Científicos reconstruyen una canción de Pink Floyd a partir de señales cerebrales

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Un grupo de neurocientíficos pudo recrear ‘Another Brick in the Wall, Part 1’ utilizando Inteligencia Artificial para decodificar la actividad eléctrica del cerebro

Un grupo de neurocientíficos ha reconstruido ‘Another Brick in the Wall, Part 1’, canción que Pink Floyd publicó en 1973, utilizando Inteligencia Artificial para interpretar las señales eléctricas del cerebro y convertirlas en una versión reconocible del tema.

Un nuevo estudio publicado este martes en la revista científica PLOS Biology analizó los datos de 29 personas que escucharon la canción durante una cirugía de cerebro y estaban siendo monitoreadas por riesgo de epilepsia. A medida que los participantes escuchaban el corte de The Wall, en diferentes regiones de sus cerebros, los electrodos ubicados en sus superficies registraron actividad eléctrica que estaba sincronizada con elementos musicales. Así, los investigadores pudieron entrenar un modelo de IA para decodificar los datos y reproducir los sonidos de la canción.

De acuerdo con los resultados del estudio, a pesar de presentar distorsión, la versión reconstruida era reconocible y algunas palabras como “all”, “was” y “just a brick” pudieron ser capturadas.

Aunque esta tecnología aún se encuentra en sus primeras etapas, podría ofrecerle a las personas que han perdido la capacidad del habla –bien sea por un derrame o cualquier otra lesión– la posibilidad de comunicarse en una manera que posea un patrón rítmico y refleje sus emociones. “En lugar de decir un robótico, ‘Te-a-mo’, puedes decir, ‘¡Te amo!’”, le explicó Robert Knight, neurocientífico de la Universidad de California y uno de los autores de la investigación, a la revista Scientific American.

 

Cuando se le preguntó por qué razón el equipo eligió ‘Another Brick in the Wall, Part 1’ de Pink Floyd, el principal autor, Ludovic Bellier, contestó: “La razón científica, que es mencionada en el estudio, es que esa canción posee varias capas. Contiene acordes complejos, diferentes instrumentos y ritmos diversos que la hacen interesante a la hora de analizarla”.

“La razón menos científica podría ser que simplemente nos gusta Pink Floyd”, añadió el neurocientífico.

Vía Rolling Stone

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