Un equipo de destacados investigadores chilenos lidera un esfuerzo pionero para desarrollar una terapia basada en nanoanticuerpos derivados de alpaca, que podría revolucionar el tratamiento del hantavirus, específicamente del virus Andes, una de las variantes más letales, y que es endémica tanto de Chile, como de Argentina. El proyecto, que comenzó en 2017, celebra un hito significativo con la reciente publicación de una solicitud de patente, respaldada por un informe positivo que avala su novedad y potencial.
Una alianza científica con propósito
La Dra. Nicole Tischler, investigadora del Centro Basal Ciencia & Vida y especialista en el desarrollo de antígenos para vacunas, ha diseñado una innovadora plataforma basada en partículas virales vacías y no infecciosas del virus Andes. Este enfoque busca generar una respuesta inmune eficaz. Paralelamente, el Dr. Alejandro Rojas, investigador de la Universidad Austral de Chile, aporta su experiencia en la producción de nanoanticuerpos a partir del sistema inmune de alpacas, aprovechando las propiedades únicas de estos anticuerpos.
“Los anticuerpos de alpacas son extremadamente simples en comparación con los humanos, ya que se generan a partir de un solo gen. Esto facilita su aislamiento y producción a gran escala, utilizando procesos similares a los empleados para fabricar proteínas médicas como la insulina”, explica el Dr. Rojas.
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La colaboración entre ambos investigadores surgió gracias a la iniciativa de la Dra. Carola Otth, una destacada investigadora de la Universidad Austral cuya visión permitió combinar estas tecnologías para desarrollar nanoanticuerpos específicos contra el virus Andes.
Nanoanticuerpos: la clave del avance
Los nanoanticuerpos, derivados del sistema inmune de alpacas, son versiones simplificadas y altamente específicas de los anticuerpos convencionales. Su pequeño tamaño les permite neutralizar eficazmente al virus Andes al bloquear su infectividad. Este enfoque es particularmente prometedor para combatir una enfermedad que, al infectar a humanos, puede causar el síndrome cardiopulmonar, con tasas de mortalidad elevadas y sin un tratamiento clínico efectivo.
Desde el inicio del proyecto, el equipo ha aislado y caracterizado más de 120 nanoanticuerpos, de los cuales tres familias han demostrado una capacidad neutralizante significativa incluso en concentraciones muy bajas. Este avance ha sido posible gracias a instalaciones de alta biocontención, como el laboratorio BSL3 de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y a colaboraciones internacionales, como la Universidad de Queensland en Australia.
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“Nos enfocamos en generar un abanico de anticuerpos altamente específicos para el virus Andes, dado que una monoterapia podría no ser suficiente debido a la capacidad de los virus para adaptarse y escapar”, comenta la Dra. Tischler.
Desafíos y logros
A pesar del progreso alcanzado, el desarrollo de esta terapia ha enfrentado múltiples desafíos, especialmente en términos de financiamiento. Sin embargo, los investigadores han avanzado un 90% en el diseño de una terapia inyectable de emergencia que combina dos mecanismos: neutralización directa del virus y activación del sistema inmune del paciente.
El Dr. Rojas destaca la necesidad de un mayor apoyo gubernamental para consolidar capacidades locales de producción de biofármacos y vacunas, al respecto señala que “esperamos que las autoridades chilenas respondan a esta oportunidad estableciendo capacidades de producción comprometidas durante la pandemia e instruyendo a las entidades reguladoras para facilitar la llegada de nanoanticuerpos clínicos a pacientes y contactos cercanos”.
Por su parte, la Dra. Tischler subraya la importancia de preparar estrategias antivirales ante la posibilidad de brotes en zonas urbanas. “En 2018, un brote en Epuyén, Argentina, demostró el potencial de transmisión de persona a persona del virus Andes, infectando a 34 personas y causando 11 muertes. Este tipo de eventos pone de manifiesto la urgencia de desarrollar tratamientos y vacunas efectivos”, enfatiza.
Perspectivas y futuro del proyecto
Actualmente, el equipo trabaja en la humanización de los nanoanticuerpos y en la evaluación de combinaciones terapéuticas para mejorar su eficacia y prevenir el escape viral. Este enfoque no solo busca salvar vidas en zonas afectadas, sino también posicionar a Chile como un líder en la producción de terapias innovadoras contra enfermedades emergentes.
El Dr. Rojas señala “nuestro objetivo es desarrollar una terapia inyectable de emergencia que no solo neutralice el virus, sino que también conecte el anticuerpo con el sistema inmune del paciente, reforzando su respuesta natural. Han sido siete años de trabajo con altos y bajos, y celebramos la publicación de nuestra primera solicitud de patente, un hito que valida el potencial de los nanoanticuerpos para abordar un problema de salud pública local”.
En paralelo, la Dra. Tischler lidera un proyecto para desarrollar una vacuna basada en partículas estabilizadas del virus Andes, lo que refuerza el compromiso del equipo con soluciones integrales a largo plazo.
Un llamado al compromiso estatal
Ambos investigadores enfatizan que la continuidad y éxito de estos proyectos dependen del apoyo sostenido de las autoridades chilenas. Inversiones en capacidades de producción, regulaciones que faciliten el desarrollo clínico y financiamiento constante son esenciales para transformar estos avances en soluciones accesibles para los pacientes.
Este proyecto interdisciplinario no solo representa una esperanza tangible para combatir el síndrome cardiopulmonar por hantavirus, sino que también refuerza la capacidad científica de Chile para enfrentar desafíos de salud global. A siete años de su inicio, esta iniciativa es un claro ejemplo de cómo la ciencia local puede generar impacto mundial, salvando vidas y protegiendo a las comunidades más vulnerables.