El equipo de García Cegarra ya había documentado cómo estas orcas se valían de los barcos pesqueros para cazar leones marinos. Recientemente, observaron algo inédito: las orcas cazando con éxito delfines oscuros y compartiendo la presa entre los miembros de la manada. Este nuevo hallazgo puede ofrecer pistas clave sobre cómo estas orcas están relacionadas con otras poblaciones en el hemisferio sur, lo que podría ser crucial para su conservación.
“Observar a las orcas en su hábitat natural es complicado debido a que son depredadores marinos que recorren grandes áreas”, explica García Cegarra. “No obstante, estudiar su papel en el ecosistema es vital para proteger a esta población poco estudiada en la corriente de Humboldt”.
Dieta y ecotipos: claves para su comprensión
Las orcas tienen una dieta extremadamente diversa, aunque no todas consumen los mismos tipos de alimentos. Las diferentes poblaciones de orcas pueden clasificarse en ecotipos, definidos por sus preferencias alimentarias, comportamientos acústicos y rasgos genéticos. En el hemisferio sur, se conocen cinco ecotipos, con algunas orcas, como el Tipo A y Tipo B1, que se especializan en cazar mamíferos marinos, mientras que otras prefieren los peces.
Comprender la dieta de las orcas de la corriente de Humboldt es crucial para ubicar a esta población dentro del contexto más amplio de las orcas del hemisferio sur. El equipo de investigación ha estado utilizando datos de ciencia ciudadana, recopilados durante avistamientos de ballenas y desde barcos pesqueros, junto con encuestas sistemáticas propias y grabaciones de drones. Este esfuerzo ha permitido observar, por primera vez, a la manada de orcas Menacho cazando delfines oscuros, un comportamiento nunca antes documentado en esta región.
Una de las imágenes más sorprendentes muestra a la líder del grupo, nombrada como “Dakota”, lanzando un delfín oscuro al aire durante la caza. Este comportamiento sugiere que las orcas de esta área podrían pertenecer al ecotipo Tipo A, el cual se especializa en mamíferos marinos. Sin embargo, aún quedan detalles pendientes por resolver, como el hecho de que sus manchas oculares son más pequeñas que las típicas de las orcas Tipo A, y no se las ha visto interactuar con otras orcas de ese mismo tipo en la Patagonia.
“Nos encantaría poder tomar muestras de biopsias para obtener datos genéticos”, explica García Cegarra. “Aún no tenemos información genética de las orcas en esta región del Pacífico sudoriental, lo que sería clave para comprender sus vínculos con otras poblaciones”. Sin embargo, la gran inteligencia y naturaleza esquiva de estas orcas ha dificultado los esfuerzos por obtener estas muestras.
Un comportamiento cooperativo: compartir la caza
Además de sus habilidades de caza, las orcas del grupo Menacho también demostraron un comportamiento cooperativo al compartir su comida. Este tipo de comportamiento ha sido documentado en otras poblaciones de orcas, que a menudo reparten el botín de la caza entre los miembros de la manada. En este caso, se observó a las hembras compartiendo la carne del delfín con sus parientes más cercanos, lo que es consistente con las dinámicas de caza cooperativa vistas en otras orcas del ecotipo Tipo A.
“A pesar de los avances, aún hay muchas incógnitas sobre esta población de orcas”, subraya García Cegarra. “Ver a crías recién nacidas es alentador, pero no sabemos cuál es su tasa de supervivencia”.
La ciencia ciudadana ha sido fundamental para rastrear a estas orcas a lo largo de la costa norte de Chile, pero muchos avistamientos ocurren de manera fortuita, lo que subraya la necesidad de un monitoreo más riguroso. Con más estudios y la colaboración continua, se espera poder desentrañar los misterios que rodean a esta singular población de orcas y asegurar su protección en el futuro.