Un modelo que permite determinar satelitalmente la cantidad de desechos en las playas

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Un proyecto hace converger la tecnología satelital con el trabajo en terreno y la medición de la luz que refleja la basura

UCHILE/DICYT 17 son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), metas establecidas por las Naciones Unidas en septiembre de 2015, cuya finalidad es mejorar la vida de las poblaciones del mundo de aquí al 2030, a las cuales Chile suscribió. De ellas, al menos cuatro están relacionadas con la salud de los mares, y con ello, a los residuos con los que las personas los contaminan.

En el marco de tal compromiso, la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (Directemar), organismo dependiente de la Armada, es una de las instituciones involucradas en el tema, y la encargada de desarrollar indicadores respecto al estado de esta parte del territorio nacional.

Uno de los obstáculos que enfrenta la Directemar en el Archipiélago de Chiloé, así como en otros puntos del país, es la geografía, motivo por el cual, y gracias a la colaboración con el Laboratorio de Análisis de la Biósfera de la U. de Chile -dirigido por el académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Cristian Mattar-, generaron el proyecto “Predicción de Residuos Antropogénicos Marinos en Chiloé” (PREDRES), iniciativa financiada por la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, mediante la cual lograron determinar la cantidad de residuos en tres playas de Chiloé, usando tecnología satelital.

El diseño de un modelo aplicable a otras realidades

El modelo de PREDES consiste en utilizar la “tecnología satelital para medir en una escala amplia, los residuos de muchas playas”, según explicó Tomás Acuña, uno de los integrantes del proyecto.

El proceso desarrollado para la realización de este modelo de medición comenzó con visitas a los lugares a evaluar, donde el equipo obtuvo muestras de los residuos marinos antropológicos alojados, tras lo cual realizaron una caracterización espectral de las mismas. “Medimos con espectrorradiómetros la luz que refleja ese material, obteniendo distintas variables que permiten caracterizar cada uno de estos materiales.

Esto corresponde a una huella que no cambia, es una especie de huella dactilar. Bajo ese principio físico, cada elemento tiene una estandarización: el plumavit tiene este comportamiento, una boya tiene este otro, y esto lo llevamos a una escala satelital”, detalló Acuña sobre la primera parte de este modelo.

Luego, ya teniendo esta información sobre los materiales, “la segunda parte es darle un valor: cuánto pesa, cuánto espacio ocupa”, agregó Acuña, para lo cual realizaron un protocolo. “Tiramos una grilla en un punto del lugar donde hubiera concentración de basura; allí sacamos un punto de GPS y lo caracterizamos: tiene un kilogramo de plumavit, otro de boya, botellas, etc., y eso lo llevamos a una caracterización espacial”. A esto sumaron otros 200 puntos que sólo tuvieran arena, sólo piedra, arena y piedras, sólo boyas, solo plumavit, etc., con lo cual “pudimos saber con certeza qué es lo que tenía ese punto espacial”.

“Con el GPS y la imagen calibramos y hacemos una validación con la calificación espectral de los materiales –sus huellas- y las grillas estudiadas”, agregó Acuña respecto a este modelo que, esperan “podría servir para generar una línea base a partir de la cual conocer la situación de otras playas del país, información que hoy no existe”, según complementó Lucas Amézquita, otro de los integrantes del proyecto a partir del cual, entre otros datos, lograron identificar que el 86.9 por ciento de los residuos eran principalmente plásticos.

En el caso de Chiloé, agregó Amézquita, “hay un vacío legal en cuanto que el Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RAMA) es un poco flexible y no determina la responsabilidad ni define cómo hacerse cargo de los residuos generados en la producción”, que es uno de los puntos que deberían modificarse, tanto en Chiloé como los reglamentos de otros territorios que son definidos por la Directemar, a fin de revertir ese vacío de responsabilidades en cuanto a la gestión de los residuos.

Este modelo es aplicable a otras latitudes, no sólo de Chile sino que del mundo, especialmente para aquellas que al igual que el Archipiélago de Chiloé, poseen una compleja geografía. Esta inminente aplicación iría de la mano de la realización de las visitas a terreno para georreferenciar y caracterizar los residuos alojados en el territorio específico con las grillas y el GPS.Reconocimiento internacional

Tras su desarrollo e implementación durante el 2017, PREDES fue reconocido por ONU Medio ambiente junto a Think Beyond Plastic, en el marco de la Sexta Conferencia Internacional de Desechos Marinos, instancia realizada el 2018 donde se congregaron los realizadores de iniciativas para enfrentar y solucionar las problemáticas ligadas a la producción y comercialización en la industria del plástico con efectos perjudiciales sobre el océano y la vida marina.

Los organizadores llamaron a un concurso en cuatro áreas para estudiantes universitarios y PREDRES fue seleccionada como la iniciativa ganadora en la categoría “Prediction and recovery track”, a partir de lo cual los estudiantes Lucas Amézquita junto a Richard Taylor participaron de esta instancia, realizada en San Diego, Estados Unidos.

Ahora, lo que le depara a PREDES es el lanzamiento de una aplicación en la cual dispondrán la información del proyecto, sus bases de dato y caracterización de los materiales, entre otros.

Asimismo, como explicó Tomás Acuña, “la segunda fase que estamos desarrollando apunta a estimar el flujo de residuos marinos en las costas de Chiloé. Hoy tenemos una caracterización en un momento cero, tras lo cual se pueden limpiar los desechos, pero luego de eso vuelve la basura. Es por ello que queremos cuantificar cada cuanto tiempo se contamina la playa para poder orientar los planes de gestión de residuos de Chiloé”. De esta manera, plantean, se podría saber cuáles son las playas que están recibiendo este tipo de materiales, o playas sumideros. A la vez, poder reconocer que quienes contaminan tengan que pagar por lo que contaminan, es decir, gestionar los residuos.

Es así como otro de los objetivos que busca impulsar PREDES es generar una economía circular en torno a los desechos generados. “El residuo que estamos viendo y dimensionando puede tener un valor agregado”, concluyó Tomás Acuña.

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