UC/DICYT Un estudio del investigador de la Universidad de Chile y CAPES, Andrés Muñoz-Sáez, junto a académicos de las universidades de California Berkeley y Pittsburgh, reveló cómo la vegetación nativa y la conservación de áreas silvestres dentro y alrededor de viñedos son un elemento clave para incrementar la abundancia y riqueza de aves en dichas zonas.
El trabajo, publicado en la revista Conservation Biology, consistió en la ejecución de seis auditorías y visualizaciones de pájaros en 20 viñedos del Chile Central, estableciendo un total de 120 estaciones de conteo. 5.068 individuos, pertenecientes a 48 especies de ave, fueron registrados.
Al mismo tiempo, mediante imágenes satelitales, los investigadores cuantificaron y clasificaron las coberturas de vegetación nativa de matorral y bosque esclerófilo en éstas áreas, de modo de indagar si existía una correlación entre la diversidad de vegetación presente en los viñedos, y la diversidad de aves presentes en ellos.
Los resultados obtenidos entregan evidencia de cómo los viñedos diversificados benefician a la biodiversidad de aves, en comparación con monocultivos con escasa o nula presencia de vegetación nativa. De las 30 especies de aves analizadas, 19 de ellas mostraron una relación directa con la proporción de vegetación nativa hallada alrededor de los viñedos. Nueve de ellas positivamente relacionadas, como fue el caso del canastero colinegro (Pseudasthenes humicola), el chercán negro (Scytalopus fuscus), la codorniz californiana (Callipepla californica), el yal negro (Phrygilus fruticeti), y el carpintero pitío (Colaptes pitius) carpintero pitío (Colaptes pitius), entre otros, mientras que con otras 6, la proporción de este tipo de vegetación sirvió como un buen predictor (positivo) de su presencia.
Los investigadores también hallaron que, aun cuando las detecciones de aves fueron significativamente mayores en bosques de matorrales continuos, 84 por cient0 de las especies también fueron encontradas en remanentes de bosque adyacentes a viñas.
La investigación destacó la presencia y aumento de aves insectívoras en viñedos diversificados, fauna clave para la producción vinícola gracias a su rol en el mantenimiento de ecosistemas y plagas dañinas para los cultivos.
El lugar elegido para el estudio fueron los viñedos de Chile central, donde se concentra el 36,9% de la producción de uvas viníferas, parte de las zonas vitivinícolas del Nuevo Mundo Mediterráneo (NWM) (cuatro áreas que no pertenecen a la cuenca del Mediterráneo, pero que cuentan con las mismas características climáticas).
La actividad vitivinícola en Chile representa un importante activo económico, proyectando para 2020 ventas de US$4,500 millones. Para los investigadores la presión económica asociada a dicha actividad, en conjunto con la posibilidad de expansión de viñedos hacia nuevas zonas como consecuencia del cambio climático, hacen que el estudio de biodiversidad en agroecosistemas sea clave para la planificación para la conservación. “En este sentido, este estudio sienta las bases para la conservación de aves en viñedos y destaca el principio agroecológico de diversificación para la gestión de agroecosistemas” explica su autor principal, “siendo también relevante para hacer comparaciones con otras zonas del NWM, como California, Sudáfrica y Australia”.
Otro punto importante aludido por el estudio es la insuficiente cobertura legal en materia de conservación en Chile, considerando que la mayoría de las zonas con bosques esclerófilos y matorrales de su zona central se encuentran en manos de productores privados. “La conservación de estas áreas depende de las preferencias de los dueños. Este estudio entrega evidencia de cómo mejorar las prácticas para la conservación de biodiversidad, así como también propone resaltar el valor de las preferencias del consumidor para fomentar mejores prácticas para el desarrollo sustentable” comentan los autores.