Dicen que en tiempos difíciles es cuando sale a la luz lo mejor y lo peor de las sociedades, en este caso, el individualismo, acaparamiento y egoísmo en contraposición a la solidaridad, apoyo mutuo y dignidad.
La pandemia del Coronavirus ha mostrado el dolor y estragos causados por una enfermedad que se ha masificado de un modo desmesurado, causando miles de muertes en muy poco tiempo. En estos momentos abundan los discursos de autoridades políticas que nos hablan de “ser responsables” y “dar muestras de humanidad con nuestros semejantes”. Pero, ¿qué tanto de ese discurso se pone en práctica cuando se trata de que el sistema atienda a las exigencias de quienes históricamente hemos sido subyugados cultural, social, económica y políticamente?.
En estos días, es común ver desfilar a empresarios y autoridades gubernamentales mostrarse como “ejemplos de responsabilidad y compromiso”, pero, ¿realmente es así? ¿qué pasa cuando se trata de respetar mínimos derechos de los Pueblos Indígenas y particularmente del Pueblo Mapuche en el marco de esta pandemia? ¿qué pasa cuando los derechos y reivindicaciones de los pueblos se contraponen a los intereses económicos de quienes controlan Chile y Wallmapu?. Considerando lo anterior, ¿es posible que los grupos de poder puedan mantener, en la práctica, dicho discurso de solidaridad? ¿Y qué tienen que decir los grupos de poder en relación a la Huelga de hambre que se lleva a cabo en las cárceles de Angol y Temuco?.
Es inaceptable -en medio de la pandemia que afecta nuestros territorios- la indolencia con la cual el Estado ha enfrentado la huelga de hambre Mapuche de carácter indefinida que llevan a cabo hace más de 70 días los presos políticos Mapuche (PPM), entre ellos el Machi Celestino Córdova. La huelga, busca un cambio de medidas cautelares y que se permita el cumplimiento de la condena en sus comunidades, con penas distintas a la privación de libertad, derecho reconocido en el Artículo 10 del Convenio 169, permitiendo que el Machi vuelva a su Rewe, solicitud que al momento ha sido desatendida.
Esta indolencia, se extiende en cuanto al nefasto tratamiento del coronavirus y el Pueblo Mapuche por parte del gobierno de Sebastián Piñera. A mediados de mayo, en plena pandemia, el nuevo Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, José Francisco Calí Tzay, advirtió que los estados de emergencia exacerban la marginación de las comunidades indígenas y que, en las situaciones más extremas, dan pie a la militarización de sus territorios y a otros atropellos de sus derechos. Según lo observado por el experto, en el marco del avance del coronavirus se restringe y se niega a los Pueblos Indígenas en su libertad de expresión y asociación, mientras que las empresas continúan la invasión, intervención y destrucción sobre sus territorios y recursos.
Lo que ha venido sucediendo durante los últimos meses en Wallmapu, muestra una lamentable correlación con lo planteado por el Relator Francisco Calí, así, se advierte la clara violación de derechos del Pueblo Mapuche por parte del Estado: situaciones de violencia y represión policial, la vulneración del derecho a la información y la vulneración de derechos culturales y territoriales. Ejemplo de ello, es el ingreso masivo de proyectos extractivos al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Todo esto, en momentos en que la principal preocupación de las comunidades y organizaciones Mapuche está puesta en contener el avance del Covid-19, a través de significativas propuestas y acciones de autonomía y resistencia desde el mundo Mapuche.
El ingreso masivo de proyectos extractivos al Sistema de Evaluación Ambiental es preocupante, toda vez que se encuentran suspendidos los procesos de participación ciudadana de algunas de estas iniciativas y las Asociaciones de Funcionarios Públicos de los Servicios Ambientales del Estado, han solicitado expresamente la suspensión de los plazos de las evaluaciones ambientales, pues las condiciones actuales, afectan tanto la evaluación de los megaproyectos como la socialización de los mismos con las comunidades.
En términos del derecho a la información, ha sido complejo acceder a datos desagregados sobre los efectos de la pandemia (contagios, recuperados/as y fallecidos/as) en comunidades Mapuche. Las instituciones gubernamentales, Servicios de Salud en este caso no los están proporcionando. Esta situación es sumamente grave, pues la falta de información no permite conocer ni dimensionar los reales efectos que la pandemia está generando sobre la población Mapuche y menos aún, que las comunidades y organizaciones puedan realizar una planificación que les permita enfrentar los futuros impactos que seguramente seguirá generando esta pandemia.
