Por César Astete, Director de las Campañas de Pesca de Oceana
Los océanos cubren cerca del 70% de la superficie de la tierra, albergando una maravillosa diversidad de ecosistemas marinos y especies que, paulatinamente, comenzamos a entender y a conocer. Sumado a lo anterior, estos enormes cuerpos de agua son los que influyen, mediante sus corrientes, en las condiciones meteorológicas del planeta a través de su capacidad de absorber el calor, transmitirlo a la atmósfera y distribuirlo por todo el mundo a partir de las corrientes oceánicas. De la misma forma, los océanos son proveedores de una de las principales fuentes de proteína para la población mundial.
Son cerca de 60 millones de personas que dependen de los océanos para su sustento diario en las actividades de pesca y acuicultura, mientras que más de 3 mil millones dependen de ellos para obtener una fuente de proteína.
Sin embargo, los océanos del mundo siempre presentan amenazas o están propensos a una serie de abusos, como la sobrepesca y la pesca ilegal, por señalar algunos. En Chile estas malas prácticas también se han materializado. Para ejemplificarlo podríamos hablar ampliamente de la sobrepesca a la cual fue sometido el jurel durante cerca de dos décadas, o bien de las constantes declaraciones de existencia de actividad ilegal en la actividad alguera de la zona norte del país.
Ante esto, cabe preguntarnos: ¿cómo podemos mejorar el cumplimiento normativo y disminuir la sobrepesca y la pesca ilegal de forma inteligente? Y ¿cómo protegemos de manera moderna nuestros océanos para su sostenibilidad?.
Frente a estas interrogantes, la transparencia y la tecnología se convierten en aspectos centrales en la gobernanza y en la conservación de los océanos. Por una parte, la transparencia como factor de equidad cuando hablamos de actividades económicas que se centran en bienes comunes y que provienen de la naturaleza; y por otra, la tecnología como herramienta para mejorar los análisis y medidas de los estados en la gestión del océano.
En esta dirección, en 2018 Oceana en Chile trabajó para poner en práctica un sistema de análisis de datos que pudiera colaborar en materias de manejo y fiscalización, pero que conjugara de buena forma transparencia y tecnología. Este sistema es Global Fishing Watch (GFW).
GFW es una plataforma de acceso libre, creada en 2016, que reúne datos que, mediante la utilización de herramientas tecnológicas de inteligencia artificial o imágenes satelitales, permite visualizar en un mapa la operación pesquera mundial casi en tiempo real.
Para lograr que esto se concretara en Chile, Oceana tuvo que, en primer lugar, apoyar en el proceso legislativo para que toda la información emanada del sistema de posicionamiento satelital que tenía la flota chilena mediante el Vessel Monitoring System (VMS), fuera pública de forma activa. Es decir, que todos los meses el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) publicase la información en su sitio web.
Para los que no saben, en Chile todas las embarcaciones de pesca industrial y las artesanales, de 15 a 18 metros de largo en cualquier pesquería, y de 12 a 18 metros de largo en el caso de pelágicos pequeños como la sardina común y la anchoveta, tienen la obligación de poseer un VMS. En total, las embarcaciones que poseen este sistema son cerca de 800 entre artesanales e industriales.
Cumplido con disponer de los datos públicamente, se generó la vinculación entre Sernapesca y GFW para que el reporte mensual de las embarcaciones pudiera ser cargado a esta gran data, logrando con ello monitorear en tiempo real las embarcaciones, integrar la flota nacional con VMS a la internacional que utiliza AIS (otro sistema de posicionamiento), observar rutas de navegación, zonas de pesca, lances de pesca, entre otros.
Gracias a ello, el uso de GFW ha permitido avanzar en el conocimiento de la actividad pesquera, identificando tracks de navegación, tiempo de operación por arte o aparejo de pesca, medidas de manejo espacial de pesquerías, fiscalización de zonas de pesca y el resguardo de las áreas marinas protegidas.
En resumen, la adopción de GFW en Chile no solo ha ayudado a promover la transparencia y el monitoreo efectivo de las actividades humanas en el océano, sino que también deja a nuestro país en una posición favorable para abordar los desafíos que se vienen en el marco de la transparencia pesquera.
Durante 2022, una serie de organizaciones de la sociedad civil, entre las que se cuenta a Oceana, se reunieron para la creación de la Coalición Mundial para la Transparencia Pesquera, la que sirve como plataforma internacional de articulación de la sociedad civil y cuyo objetivo es que los Estados mejoren la transparencia y la rendición de cuentas en la gobernanza marina. Para ello se han establecido 10 principios que durante este año iremos analizando y que seguramente promoverá el avance de Chile en transparencia pesquera.