Un equipo de investigadores chilenos —integrado por el centro IMPACT, la Universidad de los Andes, la Universidad del Desarrollo y la Universidad de Chile— ha identificado un vínculo directo entre la microbiota intestinal y el consumo excesivo de alcohol. El estudio, publicado recientemente en la reconocida revista Journal of Extracellular Vesicles, revela que esta comunidad de microorganismos no solo influye en nuestra salud física, sino también en conductas complejas como el uso de sustancias adictivas.
Los resultados apuntan a que pequeñas vesículas extracelulares derivadas de bacterias intestinales, denominadas bEVs (bacterial extracellular vesicles), actúan como mediadores clave en la comunicación entre el intestino y el cerebro, impactando directamente en el comportamiento relacionado con el consumo de alcohol.
La microbiota intestinal —compuesta por billones de microorganismos que habitan nuestro tracto digestivo— regula funciones esenciales como la digestión, el metabolismo y la interacción con el sistema nervioso central. En el marco del estudio, se administraron bEVs extraídas de ratas con alto consumo de alcohol a otras que normalmente evitaban esta sustancia. El resultado fue un aumento drástico en la ingesta alcohólica de estas últimas. Además, se comprobó que este efecto dependía del nervio vago, principal canal de comunicación entre el intestino y el cerebro. De forma notable, este aumento en el consumo no estuvo acompañado de inflamación sistémica ni cerebral, lo que sugiere un mecanismo independiente de respuestas inflamatorias.
Para Francisca Alcayaga, investigadora principal del centro IMPACT, estos hallazgos abren nuevas posibilidades para entender los trastornos adictivos desde una perspectiva biológica y microbiana.
“Comprender cómo la microbiota contribuye a la predisposición al consumo de alcohol es clave para diseñar estrategias terapéuticas innovadoras. La identificación de las bEVs como posibles mediadores de esta conducta adictiva abre la puerta a futuras intervenciones orientadas a modular la microbiota intestinal, con el fin de prevenir o reducir la vulnerabilidad al alcoholismo”, explicó.
¿Es heredable la propensión al alcohol a través de la microbiota?
Consultado sobre si estos hallazgos podrían implicar un traspaso de propensión al consumo de alcohol de padres a hijos, el académico de la Universidad del Desarrollo, Fernando Ezquer, señaló:
“Si consideramos que la microbiota es heredable y que también puede causar un consumo problemático de alcohol, es razonable pensar que esta conducta puede ser influenciada desde el nacimiento. Además, hemos detectado bEVs en el líquido amniótico tanto en humanos como en modelos animales, lo que sugiere que esta predisposición podría originarse incluso durante la gestación”.
Nuevas preguntas sobre adicciones
Una de las interrogantes que se abre con este descubrimiento es si estas vesículas extracelulares también podrían influir en el consumo de otras sustancias adictivas.
“Esta es la primera publicación en el mundo que demuestra una relación causal entre las bEVs de la microbiota y un modelo de adicción. Ahora exploraremos si este fenómeno puede reproducirse con otras drogas de abuso, aprovechando nuestra experiencia y el equipo altamente capacitado que tenemos en el campo de las adicciones”, agregó Ezquer.
Para Alcayaga, avanzar en esta línea es fundamental:
“Hasta ahora hemos evaluado estas vesículas en el contexto del alcohol, pero su potencial influencia en otras adicciones, como las relacionadas con drogas psicoactivas, representa una línea de investigación fascinante. Si se confirma este mecanismo como un factor transversal en las adicciones, podríamos estar ante un nuevo paradigma en la comprensión y tratamiento de estos trastornos”.
Aporte metodológico desde Chile
Además de sus implicancias conductuales y terapéuticas, el estudio también logró establecer un protocolo de aislamiento de bEVs preciso y eficiente, desarrollado completamente en Chile por el centro IMPACT. Este avance técnico fue liderado por Francisca Alcayaga-Miranda y el asistente de investigación senior Aliosha Figueroa-Valdés, y permite obtener vesículas en su forma más pura y caracterizarlas con alto nivel de detalle.
Este protocolo se convierte en una herramienta crucial para futuras investigaciones que busquen entender el rol de la microbiota en diversas dimensiones de la salud humana, desde el comportamiento hasta enfermedades complejas.