La evolución de las plantas, una fuerza generadora de bienestar

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Planta
Estudio muestra cómo la variedad de beneficios que las plantas aportan al ser humano es el resultado de un proceso natural que abarca la totalidad de su historia evolutiva

UA/DICYT La historia de las civilizaciones humanas no podría entenderse sin las plantas que tanto han contribuido a nuestro bienestar. Con ellas nos hemos curado, vestido, alimentado, calentado, hemos construido y adornado nuestras casas, o incluso las hemos usado para transmitir nuestros sentimientos, entre otros muchos beneficios.

La estrecha relación que existe entre la historia evolutiva de las plantas y sus beneficios ha inspirado la investigación que lidera Rafael Molina-Venegas, investigador del departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá, que acaba de ser publicada en la prestigiosa revista ‘Nature Ecology and Evolution’. Sus resultados apuntan a que, sin ser conscientes de ello, los humanos hemos explorado la práctica totalidad de la historia evolutiva de las plantas (es decir, su árbol evolutivo al completo) en busca de los beneficios botánicos sobre los que sustentamos nuestro bienestar.

Como todo lo relativo a la biodiversidad, estos beneficios naturales no son otra cosa que el resultado de la evolución de las especies. Por ejemplo, la presión que ejercen los insectos herbívoros sobre las plantas ha propiciado que su metabolismo evolucione hacia la producción de sustancias de defensa, moléculas que constituyen la base de muchos insecticidas. Otras especies han optado por acumular sustancias de reserva que los humanos aprovechamos para nuestra propia alimentación, y muchas de ellas han desarrollado flores extraordinariamente llamativas y fragantes que atraen por igual a los insectos polinizadores y a los apasionados de la floricultura. Se podría decir, por tanto, que la evolución de las especies es una fuerza generadora de bienestar.

Los autores del estudio han elaborado una extensa base de datos sobre usos de plantas a nivel mundial, que incluye hasta 28 categorías relacionadas con la alimentación humana y ganadera, combustibles, materiales, medicinas, venenos, usos sociales y medioambientales. Para ello se han servido del Mabberley’s Plant Book, una revisión enciclopédica sobre los usos de las plantas que es obra del distinguido botánico David Mabberley, coautor del estudio. Esta información les ha permitido comprobar que, en general, una selección de plantas que son distantes en su historia evolutiva (es decir, ‘parientes lejanos’) aporta un mayor número y diversidad de beneficios que una estrategia basada en la selección aleatoria de especies o limitada a ‘parientes cercanos’. Esto se explica por el hecho de que los atributos de las plantas que benefician a los humanos han evolucionado a todo lo largo y ancho del denominado árbol de la vida, una representación de las relaciones evolutivas entre las especies que es fundamental para describir y entender la biodiversidad actual del planeta.

A pesar de que los fundamentos teóricos sobre los que se sustenta la investigación se establecieron a principios de los años 90 del siglo pasado, algunos estudios recientes han destacado la escasez de pruebas que avalen la teoría, llegando incluso a cuestionarla. ‘Este trabajo contribuye a llenar un vacío de conocimiento que ha suscitado un intenso debate científico en los últimos años, a la vez que lanza un claro mensaje para la conservación de la naturaleza: tener en cuenta la historia evolutiva de las especies a la hora de establecer prioridades de conservación podría ser la clave para garantizar el máximo potencial benefactor de la biodiversidad’, señala Rafael Molina-Venegas.

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