CATIE/DICYT Los bosques tropicales están siendo deforestados a una tasa alarmante para ser usados como tierras de cultivo y pastizales para el ganado. Sin embargo, dichos bosques pueden regenerarse después de que los campos agrícolas o ganaderos son abandonados. Este proceso de regeneración se conoce como sucesión y es uno de los procesos más generalizados y fundamentales en la naturaleza.
Durante este proceso, la vegetación se desarrolla de nuevo, dando lugar a cambios ambientales y en la composición de especies a lo largo del tiempo. Entender cómo funciona la sucesión es crucial para seleccionar las especies más adecuadas para la reforestación y para mejorar las iniciativas de restauración de estos bosques.
Un numeroso equipo de ecólogos de América Latina, Estados Unidos, Australia y Europa publicó esta semana un artículo en la revista Nature Ecology and Evolution. Para el estudio, ellos hicieron un seguimiento de los bosques tropicales en 50 sitios localizados en 10 países de América Latina, y encontraron que los bosques húmedos y los bosques secos siguen patrones sucesionales opuestos, lo cual implica un cambio de paradigma para la ecología, con importantes consecuencias para la restauración forestal.
Lourens Poorter, profesor de la Universidad de Wageningen, Holanda, quien fue el autor principal del artículo, explicó que las especies con características diferentes se desarrollan en diferentes condiciones ambientales. Una característica clave para las especies arbóreas es la densidad de su madera. Las especies que producen madera más suave —energéticamente de bajo costo para la planta— tienen la habilidad de crecer muy rápido siempre y cuando la luz y el agua sean abundantes. Sin embargo, esta madera suave tiene como consecuencia una supervivencia reducida, especialmente en condiciones desfavorables como la sombra o la sequía. “Como resultado, las especies de madera suave tienen una vida semejante a la de las estrellas del rock: florecen temprano en la vida, viven rápido y mueren jóvenes”, comentó Poorter.
A su vez, Mark Westoby, profesor de la Universidad Macquarie, Australia, explicó que las especies que producen madera costosa y durable pueden persistir por un tiempo largo, especialmente en condiciones adversas; pero esta estrategia tiene implícito el costo de un crecimiento lento y reducido. Añadió también que este es un paso importante en el entendimiento del recambio de especies durante el proceso de sucesión en los bosques tropicales. “La teoría sucesional predice que la luz y el agua son recursos abundantes al inicio de la sucesión, lo cual conduce a la dominancia de especies pioneras de crecimiento rápido con maderas blandas, mientras que más tarde en la sucesión la disponibilidad de recursos disminuye, dando lugar a la dominancia de especies sucesionales tardías de crecimiento lento con madera dura”, afirmó Westoby.
Para evaluar los cambios sucesionales en la densidad de la madera, los investigadores del equipo 2ndFOR analizaron la regeneración de la vegetación en una escala sin precedentes, usando datos de 50 sitios, 1400 parcelas y más de 16 000 árboles de bosques tropicales de toda Latinoamérica.
“Nuestros resultados indican que en los bosques húmedos existe un reemplazo de especies de madera suave por especies de madera dura a lo largo de la sucesión, lo cual coincide con la teoría sucesional ya establecida. Sin embargo, en los bosques secos encontramos el patrón opuesto, con especies de madera dura al inicio y de madera suave más adelante”, comentó Bryan Finegan, líder del Programa de Bosques, Biodiversidad y Cambio Climático del CATIE (Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza).
Finegan explicó que este patrón opuesto sucede porque en los bosques húmedos los recursos (por ejemplo, la luz) disminuyen durante la sucesión, mientras que en los bosques secos las condiciones iniciales son muy desfavorables, con un ambiente sumamente seco y caliente que solo las especies de maderas duras pueden tolerar. Cuando estas crecen, crean un microambiente más benigno, el cual facilita el establecimiento de las especies de maderas suaves. Curiosamente, el resultado de este fenómeno es que, aunque los bosques húmedos y los secos empiezan de una manera marcadamente diferente, se tornan más similares a lo largo del tiempo en términos del microclima y la densidad de la madera de sus especies, al tiempo que la cobertura vegetal se regenera.
Asimismo, Finegan aseguró que la importancia del estudio va más allá del valor científico de probar teorías previamente establecidas, pues muestra cómo una perspectiva ecológica puede ser usada para mejorar la selección de especies durante la restauración forestal. “Nuestros hallazgos sugieren que la restauración forestal en áreas con temporadas de sequía muy intensa debe priorizar la plantación de especies con densidades de madera altas, dado que estas tienen mayores posibilidades de sobrevivir a la sequía estacional. Esto es diferente en los bosques húmedos, donde una mezcla de especies de maderas suaves y duras puede ser plantada con éxito desde el inicio. Las especies de madera blanda pueden establecer rápidamente una vegetación funcional y cobijar a las especies de maderas duras —que son más lentas en su crecimiento— mientras estas se desarrollan y, en última instancia, las sustituyen en el largo plazo”, indicó Finegan.
Por parte del CATIE, junto a Finegan participaron como coautores Luis Pedro Utrera, Francisco Álvarez y Vanessa Granda, graduados de la Maestría en Manejo y Conservación de Bosques Tropicales y Biodiversidad del Centro.
Esta investigación es un producto de 2ndFOR, una red de colaboración para la investigación de los bosques secundarios. La red involucra a 85 investigadores de 16 países y se enfoca en la ecología, la dinámica y la biodiversidad de los bosques secundarios, así como en los servicios ecosistémicos que estos brindan en paisajes tropicales modificados por la acción humana.