Los árboles más antiguos ayudan a proteger una especie en peligro de extinción

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Los árboles viejos son refugios de vida.

Los árboles más viejos del bosque ayudan a evitar la desaparición de especies en peligro de extinción en el medio natural, según un estudio liderado por la Universidad de Barcelona. Este caso es el del liquen de los lobos —amenazado en todo el continente europeo—, que ahora encuentra refugio en los árboles más longevos en la alta montaña de los Pirineos. Este trabajo revela por primera vez el decisivo papel de los árboles más antiguos en la conservación de otros seres vivos gracias a su fisiología tan característica y singular.

Conservar los árboles más viejos de los bosques será imprescindible para proteger la biodiversidad en los ecosistemas forestales, cada vez más afectados por el impacto del cambio global, alerta el nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences USA (PNAS). El trabajo está firmado por los expertos Sergi Munné-Bosch y Ot Pasques, de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio).

Cuando los árboles viejos son refugios de vida

El liquen de los lobos (Letharia vulpina) es una especie de distribución muy reducida que tiene prevalencia en los bosques maduros y los árboles más longevos. Originaria del continente americano, también se ha localizado en territorio europeo y peninsular, en áreas de media y alta montaña. Ahora, los autores han descubierto que la presencia de este liquen en los Pirineos está asociada a los árboles más longevos, en concreto en el pino negro (Pinus uncinata).

Abies magnifica repleta del Liquen de los Lobos (Letharia vulpina) en Parque Nacional de Yosemite (California, USA) 

«Estos árboles viejos se encuentran en los sitios más aislados, crecen sobre rocas con muy poco sustrato y muestran características muy singulares de estructura y composición. Concretamente, el pino negro puede incluso vivir más de un milenio, y su decadencia sería el factor más importante que facilitaría la presencia del liquen», detalla el catedrático Sergi Munné-Bosch.

«Paradójicamente, cuando peor se encuentran estos árboles, más útiles son para el ecosistema (conservación de líquenes). Es decir, cuanto menos importantes podrían parecer como individuos debido a su decadencia, más lo son para todo el ecosistema», apunta Munné-Bosch, citado como uno de los expertos más influyentes del mundo en la lista de Clarivate Analytics de 2023.

El mejor hábitat para la supervivencia del liquen L. vulpina son los árboles más antiguos del bosque, apuntan los autores. «En el caso de los árboles centenarios y milenarios, la simplicidad en su desarrollo, el crecimiento modular que les permite responder mejor a lesiones y daños, y la alta tolerancia a las condiciones extremas (estrés hídrico, temperaturas extremas, etc.) son factores que explicarían su gran longevidad en el medio natural», detalla el experto Ot Pasques, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del IRBio.

«Los árboles tienen límites de supervivencia en condiciones extremas, pero pueden sobrevivir con pocos recursos de agua y nutrientes. Así consiguen sobrevivir a condiciones extremas y ser más longevos, gracias al crecimiento modular y a la compartimentación de los daños que les puedan afectar», apunta Munné-Bosch. «El crecimiento lento, que está asociado a respuestas al estrés —como el frío típico de alta montaña o la sequía, cada vez más frecuente en verano—, también favorece el carácter longevo de estos árboles».

Los árboles más majestuosos, amenazados por la huella humana

La longevidad es una de las claves biológicas que explicaría las funciones ecológicas únicas de los árboles, que hacen esencial la protección de especies y de los árboles más antiguos en las regiones más aisladas de la montaña. «Todos los individuos de una población son imprescindibles no solo para su población y especie en particular, sino para todo el ecosistema global. Todo está estrechamente interconectado, e incluso la decadencia y la muerte de los árboles tiene un rol esencial para conservar la biodiversidad y los ecosistemas», detalla Munné-Bosch.

Estos gigantes de los bosques están amenazados por la huella humana, en especial por la tala de los árboles. «Las condiciones ambientales no son un problema para estos árboles, pero por desgracia sí lo somos nosotros como especie. Solo desde un profundo respeto hacia la naturaleza y la vida de los otros seres vivos podremos conservar la longevidad tan extraordinaria de estos árboles. Y tal como hemos constatado en este estudio, esto será también decisivo para preservar toda la biodiversidad tal y como la conocemos actualmente», concluyen los investigadores.

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