Estudio revela la acoplamiento neuronal y emocional entre perros y humanos cuando se miran

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El lazo entre los seres humanos y los perros es reconocido durante siglos, pero la ciencia sigue descubriendo aspectos sorprendentes de esta relación. Investigaciones recientes sugieren que cada vez que un perro mira a su tutor, ambos pueden experimentar una sincronización cerebral, es decir, un fenómeno de actividad neuronal coordinada que podría explicar por qué los humanos sentimos un apego tan profundo por estos animales. Este descubrimiento abre una puerta a comprender los vínculos emocionales de una manera que hasta ahora solo se había explorado entre humanos.

Un estudio de la Academia China de Ciencias de la Universidad de Pekín y que fue publicado en la revista Advanced Science destaca que esta conexión se produce a través de la sincronización de ondas cerebrales en ambas especies cuando comparten una interacción visual. Este fenómeno es una actividad neuronal que se alinea de forma similar cuando los perros y los humanos se observan directamente, particularmente en las áreas del cerebro asociadas a la percepción de emociones y la vinculación social. Los investigadores resaltan que esta es una prueba más de que los perros son capaces de interpretar las emociones humanas y reaccionar en consecuencia, un rasgo distintivo de su evolución junto a nosotros.

El equipo llevó a cabo el experimento con el apoyo de una tecnología de electroencefalografía portátil (EEG) no invasivo, que mide las ondas cerebrales de los perros y sus dueños en tiempo real. A diferencia de estudios anteriores, en esta investigación los perros participaron sin restricciones, lo que permitió observar su respuesta neuronal en un entorno más natural y espontáneo. Los resultados mostraron que, al mirarse mutuamente, ambos cerebros exhibían un notable nivel de sincronización en áreas clave, sobre todo las asociadas a la emoción y la atención.

Esta sincronización cerebral parece ser más fuerte cuando los humanos y los perros tienen una relación afectiva previa, como suele suceder con las mascotas en un hogar. Según los científicos, esto se debe a que la interacción repetida entre ambos genera un proceso de aprendizaje emocional, donde cada especie adapta sus respuestas a las señales del otro. Es como si, de alguna forma, sus cerebros se “entrenaran” para funcionar en sintonía, permitiendo una comunicación no verbal muy poderosa.

El hallazgo tiene implicancias significativas en el campo de la neurociencia y la psicología animal, ya que evidencia que los perros tienen una capacidad mucho más desarrollada para interpretar las intenciones y emociones de los humanos. Estudios anteriores habían demostrado que la mirada entre humanos activa la producción de oxitocina, también conocida como la “hormona del amor”. Este nuevo descubrimiento sugiere que, al mirar a sus dueños, los perros también experimentan algo similar, lo que refuerza el apego y la comprensión mutua.

La capacidad de sincronización cerebral entre especies no se limita solo a los perros y los humanos. En otros estudios, se ha encontrado que los delfines, los primates e incluso algunos pájaros pueden sincronizar su actividad cerebral en contextos sociales, aunque esta capacidad es menos común entre especies que no comparten un pasado evolutivo y emocional tan cercano como el de humanos y perros.

Con el avance de la tecnología en neurociencia aplicada a animales, los expertos esperan continuar profundizando en cómo los lazos entre especies pueden moldear nuestras propias emociones, y cómo comprender estos vínculos puede ayudarnos a mejorar la convivencia y el bienestar de nuestras mascotas. Este conocimiento también podría abrir nuevas áreas de estudio en el tratamiento de la salud mental en humanos, ya que la interacción con los perros se ha comprobado beneficiosa para reducir el estrés y la ansiedad.

Este estudio aporta evidencias de cómo los perros no sólo son animales de compañía, sino verdaderos compañeros capaces de conectar con nosotros en un nivel profundo y neuronal. De acuerdo a lo que explican los autores del estudio, cuando miramos a nuestro perro y él nos devuelve la mirada, no es solamente un acto de comunicación superficial, sino un reflejo de una profunda sincronización que nuestros cerebros reconocen de manera innata.

https://doi.org/10.1002/advs.202402493

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