Tres iniciativas orientadas a la oceanografía operacional y al desarrollo de tecnologías para las ciencias del mar están siendo apoyadas por el Centro de Instrumentación Oceanográfica (CIO), consolidando su rol como articulador del conocimiento científico y la innovación en Chile.
Desde su creación, el CIO ha establecido una amplia red de colaboración con más de 20 instituciones nacionales e internacionales, entre universidades, centros de investigación, consultoras y entidades públicas. Entre ellas destacan el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), la Universidad de Concepción, la Universidad Católica del Norte, la Universidad de Valparaíso, la Universidad de los Lagos, la Universidad de Antofagasta, el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), COPAS COASTAL, el CIEP, CEAZA, CEAMAR, ECOGESTIÓN, entre muchas otras.
El CIO ofrece a la comunidad científica e industrial servicios clave como calibración, verificación y mantenimiento de equipos oceanográficos; análisis de nutrientes, salinidad, oxígeno disuelto y citometría; apoyo a campañas en terreno; y arriendo de equipamiento especializado. Además, cuenta con capacidades para capacitar en el uso de instrumentos, planificación de campañas y análisis de muestras.
Como parte de su misión de fomentar el desarrollo de nuevas tecnologías y apoyar a jóvenes talentos científicos, el CIO actualmente respalda tres proyectos de investigación liderados por investigadores en formación, con un fuerte componente de innovación aplicada.
Cámara respirométrica in situ para medir oxígeno en organismos marinos

Rocío Durán, estudiante del Doctorado en Sistemática y Biodiversidad en la Universidad de Concepción, está desarrollando con apoyo del CIO una cámara respirométrica que permitirá medir el consumo de oxígeno de organismos acuáticos directamente en su ambiente natural.
Tradicionalmente, estos análisis requieren extraer a los organismos del mar, lo que puede alterar sus condiciones y generar resultados sesgados. Este nuevo dispositivo busca evitar esas limitaciones, midiendo el oxígeno en condiciones reales, lo que se traduce en una estimación más precisa del metabolismo y gasto energético.
El prototipo es compacto (15 cm x 22 cm), económico, y capaz de operar hasta 100 metros de profundidad. “El CIO me ha apoyado desde el diseño hasta la planificación del dispositivo, aportando con su experiencia en ingeniería y oceanografía”, comenta Rocío. Las primeras pruebas se realizarán durante abril en la costa de Dichato, en la Estación de Biología Marina de la UdeC.
Turbidímetro de alta sensibilidad con registro telemétrico

Andrea Sepúlveda, ingeniera física de la USACH, inició su proyecto de turbidímetro durante su tesis de pregrado junto al profesor Víctor Villagrán. Posteriormente, obtuvo financiamiento del Fondo VIU y un Fondo Semilla Inicia para continuar su desarrollo.
El instrumento mide la turbidez del agua —es decir, la concentración de partículas en suspensión— con alta sensibilidad, gracias al uso de modulación electrónica de señal luminosa. El dispositivo es autónomo, con fuente de energía propia, registrador de datos y sistema de transmisión remota.
Este sensor tiene aplicaciones tanto en estudios oceanográficos como en la industria de la salmonicultura, potabilización de agua y tratamiento de aguas servidas. “Quería un proyecto que integrara agua, óptica, electrónica y medio ambiente. El CIO me brindó espacio, apoyo técnico y colaboración en la calibración”, señala Andrea.
Auto-Flot: sistema autónomo para liberación de equipos oceanográficos
Kellan Escribano, ingeniero mecánico de la UdeC, trabaja en la automatización de sistemas para el despliegue de instrumentos oceanográficos. Con el respaldo del CIO y el Fondo VIU, está desarrollando Auto-Flot, un dispositivo autónomo que permite liberar pesos muertos o cerrar botellas de muestreo a partir de cambios de presión, sin conexión con la superficie.

Este sistema puede integrarse en redes de muestreo de zooplancton o botellas oceanográficas, optimizando la recolección de muestras en campañas de investigación. “Buscamos automatizar movimientos mecánicos en profundidad, y que el sistema regrese por sí solo a la superficie. Es una herramienta que aporta eficiencia y precisión en el trabajo de campo”, explica Kellan.
Ciencia joven para un océano más conocido
Para Nadín Ramírez, director ejecutivo del CIO, el trabajo con investigadores jóvenes es clave para cerrar brechas tecnológicas en las ciencias del mar:
“Es fundamental atraer nuevos talentos para abordar áreas aún inexploradas. Estas colaboraciones no solo apoyan su formación, sino que además dejan capacidades instaladas en el país. Nuestra meta es mejorar la calidad de la investigación en Chile, creando redes entre centros, profesionales e instituciones”.
Con estos proyectos, el CIO reafirma su compromiso con el desarrollo científico-tecnológico en oceanografía, generando herramientas innovadoras al servicio del conocimiento y la sustentabilidad marina.