Sumado a lo anterior, la violencia y la represión estatal no ha cesado, como bien lo reflejan los hechos de represión contra hortaliceras Mapuche que durante el mes de mayo intentaron vender sus productos en momentos de extrema necesidad. Las lagmienes llevaban más de un mes sin poder vender sus productos, y necesitaban generar ingresos con urgencia, pero fueron reprimidas y detenidas, por vender lechugas, queso, tortillas, considerados grandes crímenes por Carabineros y la Municipalidad de Temuco.
Así también lo demuestran los hechos de represión contra comuneros mapuche-pehuenche del Lof Azkintuwe del territorio de Lonquimay durante el mes de junio, en proceso de recuperación territorial del fundo «La Fusta» de propiedad de Gabriela Luksic Fontbona a quienes la policía les disparó hiriendo a varios de ellos, situación que fue denunciada por la comunidad, o el desalojo al Lof José Segundo Llamunao, entre otros. También está el asesinato de Alejandro Treuquil del Lof We Newen de Collipulli en el mes de junio, de quien se desconoce a los/as responsables del crimen, pero se puede inferir que es resultado de la instalación de un clima de violencia por parte del Estado chileno en los territorios.
En este tiempo, además en las ciudades chilenas y en los territorios Mapuche, el gobierno y la clase política y empresarial ocultan o postergan todas las demandas de la población y los efectos de la represión ocurrida desde el “Estallido Social” de octubre de 2019, así, han quedado en la impunidad asesinatos, torturas, cientos de mutilaciones, y en las cárceles, muchos/as detenidos/as viven la prisión política. Por otra parte, utilizando subterfugios legales enmarcados en el Estado de Excepción y/o de emergencia en Pandemia, el aparato Estatal continúa con la militarización de los territorios y prohibición de reuniones. La postergación del plebiscito para una Nueva Constitución, a realizarse el 25 de octubre, evidencia el abandono de la discusión política.
Así, hoy, son dos crisis pandémicas que nos afectan como territorios mundiales fragmentados y que perjudican especialmente al mundo Mapuche: el Virus COVID-19 y el Virus del Capitalismo, cuyos principales síntomas son el racismo, el patriarcado, el colonialismo y la destrucción de la naturaleza. Ambos, en términos cuantitativos no sólo significan la muerte de miles de personas – estadísticas que al día de hoy siguen en ascenso- si no que demostraron, en términos cualitativos, la profunda correlación entre el nefasto modelo político-económico neoliberal y las asimetrías estructurales existentes en las sociedades internacionales. Ejemplo de aquello son los países potencia muy ricos con acceso a sistemas de salud de calidad en contraposición a la profunda pobreza de nuestras sociedades sudamericanas, que hoy tienen que enfrentarse a un precario, limitado y costoso sistema de salud monocultural e impertinente con la cosmovisión de los Pueblos Indígenas.
En nuestros territorios, vemos la perpetuación del genocidio estructural contra los Pueblos Indígenas, en las racistas políticas económicas, sanitarias y educativas para hacer frente a la Pandemia. Por otra parte, la profundización de la extrema pobreza, extractivismo, desempleo, deficiente acceso a vivienda y escasez del agua, hoy se agudizan. Así, no es casualidad que los gobiernos donde prevalece la impronta colonialista y donde prima la extrema derecha, tengan los mayores índices de contagio o mortalidad, como lo son Estados Unidos, Brasil y Chile.
En este contexto nos vemos en la obligación de ir a trabajar ya que el mensaje “quédate en tu casa” es solo para pequeños grupos privilegiados. Así, estamos forzosamente expuestos/as al contagio, o al riesgo de la cesantía. A esta situación se le suma la cruel y burlesca entrega de miserables bonos y/o cajas de “ayuda” con alimentos que no logran responder a la demanda alimentaria de las familias. Por otra parte, el gobierno insiste con el endeudamiento de las familias con sus ofrecimiento de créditos y subsidios de dudosa reputación. Demás está señalar que ninguna de estas medidas, ha estado pensada con pertinencia cultural y respeto a la cosmovisión indígena.
Asimismo, nos enfrentamos a un sistema de salud monocultural que no atiende al conocimiento ni cosmovisión Mapuche, a la inexistencia de una desagregación estadística en relación al Covid y Pueblos Indígenas, a residencias sanitarias de atención a contagiados/as por Covid que no son pertinentes con nuestra cosmovisión, a la realización de consultas indígenas ambientales, de proyectos y reglamentos vía telefónica o internet que resultan completamente ilegales, entre muchos otros.
