¿Por qué cuidar la naturaleza es también proteger la salud humana?

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No tiene que ser el Día de la Tierra, para recordar y entender que debemos procurar mantener un medio ambiente sano y en equilibrio. La crisis generada por la propagación del COVID-19 a nivel global nos invita a reflexionar sobre la importancia de una naturaleza saludable, ya que como lo ha destacado WWF desde el inicio de la pandemia, existe un estrecho vínculo entre un planeta sano y personas y comunidades saludables.

Si bien todavía no comprendemos a cabalidad la totalidad de estos vínculos, es clara la interconexión entre los impactos de los seres humanos sobre los ecosistemas y la biodiversidad, y la propagación de ciertas enfermedades. En el caso de la pandemia de coronavirus, se reporta que pudo originarse en murciélagos sacrificados en mercados chinos, aunque se sospecha de un portador intermediario antes de pasar a seres humanos. También se han encontrado similitudes con coronavirus en pangolines malayos, mamíferos codiciados tanto por sus escamas, utilizadas en medicina asiática tradicional, como por su carne, por lo que se han convertido en los animales más traficados en el mundo.

Te compartimos siete datos interesantes para comprender mejor los vínculos entre la naturaleza, la salud de los seres humanos y la necesidad de impulsar acciones para estar más protegidos en el futuro.

  • Zoonosis: una amenaza creciente Se conoce como zoonosis a las enfermedades infecciosas que pueden ser transmitidas de animales a humanos. Tres cuartas partes de las enfermedades humanas provienen de otros animales y un 60% de las enfermedades emergentes ha sido transmitida por animales silvestres. Anualmente, las zoonosis causan alrededor de mil millones de casos y millones de muertes, además de una fuerte carga socioeconómica.

 

  • Naturaleza en declive Las actividades humanas han alterado tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos terceras partes del mar, dejando a cerca de un millón de especies animales y vegetales en riesgo de extinción.  El Informe Planeta Vivo 2018 de WWF, evidencia una caída global de 60% en la abundancia de poblaciones de vertebrados en sólo 40 años. Las emisiones de gases de efecto invernadero han incrementado la temperatura en un grado centígrado, en promedio, en comparación con la época preindustrial, con severos impactos. Todos estos cambios globales tienen una repercusión en la aparición o propagación de enfermedades.

 

  • Bosques sanos: un antivirus natural Los cambios en el uso del suelo, incluida la deforestación y la modificación de hábitats naturales, son responsables de casi la mitad de las zoonosis emergentes en el mundo. Particularmente, la destrucción y degradación de bosques exponen a los seres humanos a nuevas formas de contacto con microbios y las especies silvestres que son sus anfitrionas. Por ejemplo, los bosques tropicales son el hogar de millones de especies, muchas casi desconocidas para la ciencia. En medio de estas poblaciones existen virus, bacterias, hongos y parásitos innumerables. Muchos son benévolos y no pueden vivir fuera de sus anfitriones, pero algunos, como los virus de ARN, pueden mutar velozmente y adaptarse a nuevas condiciones y nuevos anfitriones.

 

  • Tráfico de vida silvestre El tráfico ilegal e incontrolado de animales silvestres vivos es una peligrosa oportunidad de contacto entre seres humanos y enfermedades. Los mercados de venta de mamíferos, aves y reptiles silvestres y domésticos, crean condiciones para el desarrollo de nuevas zoonosis y no es casual que sean el foco de diversos brotes. Por varios años WWF ha impulsado campañas contra el tráfico ilegal de vida silvestre, considerado como el cuarto mercado clandestino más lucrativo del mundo, con ganancias que van entre los siete mil a 23 mil millones de dólares al año. Si bien ha habido anuncios para su freno por parte de algunos países, como China, es clave generar una respuesta global para acabar con el tráfico ilegal y cerrar mercados no regulados de vida silvestre.

 

  • Un planeta, Una Salud Los intentos por reducir las poblaciones de especies anfitrionas y vectores para controlar o prevenir zoonosis, que han incluido medidas como uso excesivo de insecticidas o el sacrificio de animales domésticos infectados han demostrado no ser la solución. Se ha evidenciado la resistencia adquirida por insectos y otros vectores a insecticidas y otros químicos, además de cambios inesperados en la ecología de las poblaciones de especies anfitrionas, impactos colaterales sobre especies inocuas y otras consecuencias negativas e inesperadas para los ecosistemas. Ante esto, se promueve el concepto estratégico de “One Health” (Una Salud), el cual propone un enfoque multidisciplinario y colaborativo, que reconoce la forma en que la salud humana está estrechamente vinculada a la salud ambiental y la de otros animales.

 

  • Chile: hantavirus y biodiversidad Los hantavirus son una familia de virus transmitidos principalmente por roedores, que pueden ocasionar síndromes hemorrágicos pulmonares y renales. La pérdida de biodiversidad contribuye a propagarlos: varios investigadores han determinado que una alta diversidad de especies de roedores limita la población de las especies portadoras y, en consecuencia, la cantidad de infecciones entre humanos. Asimismo, la intervención de áreas silvestres y la intromisión humana en estas zonas, facilita los brotes. En América, los hantavirus causan enfermedades pulmonares importantes que resultan fatales en más de uno de cada tres casos. En Chile, el hanta se transmite por el llamado ratón colilargo (Oligoryzomys longicaudatus), roedor silvestre que alberga la cepa Andes del hantavirus, la cual también se puede transmitir de persona a persona, pero con un mecanismo de baja eficiencia. Se han presentado casos de la enfermedad entre las regiones de Coquimbo y Aysén, con 70 contagiados en 2019, de los cuales 17 fallecieron.

 

  • Virus en equilibrio Los virus son considerados “organismos al borde de la vida”, ya que si bien cuentan con material genético, se reproducen y evolucionan, no son capaces de reproducirse autónomamente y siempre requieren una célula anfitriona. Sin embargo, a nivel ecológico desempeñan una labor esencial al regular las poblaciones de especies portadoras y garantizar su balance dentro de los ecosistemas del planeta. Un virus en equilibrio con la especie mediante la cual ha evolucionado no causa muertes excesivas, ya que la muerte del portador implica la muerte del propio virus. Cuando ocurre un cambio sustancial en el virus y éste se vuelve capaz de infectar una nueva especie, este balance se pierde.

Artículo publicado por WWF

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