obligará a abandonar las capturas destinadas a la “investigación” -una argucia que aceptó la CBI para aplacar a Tokio- en el hemisferio sur, lo que permitirá la creación de una reserva de ballenas en los mares del sur del planeta.
“El intento por hacerse pasar por investigadores queda eliminado y eso significa que no tendrán ninguna justificación para cazar ballenas en un santuario de ballenas que se establezca bajo el patrocinio internacional. Esta es una victoria de la campaña para hacer del Océano Austral una zona libre de caza de ballenas”, manifestó la organización en un comunicado.
El capitán Paul Watson, fundador de la citada ONG, dijo sin embargo que Sea Shepherd continuará “oponiéndose” en el hemisferio norte “a las tres naciones balleneras piratas que restan: Japón, Noruega e Islandia. La caza de ballenas como industria legal ha terminado. Todo lo que queda es limpiar a los piratas”.
Fuente El Mundo