Nada se respeta o valora, si no se le conoce. Por eso, en el último tiempo se ha acrecentado la preocupación que la población manifiesta tener por temas ambientales. En este sentido, los programas de aprendizaje y experimentación que se desarrollan al aire libre, son una buena oportunidad para reforzar este cambio de actitud que se necesita.
Esta es la invitación que queremos extender. Que los educadores ambientales, los profesores, las docentes, los niños y niñas, los jóvenes, y las familias se adentren en los senderos que recorren los bosques, el desierto, la montaña y el litoral, que tomen contacto con la biodiversidad y aprehendan de ella y, en definitiva, que lleguen a respetarla y quererla como suya.
La educación al aire libre es una oportunidad de renovación espiritual y quienes han caminado por medio de los bosques o en la soledad del desierto, saben que ésta es una experiencia única e irrepetible.
La Guía que ahora presentamos –fruto de un arduo trabajo entre la Fundación Sendero de Chile y el Ministerio del Medio Ambiente– es una invitación para que todos los chilenos y las chilenas podamos acercarnos, conocer y apreciar la inmensa biodiversidad que nos regala nuestro territorio.
No hay mayor aprendizaje que el que se experimenta con los sentidos, y no existe tampoco, un mejor laboratorio que la propia naturaleza. Y esto se potencia aún más, si tiene el apoyo de metodologías de fácil aplicación como las que aquí presentamos.
Necesitamos que más personas se vuelquen al contacto con la naturaleza, pero que lo hagan de manera respetuosa, porque esperamos que nuestros hijos y nietos también puedan disfrutar de ésta, nuestra riqueza, en iguales y hasta mejores condiciones que las que nosotros tenemos la oportunidad de conocer. La Brújula les puede mostrar el camino.
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