Cómo los ‘Homo sapiens’ hacían ropa hace 39.000 años

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Soporte y réplica para hacer ropa./Francesco d’Errico y Luc Doyon.
Los “Homo sapiens” usaban por ejemplo un hueso como soporte para perforar la piel con buriles

UB Un grupo de investigadores liderados por Luc Doyon, de la Universidad de Burdeos, entre ellos Montserrat Sanz y Joan Daura, de la Universidad de Barcelona, han revelado el descubrimiento de un apoyo para perforar el cuero. Se ha encontrado en el yacimiento de Canyars, en Gavà. Este soporte es el fragmento de un hueso coxal de mamífero, probablemente de un caballo o un gran bóvido, en cuya superficie se observan 28 perforaciones hechas, según el análisis microscópico y las réplicas experimentales, con buriles líticos. La distribución de estas perforaciones sugiere que el objetivo era dar una puntada lineal consistente en, como mínimo, diez agujeros equidistantes con una media de cinco milímetros entre cada uno. Asimismo, en la superficie ósea se observan otras cinco marcas de perforación, cada una de las cuales produce dos o tres agujeros. Su morfología, orientación y disposición hace descartar la posibilidad de que fuesen elementos decorativos o registros de información numérica. Los arqueólogos argumentan que la explicación más plausible es que se produjeran durante la fabricación o reparación de artículos de cuero.

Los punzones de huesos ya estaban documentados en África del Sur —datos de hace unos 73.000 años— y en yacimientos de neandertales tardíos en Europa, pero nada hace pensar que se utilizaran para perforar el cuero. «Lo que se ha encontrado ahora por primera vez es la evidencia de la utilización de los buriles para perforar la piel; es decir, en el hueso de Canyars ha quedado la huella de esta actividad. A partir de la forma de las perforaciones, así como de la distancia entre ellas, junto a todo el trabajo experimental, podemos afirmar que tenían la tecnología suficiente para perforar la piel y así elaborar trajes ajustados, zapatos, tiendas…», explica Montserrat Sanz.

La manufactura de ropa ceñida fue fundamental para la supervivencia de las poblaciones del Paleolítico que vivían en ambientes de clima frío. Sin embargo, se dispone de muy poca información sobre las herramientas y técnicas utilizadas para hacer ropa ajustada antes de la invención de las agujas de coser hechas de hueso. Estas agujas, que tradicionalmente los arqueólogos equiparan la aparición de ropa ajustada, no son suficientemente resistentes para perforar repetidamente el cuero grueso, por lo que debían utilizarse principalmente para coser ropa interior fina, la cual aumentaba las propiedades de aislamiento térmico de la ropa. Además, son relativamente recientes: las primeras aparecieron en Siberia y en el norte de China hace entre 45.000 y 35.000 años, mientras que en Europa lo hicieron hace unos 26.000 años. Esto planteaba la pregunta de qué herramientas y técnicas utilizaban los grupos prehistóricos para hacer ropa ajustada antes de la invención de las agujas de coser.

Los restos arqueológicos hallados en el yacimiento, atribuidos al período Auriñaciense, y las dataciones por radiocarbono obtenidas indican que la técnica de perforación observada la utilizaban hace 39.600 años los humanos modernos que vivían en la costa este de la península Ibérica. Así pues, el estudio revela que, 14.000 años antes de la introducción de las agujas de coser en Europa, los cazadores-recolectores paleolíticos podían fabricar artículos de cuero ajustados y utilizarlos durante los rigurosos episodios climáticos. Este descubrimiento proporciona nuevos datos esenciales para comprender las prácticas de costura paleolíticas –de otra forma inaccesibles–, mediante el estudio de las herramientas empleadas para perforar la piel.

«El yacimiento de Canyars se corresponde con un momento climático frío; de hecho, corresponde a un momento de máxima rigurosidad climática, con temperaturas más bajas y aridez. Por este motivo, la confección de prendas de vestir ayudó a las poblaciones humanas a soportar las bajas temperaturas», explica Joan Daura. Las excavaciones en el yacimiento han ido a cargo del Servicio de Arqueología y Paleontología de la Generalitat de Cataluña y del Ayuntamiento de Gavà.

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