La OCDE proyecta que los residuos textiles posconsumo se duplicarán en las próximas décadas, alcanzando 60 millones de toneladas anuales para 2060. Este aumento está vinculado al crecimiento exponencial del sector textil, cuya producción se ha cuadruplicado en los últimos 50 años, y al reducido uso de cada prenda por parte de los consumidores.
En 2019, la industria textil generó 20 millones de toneladas de residuos plásticos, representando el 10% del desperdicio global de este material, además de consumir 79.000 millones de metros cúbicos de agua anuales. También fue responsable del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2018.
La OCDE destaca que la adopción de políticas de economía circular y estrategias de “Responsabilidad Ampliada del Productor” (EPR) podría frenar el impacto medioambiental del sector. Sin embargo, estas medidas, ya aplicadas con éxito en el reciclaje de otros materiales, aún no han sido implementadas ampliamente en la industria textil.
Francia lidera en la aplicación de estas políticas, logrando reutilizar el 60% de los residuos textiles en 2019, muy por encima del promedio europeo del 8%. Países Bajos también ha adoptado estas estrategias, mientras que Letonia, Hungría y California están dando sus primeros pasos.
La OCDE señala que, además de fomentar el reciclaje, es crucial implementar medidas complementarias como la reducción del uso de productos químicos nocivos y el diseño de prendas sostenibles. Las recientes iniciativas de la Unión Europea, como el mandato de recogida de residuos textiles para 2025, podrían acelerar la adopción de estas políticas en los países miembros.
La expansión de las fibras sintéticas ha abaratado la producción textil, pero también ha convertido al sector en un gran contaminante. Solo un enfoque integral permitirá mitigar el impacto ambiental de una industria en constante crecimiento.