Un cambio en el clima hace seis millones de años expandió los pastizales en Sudamérica

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Barbara Carrapa toma muestras de rocas a 4.267 metros en el Cerro Penitentes en la Cordillera Central de Argentina/Peter DeCelles, University of Arizona
La llamada circulación de Hadley se intensificó y originó un clima más seco. La extensión de los pastizales promovió mamíferos herbívoros de gran tamaño
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DICYT – Los mamíferos herbívoros, entre ellos, algunos armadillos tan grandes como un coche, se volvieron más diversos en Sudamérica hace unos seis millones de años, cuando los cambios en la circulación atmosférica produjeron modificaciones en el clima y en la vegetación. Así lo apunta un equipo de investigación dirigido desde la Universidad de Arizona (UA, Estados Unidos).

El estudio muestra que hace unos 7 a 6 millones de años la circulación atmosférica tropical global conocida como la circulación de Hadley se intensificó. Como resultado, el clima de América del Sur se volvió más seco, las praderas subtropicales se expandieron y el número de especies de mamíferos que se alimentaban de pastos aumentó.
El equipo empleó un modelo informático para verificar que la circulación de Hadley se había fortalecido a finales del Mioceno, alterando el clima. Después compararon las predicciones del modelo con los archivos naturales de lluvia y vegetación almacenados en suelos antiguos, y ambas coincidieron.

“Encontramos una fuerte correlación entre este gran cambio en el clima en el Mioceno tardío y la circulación, que afectó a la ecología, las plantas y los animales, con implicaciones para la evolución del ecosistema”, apunta la autora principal Barbara Carrapa, de la UA.

La investigación, publicada en ‘PNAS’, es una mezcla inusual de paleontología de mamíferos, geoquímica de suelos antiguos y modelado informático del clima, y proporciona una nueva comprensión del Mioceno tardío, una época en que se establecieron ecosistemas casi modernos.

En concreto, se analizó la geoquímica de los suelos antiguos, específicamente oxígeno y carbono, para inferir la precipitación y la vegetación del pasado a nivel regional. Los cambios en la proporción de oxígeno proporcionan información sobre la precipitación pasada, mientras que los cambios en la proporción de carbono indican qué plantas estaban creciendo en ese momento.

Los cambios en la geoquímica del suelo durante el Mioceno tardío se produjeron por igual en toda la región estudiada, aproximadamente entre las actuales La Paz (Bolivia) y Buenos Aires (Argentina), lo que indicaba una causa subyacente que abarcaba gran parte de América del Sur, y no solo los cambios locales.

Los investigadores pensaron que los cambios sistemáticos en la geoquímica del suelo estaban relacionados con cambios en el clima, por lo que decidieron aplicar un modelo climático. Se cargaron en el modelo los datos conocidos sobre el clima del Mioceno al Mioceno tardío, incluidas las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera y la temperatura del océano, y luego se simularon tres versiones diferentes del clima: no muy frío, más frío y mucho más frío que antes. En cada caso, la simulación indicó qué geoquímica del suelo habría ocurrido bajo ese régimen climático.

El equipo encontró que la geoquímica de los suelos antiguos de Sudamérica que predecía el modelo conincidía con la geoquímica de las muestras de suelo reales. Así, descubrieron que la circulación de Hadley se intensificó de hace 7 a 6 millones de años.
En el Mioceno tardío, las praderas se estaban expandiendo a medida que el clima estaba cambiando. Todo empezó a secarse y se produjo un aumento en el número de animales con la corona más alta y en constante crecimiento dental”. Así, entre los mamíferos que se hicieron más frecuentes en el Mioceno tardío se encuentran armadillos gigantes y animales parecidos a los actuales rinocerontes, así como mamíferos más pequeños.

“Observar los pasados geológicos es como observar diferentes planetas. La Tierra que vemos hoy es muy diferente a la Tierra de hace 10 millones de años o de hace 6, es un planeta diferente. Tenemos la posibilidad de conocer un planeta diferente a través de la lente del tiempo, gracias al registro geológico”, concluye Carrapa.

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