El libro que aquí se presenta nos trae, desde un enfoque integrador, un valioso material de reflexión y debate acerca de los procesos que desencadenan conflictos ambientales en América Latina, tratando de aportar experiencias e ideas a la generación de una gestión alternativa y sustentable del territorio. Analizar dichos procesos requiere, a su vez, situarlos en la persistencia de la crisis social y económica a la que estamos asistiendo en estas últimas décadas, crisis que se conjuga con los impactos cada vez más peligrosos del cambio climático.
Con el ascenso al gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos en los años ochenta así como con la posterior crisis y caída de la Unión Soviética y su área de influencia en Europa oriental, se evidencia el fin de la bipolaridad a nivel mundial y queda consagrada la hegemonía de la globalización capitalista neoliberal. En América Latina, particularmente en Sudamérica, se produce en esos años la salida, por la vía electoral, de crudas dictaduras militares y se consolida en la región el proceso de democratización y legitimidad social que brindan los gobiernos constitucionales. Sin embargo, esos nuevos gobiernos civiles se ven enfrentados a fuertes límites en sus políticas debido a graves endeudamientos externos heredados de la etapa anterior, que les impiden concretar los programas de desarrollo económico y social para los cuales habían sido elegidos. Esa situación los obliga a acudir a organismos financieros supranacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para obtener nuevos préstamos durante casi toda la década que les permitan cumplir los compromisos asumidos con los acreedores internacionales aceptando como contrapartida un conjunto de reformas estructurales y ajustes del sector público. Se generaliza y consolida en Latinoamérica la globalización neoliberal como condición para integrar el Nuevo Orden Mundial y en esos años se concretan fuertes procesos de privatización de los servicios y empresas del Estado, al mismo tiempo que se desregula el mercado impulsando la apertura total de la economía.
La globalización neoliberal en su disputa hegemónica por áreas y recursos estratégicos ha generado en la mayoría de las sociedades duras consecuencias sociales no solo en términos de precarización laboral y social, sino también, en el caso de los países centrales, en situaciones problemáticas vinculadas a la población de inmigrantes y/o refugiados que huyen de las guerras y las hambrunas que golpean a sus naciones periféricas. El resultado de esas políticas fue un creciente desempleo y un crítico incremento de la desigualdad social, la pobreza y la indigencia. En ese contexto se pudo apreciar que mientras los tradicionales órganos de reclamo social y protesta fueron siendo paulatinamente cooptados por ese sistema neoliberal, amplios sectores afectados por él comenzaron a organizarse creando nuevos modos y prácticas políticas para expresar sus reclamos. Salen así a la luz diversas expresiones sociales de resistencia tanto en áreas rurales, en las cuales se involucran pueblos originarios y campesinos minifundistas, como en las urbanas, donde se expanden movimientos sociales de protesta integrados por desocupados y subocupados que resisten las políticas neoliberales. Esas movilizaciones no solo cuestionaron fuertemente los programas económicos de privatización de las empresas estatales y la desregularización general del mercado, sino que, tras años de lucha, dieron lugar o apoyaron el surgimiento de gobiernos de signo popular que se fueron instalando, particularmente en Sudamérica, y cambiaron los ejes del modelo de desarrollo.
Descarga aquí