Este invierno, Chile está enfrentando una inusual ola de calor que ha dejado sin nieve a algunas áreas de la cordillera de Los Andes y ha llevado a localidades del centro, como Vicuña, a alcanzar temperaturas de hasta 37 grados centígrados en pleno agosto.
La Dirección Meteorológica de Chile ha emitido una Advertencia Agrometeorológica por altas temperaturas debido a una “dorsal cálida” que afecta a tres regiones del centro: Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana.
Al norte, la región de Coquimbo, está siendo la más afectada, especialmente en la zona precordillerana, donde la nieve escasea y se han registrado hasta 30 grados centígrados durante las horas centrales del día. Un récord se marcó en la localidad de Vicuña, ubicada a 530 kilómetros al norte de Santiago, con una temperatura de 37°C el miércoles, siendo la segunda temperatura más alta en invierno en la historia de Chile, después de los 37,3°C registrados en Copiapó en agosto de 1951.
Incluso en Santiago, donde la población ha dejado momentáneamente los abrigos, los termómetros podrían alcanzar los 25°C este fin de semana, casi 10 grados más de lo que es habitual para esta época del año.
Los expertos están alertando sobre las consecuencias de la falta de nieve, advirtiendo que podría afectar el suministro de agua en verano, especialmente en la capital, y aumentar el riesgo de incendios forestales debido a las altas temperaturas invernales.
La ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, señaló en Twitter que tanto la ola de calor en Chile como la que se está viviendo en zonas del hemisferio norte son resultado de la “superposición” del calentamiento global debido al cambio climático y el fenómeno de El Niño. Rojas recordó la importancia de reducir la dependencia de los combustibles fósiles para combatir este problema y destacó que Chile se ha comprometido a ser carbono neutral y resiliente al clima para el año 2050.
Sudamérica está enfrentando una extensa sequía que ha persistido durante años, afectando sectores como la agricultura en países como Chile y Argentina, con reducción de cosechas y pérdida de tierras fértiles.
El climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero, ha mencionado que este tipo de olas de calor no eran comunes hace 20 o 30 años, pero ahora se han vuelto mucho más frecuentes, lo que resalta la importancia de tomar medidas frente al cambio climático.