El declive de la criosfera y el riesgo para el permafrost y la nieve

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Glaciares. FOTO; UDEC.

A nivel global, los glaciares han experimentado un retroceso sin precedentes en la última década, con una significativa pérdida de extensión y espesor, lo que los acerca a una fase crítica previa a su desaparición. En España, el informe CLIVAR-Spain 2024, recientemente presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, advierte y alerta sobre el acelerado calentamiento de las aguas oceánicas y las transformaciones climáticas en la región.

El documento revela que el permafrost, suelo permanentemente helado, está desapareciendo en Sierra Nevada y muestra claros signos de calentamiento en los Pirineos, favoreciendo la inestabilidad del terreno con desprendimientos de rocas y avalanchas. Este fenómeno representa un riesgo creciente para montañistas y excursionistas en los macizos más altos. Además, los registros de largo plazo evidencian una reducción en la duración de la capa de nieve y su acumulación máxima en la Península Ibérica, poniendo en jaque los recursos hídricos de zonas que dependen del deshielo estacional.

Otra preocupación clave es la pérdida de archivos paleoambientales almacenados en las cuevas de hielo de los Pirineos y Picos de Europa. Estas formaciones contienen información climática invaluable de los últimos milenios, pero el deshielo acelerado amenaza su conservación debido al aumento de las temperaturas invernales y la reducción de precipitaciones.

El calentamiento del mar Mediterráneo y el Atlántico

El informe destaca que las aguas oceánicas que rodean España se están calentando a un ritmo un 67% superior a la media global, con una tasa de aumento de temperatura de 0,25°C por década, frente al 0,15°C global. Particularmente, el Mediterráneo se ha convertido en una de las regiones más afectadas, con un ritmo de calentamiento hasta tres veces mayor que el promedio global desde la década de 1980.

Este calentamiento intensificado ha impulsado un aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor marinas, junto con una mayor salinización de las aguas superficiales. Estos cambios afectan gravemente los ecosistemas marinos y las comunidades que dependen de ellos, generando impactos que trascienden las fronteras nacionales.

Políticas basadas en evidencia científica

El informe CLIVAR-Spain 2024 recalca la urgencia de implementar medidas concretas para mitigar los efectos del cambio climático, enfatizando la necesidad de fortalecer la investigación científica, fomentar la cooperación internacional y desarrollar estrategias de adaptación sostenibles a largo plazo.

La investigadora Blanca Ausín, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), ha sido una de las coautoras principales del capítulo “Cambios atmosféricos y oceánicos desde el Último Máximo Glacial”. Este estudio, coordinado por Isabel Cacho y Ana Moreno, cuenta también con la colaboración de Antonio García-Alix, Armand Hernández, Fidel González Rouco y Marisa Montoya. La investigación proporciona una revisión exhaustiva de las reconstrucciones climáticas en la Península Ibérica basadas en indicadores paleoclimáticos y simulaciones.

El Comité CLIVAR-España, responsable del informe, forma parte de una iniciativa internacional dedicada a mejorar la comprensión del cambio climático y sus impactos. Desde su creación en 2004, se ha consolidado como un referente en la investigación climática en España, abordando la variabilidad climática, los cambios en la atmósfera y el océano, y las proyecciones futuras.

El CLIVAR-Spain 2024 pone de relieve la importancia de un vínculo sólido entre la comunidad científica y los responsables de política pública, garantizando que las decisiones se sustenten en la mejor evidencia disponible. La participación de instituciones como el IRNASA-CSIC en estudios de esta magnitud es clave para desarrollar estrategias climáticas efectivas y una respuesta informada ante la crisis ambiental global.

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