En el cráter de permafrost de Batagaika, en Siberia Oriental, científicos rusos han descubierto uno de los ejemplares de mamut mejor preservados del mundo. La cría, de aproximadamente 50.000 años de antigüedad, fue presentada por el Museo del Mamut de la región de Yakutia, recibiendo el nombre de Yana.
“Se trata de uno de los ejemplares mejor conservados a nivel mundial”, afirmó Maxim Cheprásov, jefe de investigaciones del Museo del Mamut de la Universidad Federal de Yakutia, durante una transmisión en la red social VKontakte. Este hallazgo se suma a otros seis ejemplares de mamuts bien preservados descubiertos hasta la fecha, cinco de ellos en Rusia y uno en Canadá.
Batagaika: el cráter de permafrost que revela secretos del pasado
El cráter de Batagaika, conocido como el mayor cráter de permafrost del mundo, se extiende más de un kilómetro con una profundidad de 100 metros. Su tamaño aumenta constantemente debido al calentamiento global, y en junio de este año, permitió la recuperación de Yana.
La pequeña cría de mamut, de 1,2 metros de altura y aproximadamente 180 kilogramos, fue hallada por pobladores locales que observaron cómo parte de su cuerpo emergía de una pared del cráter a 40 metros de profundidad.
Un descubrimiento único e impacto científico
El cuerpo de Yana se partió en dos debido al peso y la presión de la tierra. Una mitad cayó al fondo del cráter, mientras que la otra, que incluía la pelvis y las extremidades posteriores, permaneció en el permafrost y fue recuperada posteriormente por los especialistas.
“Este tipo de hallazgo no sucede todos los años. Es un golpe de suerte que Yana se encontrara en tan buen estado de conservación”, destacó Anatoli Nikoláev, rector de la Universidad Federal de Yakutia.
Además del excepcional estado de conservación de Yana, el hallazgo ofrece una ventana única para estudiar las condiciones climáticas de la época y el desarrollo de los mamuts en un entorno extremo. Según Cheprásov, las crías de mamut crecían más rápido que otros animales de su tiempo debido a la necesidad de prepararse para los duros inviernos del Pleistoceno.
Este descubrimiento, considerado un suceso extraordinario para la ciencia rusa y mundial, subraya la importancia del permafrost como archivo natural de la historia. A medida que el calentamiento global acelera el deshielo, se abre la posibilidad de encontrar más especímenes únicos como Yana, junto con los desafíos de preservar este frágil ecosistema.