El primer ámbar descubierto en la Antártica revela la existencia un bosque tropical en el Cretácico

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El ámbar antártico revela un clima tropical en el Cretácico, similar al de Nueva Zelanda (Johann P. Klages)

 

Por primera vez, se ha descubierto fragmentos de ámbar en la Antártica, un hallazgo que arroja luz sobre el ecosistema del continente durante el período Cretácico medio. El descubrimiento de este ámbar —datado entre 83 y 92 millones de años—  fue publicado en Antarctic Science, su relevancia es tal, porque marca la primera evidencia de ámbar en el continente más frío del mundo, arrojando luz sobre un ecosistema que en el período Cretácico albergaba una selva tropical similar a las actuales de Nueva Zelanda o la Patagonia.

Implicancia y características

El ámbar, una resina fósil, se ha encontrado en todos los continentes excepto en la Antártica hasta este hallazgo. Su análisis puede ofrecer pistas sobre las plantas que vivieron en esta región hace más de 100 millones de años, en un clima mucho más cálido y con un entorno dominado por bosques. Estos hallazgos también resaltan cómo las condiciones climáticas extremas del pasado contrastan con el clima helado actual, proporcionando contexto para estudios sobre cambio climático y biología evolutiva.

El ámbar antártico tiene el potencial de contener restos orgánicos como microbios o fragmentos de plantas, lo que abre nuevas puertas para reconstruir ecosistemas del Cretácico en el hemisferio sur y enriquecer nuestro entendimiento de la biodiversidad y la geografía histórica del planeta. Diminuto y con tonalidades entre amarillo y naranja, preserva rastros de resina producida por árboles de coníferas adaptados a inviernos polares con meses de oscuridad. Estas plantas probablemente desarrollaron mecanismos de dormancia para sobrevivir las condiciones extremas.

Científicos hallaron ámbar en Antártida, retando las percepciones comunes del continente gélido (Klages et al., Antarctic Research, 2024)

El análisis del ámbar antártico refuerza la idea de que las condiciones climáticas en el Cretácico eran radicalmente diferentes. Las temperaturas cálidas y la alta concentración de dióxido de carbono en la atmósfera permitieron el crecimiento de extensos bosques, aunque también propiciaron incendios frecuentes, como lo demuestran los depósitos volcánicos asociados al ámbar.

Clima Tropical en la Antártica
Durante el Cretácico, la Antártica era parte del supercontinente Gondwana, y su ubicación más septentrional contribuía a un clima tropical húmedo. Este ambiente permitió la existencia de un ecosistema diverso, en contraste con su paisaje actual cubierto de hielo. El hallazgo de ámbar en la Cuenca de Amundsen, sumado a fósiles de raíces y polen, ayuda a reconstruir cómo la vida floreció en este entorno único.

Perspectivas Futuras
Este descubrimiento abre nuevas líneas de investigación sobre la evolución de los ecosistemas en climas extremos y su relación con los cambios climáticos globales. Los científicos buscarán analizar en detalle los fragmentos de ámbar para encontrar posibles inclusiones biológicas y determinar si los incendios forestales afectaron significativamente este antiguo bosque.

El hallazgo del ámbar antártico no solo aporta evidencia sobre el pasado climático del planeta, sino que también ofrece valiosas lecciones sobre la adaptabilidad de los ecosistemas frente a condiciones extremas, información crucial en el contexto del cambio climático actual.

 

 

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