La palma chilena (Jubaea chilensis), una especie emblemática y única en su tipo por ser la palma más austral del mundo, se encuentra en un estado crítico. Principalmente concentrada en la Región de Valparaíso, donde sobreviven más de 62 mil ejemplares, su población ha sufrido una alarmante disminución desde el siglo XVI, cuando contaba con más de 5 millones de ejemplares. Hoy, apenas quedan 120 mil individuos, y la proyección de extinción es inminente, según un estudio reciente del Instituto de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), liderado por los profesores Francisco Fonturbel, Sebastián Cordero y Francisca Gálvez.
Uno de los principales factores que amenazan a esta especie es la interrupción del proceso de dispersión de semillas, esencial para su reproducción y regeneración. Este proceso crítico, como lo señala el Dr. Fonturbel, es clave para evitar la competencia entre individuos de la misma especie y fomentar la diversidad genética, lo que a su vez mejora las probabilidades de supervivencia de la palma. Sin embargo, diversas presiones antropogénicas, como la introducción de roedores exóticos y la depredación por conejos, están devastando la regeneración de las palmas.
Uno de los sitios más afectados es el Palmar de El Salto, en Viña del Mar, donde la cercanía a centros urbanos y el impacto de la urbanización, sumado a la depredación por animales domésticos, ha generado una severa disminución de nuevas plántulas. Esta situación ha llevado a los investigadores a proponer una revisión de la categoría de conservación de la especie, recomendando que pase de “vulnerable” a “en peligro crítico”, dado el envejecimiento de la población y la falta de regeneración natural.
El cambio de categoría sería un paso importante, ya que, según los académicos, permitiría enfocar recursos y esfuerzos en planes de conservación que frenen la extinción. No obstante, el Dr. Fonturbel aclara que esta medida, aunque necesaria, no es suficiente por sí sola. “Es un llamado de atención a las autoridades y la sociedad sobre la gravedad del problema”, señala.
Entre las propuestas para revertir este oscuro escenario se encuentran la implementación de mallas de exclusión para reducir la herbivoría de conejos sobre las plántulas y el aumento de la reforestación con ejemplares jóvenes de al menos cuatro años, que son menos vulnerables a los daños por animales. Estas acciones coordinadas podrían dar una oportunidad a la Jubaea chilensis para sobrevivir y recuperar su lugar en los paisajes chilenos, evitando su desaparición definitiva.
