LIBRO | La Ciudad de los Niños

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Los ciudadanos sufren los males de la ciudad, pero no parecen pedir, al menos de manera explícita, que la ciudad cambie. Piensan que ya no es posible, están resignados. Piden entonces que se pueda vivir al menos un poco mejor, que se reduzcan las molestias. Piden así más servicios para soportar mejor el malestar de la ciudad.
Saben que quienes más sufren son los niños, no saben cómo ayudarlos y, entonces, cada vez más a menudo, deciden no tenerlos o, lisa y llanamente, dejar de tenerlos: «¿Cómo se hace para tener niños en estas condiciones?» Quien tiene más conciencia, quien tiene más medios, deja en cambio la ciudad y se va a vivir a lugares pequeños o al campo: «¡Sólo se vive una vez!». Dos modos de huir y de manifestar impotencia y desesperación. Actitudes que dejan a la ciudad más sola y desvalida.
Pero hoy en la ciudad hay una persona importante, el alcalde; importante porque sus conciudadanos, y no su partido, le han entregado el gobierno de la ciudad. Probablemente, un alcalde puede ganar los votos para ser reelegido dando mejores servicios todavía, haciendo más soportable la ciudad, de modo que al final de su mandato sus electores puedan decir: «Hoy se está mejor que hace cuatro años» y decidan reelegirlo. Pero si un alcalde, más que en su reelección piensa en el futuro de la ciudad, en los hijos y en los nietos de sus conciudadanos, entonces debe poner en movimiento la esperanza. Debe participar en un sueño: creer que su ciudad mañana volverá a ser hermosa, sana, segura;  podrá tener a sus niños jugando en la calle otra vez. Debe comenzar pues a trabajar con su equipo de gobierno, con todos sus colegas adultos, para ver realizado el sueño de que ser niño vuelva a valer la pena. En estos últimos años, muchos alcaldes italianos y extranjeros, interpretando una necesidad de sus conciudadanos y de sus ciudades, han manifestado interés en el proyecto que presento en estas páginas. En la acogida de las propuestas, algunas de sentido común, otras atrevidas, otras provocadoras, he percibido la urgencia de una solución que las fórmulas razonables de la política y de la economía no parece que puedan aportar.
En respuesta a esta urgencia el libro nace de prisa. Después de muchas conferencias, de muchas reuniones con la comisión de gobierno municipal, de muchos coloquios, creí necesario un instrumento para continuar un debate sobre las ideas y una confrontación de las iniciativas. Me excuso por la forma directa y coloquial, las posibles repeticiones y los excesivos subrayados. Es un material de trabajo que quiere crecer y mejorar gracias a la contribución de todos aquellos que quieren reconocerlo y utilizarlo.

Libro La ciudad de los niños – Frato

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