De acuerdo al informe, si no se reducen las emisiones al 2030, el planeta será inhabitable al 2050.
El desafío es bajar las emisiones de carbono drásticamente al 2025, es decir en 3 años. El peligro son olas de calor y tormentas extremas. Estas advertencias no son planteamientos para un futuro cercano, sino inmediato. El mayor desafío de la sociedad global es la emergencia climática, el último reporte 2022 entregado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) puso como fecha límite el 2025 para que las emisiones de CO2 lleguen a su máximo histórico. Posterior a la fecha, los gases de efecto invernadero deberían de caer precipitadamente.
Si no ocurre esta caída, es muy poco probable que el planeta sea habitable para el 2050. Ni más ni menos. La alarma que pone la agrupación, no es reciente. Muy al contrario, desde la edición anterior, el informe responsabiliza inequívocamente a los seres humanos por la catástrofe ecológica que se aproxima. Pero, todavía más, el informe anterior dio como una sentencia segura que los cambios provocados por la humanidad son irreversibles, por lo que sus efectos y secuelas durarán siglos y milenios.
Es un hecho y no exageración
El reporte del IPCC 2022 demostró que hablar en futuro no nos garantiza un planeta habitable. De hecho, no frenarse en seco al uso de gases nocivos para la atmósfera, es poco probable que nuestra especie, entre las muchas que dependen del equilibrio de la biosfera, supere el filtro biológico de las condiciones climáticas.
De acuerdo al reporte, si no caen las emisiones de carbono luego de la fecha límite 2025, la humanidad se enfrentará a olas de calor extremo incontenibles, incendios forestales avasalladores, huracanes devastadores y sequías cada vez más duras y prolongadas. Estas conclusiones provienen de más de 18 mil artículos y publicaciones científicas en torno a la crisis climática que el panel ha reunido. Por otra parte, la demanda de recursos naturales que exigirá el crecimiento de la población global, simplemente no será sostenible.
Y aunque las predicciones podrían tomarse como una exageración, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, fue enfático al determinar que “esto no es un escenario de ficción”.
“Es hora de que dejemos de quemar nuestro planeta y empecemos a invertir en las abundantes energías renovables que nos rodean” António Guterres.
Pese a su llamado enérgico, los planes de diversos países en el mundo siguen apostando por energías no renovables. Incluso más, parecen tener más interés en el desarrollo económico a partir de la explotación de combustibles fósiles, o la destrucción definitiva de la Amazonía en su territorio.
¿Es posible detener el avance de la crisis climática?
El panorama actual, según demuestra el informe IPCC 2022, es prácticamente imposible detener el avance de la crisis climática. Contrario a ello, los científicos involucrados en el estudio apuestan más bien a mitigar los efectos irreversibles que esta tendrá en la humanidad y las especies habitantes del planeta.
Si bien es cierto que el crecimiento de las emisiones ha variado, indicado en el capítulo 2 del informe, “persisitió en todos los grupos de gases de efecto invernadero”. Por eso las Naciones Unidas insiste en la necesidad urgente de que las emisiones se desplomen de manera profunda y definitiva:
“(…)Reducir sustancialmente el uso de combustibles fósiles, ampliar el acceso a la electricidad, mejorar la eficiencia energética y aumentar uso de combustibles alternativos, como el hidrógeno” señala la ONU.
En un escenario lejano en el que efectivamente cayeran las emisiones de carbono después del 2025, los efectos que ya tenga la crisis climática global no podrán ser erradicados, son definitivos. Al contrario, obedeciendo la tendencia de consumo que tenemos los seres humanos, lo más probable es que los daños podrán revertirse en siglos.
La letanía de promesas climáticas sin cumplir
Si bien el conocimiento popular entiende la crisis climática del planeta como un “fin del mundo”, la verdad es que gozamos de un espacio excepcional en el universo. Las condiciones de vida en el planeta que nos permiten habitarlo, se repiten pocas veces en el cosmos. Aún más, las oportunidades para habitar otros planetas actualmente son ínfimas.
Pese al entusiasmo de algunos multimillonarios de lanzar estaciones espaciales comerciales, o colonizar otros planetas, esta no es una realidad extensible a la población mundial en la actualidad. La verdad es que menos del 1% de la población podría acceder a ellas. De cualquier forma, Marte sigue siendo un hábitat polvoriento e inhóspito para la vida como la conocemos en la Tierra. En este sentido, Guterres definió el informe del IPCC 2022 como “una letanía de promesas climáticas incumplidas”. La brecha entre las buenas intenciones y la realidad se hace cada vez más amplia -y las consecuencias de esta falta de compromiso ya son irreversibles. Lo que nos queda, en presente, es garantizar que al menos tengamos un lugar ecológicamente habitable para vivir.