A pesar de todo, las comunidades Mapuche resisten y ejercen la autonomía y control territorial, así lo demuestran las barreras sanitarias comunitarias realizadas en diversos territorios; las cuarentenas comunitarias; los trawün y mesas sociales autoconvocadas para informar y prevenir sobre las consecuencias del Coronavirus; las donaciones de toneladas de comida para enfrentar la hambruna; la realización de las ollas comunes en la warria; las coordinación entre comunidades para la venta de productos y aminorar con ello los posibles contagios; la realización de test de coronavirus;la recuperación de territorios ancestrales; entre tantos otros ejemplos.
Son momentos complejos de angustia e incertidumbre, en el que escuchamos con especial atención los mensaje de los/as lawentuchefe, de los/as machi y nos volcamos a escuchar los mensajes de la naturaleza, que mucho tienen que decirnos con el Lan Antu (eclipse de sol), Lan küyen (eclipse de luna) y el florecimiento de las kilas. Hoy, a pesar de todo el dolor, la Ñuke Mapu ha podido descansar de la contaminación extrema que como humanidad ocasionamos diariamente.
Son momentos de reivindicar nuestro derecho a la salud, medicina indígena y soberanía alimentaria, en los que nos detenemos a cuidarnos colectivamente y volvemos al lawen y al ngijayñmawün, a la medicina y la espiritualidad propias para fortalecer nuestra salud. En los que no olvidamos y exhortamos la no impunidad contra los crímenes del Gobierno de Piñera y en los que, exigimos libertad a los presos políticos Mapuche en Huelga de hambre, que el Machi Celestino pueda volver a su Rewe, como así mismo, justicia para el lagmien Alejandro Treuquil.
Son momentos en que, a pesar del aislamiento y la distancia social, exigimos nuestros derechos colectivos, nuestro derecho al itxofilmogen libre, nuestro derecho a la vida, pero sobre todo, a una vida digna de ser vivida.
Referencias:
(1) El coronavirus devasta las comunidades indígenas y propicia la violación de sus derechos. Enlace: https://news.un.org/es/story/2020/05/1474532
(2) Revisar Informe sobre ingreso abusivo de proyectos al SEIA en tiempos de Pandemia (Actualizado al 31 de Mayo) elaborado por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA. Enlace: http://olca.cl/articulo/nota.php?id=107987
(3) Trabajadores solicitaron suspender los plazos en procesos de evaluación ambiental. Enlace: https://www.camara.cl/cms/noticias/2020/04/08/trabajadores-solicitaron-suspender-los-plazos-en-procesos-de-evaluacion-ambiental/?fbclid=IwAR3-r8EBq5IX0bsASjKkMPVrhZ49RXocnfJO8qqW7hPRPR1lOiVezUB8aaY
(4) COVID-19: Entregan Informe sobre situación de Chile a Relator ONU en materia Indígena. Enlace: https://www.mapuexpress.org/2020/06/12/covid-19-entregan-informe-sobre-situacion-de-chile-a-relator-onu-en-materia-indigena/
(5) De acuerdo con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, los Estados deben: “Asegurar la disponibilidad de datos desglosados sobre los pueblos indígenas, en particular sobre las tasas de infección, la mortalidad, las repercusiones económicas, la carga de la atención y la incidencia de la violencia, incluida la violencia basada en el género”, entre otras consideraciones igualmente importantes en coherencia con los derechos de pueblos indígenas reconocidos por la comunidad internacional. Enlace: https://www.un.org/development/desa/indigenouspeoples/wp-content/uploads/sites/19/2020/04/COVID_IP_considerations_Spanish.pdf . El pueblo Mapuche es el más numeroso en Chile (casi el 10% según el último censo) y existen los instrumentos internacionales (Convenio 169 de la OIT, Declaración sobre Derechos de Pueblos Indígenas y Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales) que exigen a los Estados respetar una serie derechos reconocidos por la comunidad internacional, lo que en la práctica no se está concretando.
(6)Para más información El imperio inmobiliario en Chile que Gabriela Luksic controla a través de su sociedad domiciliada en un paraíso fiscal. Enlace: https://interferencia.cl/articulos/el-imperio-inmobiliario-en-chile-que-gabriela-luksic-controla-traves-de-su-sociedad
(7) Para más información, leer “Organizaciones de Pueblos Originarios dan a conocer 12 propuestas como exigencia frente al Estado por pandemia”. Enlace: https://lazarzamoracolectivalesbofem.wordpress.com/2020/07/06/organizaciones-de-pueblos-originarios-dan-a-conocer-12-propuestas-como-exigencia-frente-al-estado-por-pandemia/
Publicado por Biodiversidadla.org