La reestructuración productiva iniciada en la década de 1970 implicó la incorporación de mayor variedad de materias primas a la producción industrial, lo cual extendió de manera creciente los territorios de interés para el capital transnacional hacia regiones que hasta entonces habían permanecido al margen del mercado. En América Latina, esos espacios están habitados fundamentalmente por poblaciones indígenas y campesino-indígenas. Un alto porcentaje de recursos naturales se encuentran en esos territorios y por ello muchos de los conflictos generados por las concesiones otorgadas para la extracción de materias primas involucran a dichos grupos.
Generalmente, la discusión acerca de las luchas contra el extractivismo se centra en las formas organizativas y las estrategias políticas de los movimientos.
Sin pasar por alto esa dimensión, en este libro nos proponemos enfocar el debate, sobre todo, en las particularidades de los actores de esas luchas y su condición de sujeto colectivo, así como en el modo de funcionamiento de sus comunidades.
Existen otros abordajes del problema, como el enfoque neoinstitucionalista de Elinor Ostrom y otros cercanos, los cuales no se centran en los conflictos, sino en las relaciones que, con la mediación del Estado, se establecen entre las comunidades afectadas por el despojo (que ocurre debido al asentamiento de proyectos productivos de empresas transnacionales en territorios indígenas) y las propias empresas. Tales abordajes analizan los procesos de negociación desarrollados por organizaciones no gubernamentales (ONG) que buscan reducir el conflicto entre las comunidades y las grandes empresas extractivas, así como dar continuidad a los proyectos de explotación de interés privado y gubernamental.
PROCESOSDERECONSTITUCINwebfinal