Un reciente estudio publicado en la revista Conservation Genetics identificó la estructura y diversidad genética del pepino de mar Athyonidium chilensis, un recurso pesquero de importancia comercial en Chile. La investigación fue realizada por Francisco Silva, estudiante del Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), bajo la dirección del Dr. Antonio Brante y la codirección de la Dra. Carolina Aguirre y el Dr. Matías Hepp.
Un recurso clave con amplia distribución
El pepino de mar ha sido explotado desde la década de 1990 debido a su alta demanda en mercados asiáticos, donde se consume principalmente su pared corporal por sus propiedades nutricionales y funcionales. La especie se distribuye desde Ancón, en Perú, hasta Chiloé, y se caracteriza por su gran tamaño y abundancia en ambientes submareales e intermareales de la costa chilena.
“El objetivo del estudio fue determinar el estado genético de A. chilensis a lo largo de la costa chilena, información crucial para diseñar planes de manejo y estrategias de administración pesquera”, explica Francisco Silva.
Metodología y hallazgos principales
La investigación analizó muestras de seis localidades: Arica, Coquimbo, Valparaíso, Lenga, Valdivia y Chiloé. Se extrajo ADN de cada ejemplar y las muestras fueron secuenciadas por Macrogen Inc. Chile, permitiendo un análisis detallado de la estructura genética de la especie.
Los resultados revelaron la existencia de dos grupos genéticos bien diferenciados: uno en el norte (Arica, Coquimbo y Valparaíso) y otro en el sur (Valdivia y Chiloé). Esta diferenciación podría estar influenciada por procesos oceanográficos, como corrientes marinas y zonas de descarga de agua dulce, que modulan la dispersión larval de la especie. Además, se observó que el flujo génico es bidireccional, con intercambio genético tanto de norte a sur como viceversa, disminuyendo a mayor distancia geográfica.
Un hallazgo inesperado fue la identificación de una posible especie críptica dentro del género Athyonidium. Aproximadamente un 95% de las muestras analizadas presentaron una alta similitud genética con A. chilensis, pero un 5% mostró diferencias significativas, lo que sugiere la presencia de un linaje distinto. Esta nueva entidad genética se detectó mayoritariamente en la localidad de Lenga, mientras que en Arica no se encontraron ejemplares del nuevo linaje.
Implicancias para la gestión pesquera y la conservación
Los resultados del estudio tienen implicaciones directas para la gestión de este recurso pesquero, ya que actualmente los datos de desembarque en Chile consideran ambas especies como una sola entidad, lo que podría comprometer estrategias de manejo adecuadas. “Es fundamental utilizar esta información con cautela para diseñar medidas de conservación que consideren la diversidad genética de la especie”, enfatiza Silva.
Además de su importancia comercial, A. chilensis cumple un rol ecológico clave al estructurar los sedimentos en los ambientes submareales e intermareales. Es también una fuente de compuestos bioactivos, como las saponinas, con potenciales propiedades anticancerígenas. Sin una regulación adecuada, la sobreexplotación podría generar impactos negativos en los ecosistemas marinos, como ha ocurrido con otras especies de holotúridos a nivel mundial.
Futuras investigaciones
Los próximos pasos incluyen caracterizar en profundidad la estructura genética del nuevo linaje descubierto, con el fin de aportar herramientas para un manejo sostenible del recurso. “Esperamos que este conocimiento permita una extracción responsable y evite la sobreexplotación, garantizando la conservación de los ecosistemas donde habita A. chilensis“, concluye Silva.
Referencia del estudio: https://doi.org/10.1007/s10592-025-01679-1