Investigadoras detallan cómo son los glaciares rocosos en Limarí: una fuente de agua discreta pero crucial

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Aunque pasan desapercibidos a simple vista, los glaciares rocosos presentes en la cordillera de la Región de Coquimbo representan una reserva hídrica vital para la cuenca del río Limarí, especialmente durante los meses más secos del año. Su rol es fundamental para el abastecimiento de agua con fines humanos, agrícolas y ecológicos en uno de los territorios más afectados por la sequía en Chile.

A diferencia de los glaciares blancos que brillan al sol, estos cuerpos de hielo están cubiertos por rocas y escombros, lo que les da un aspecto más bien terroso, mimetizándose con el paisaje. “Un glaciar rocoso no se ve como uno blanco. Su superficie está cubierta por rocas, se confunde con la montaña, y para identificarlo se requiere cierta experiencia técnica. De los 298 glaciares registrados en la cuenca del Limarí, 269 son de este tipo”, explica la Dra. Giulia de Pasquale, investigadora y jefa del área de Hidrogeología del CEAZA.

Este tipo de glaciar ofrece una ventaja clave en zonas áridas: su resistencia frente al cambio climático. “A diferencia de los glaciares blancos, que han perdido masa rápidamente, los glaciares rocosos se conservan mejor gracias a su gruesa cobertura de escombros —a menudo superior a los tres metros—, que actúa como un aislante térmico. Esto les permite retener el hielo por más tiempo y liberar agua incluso en años donde las precipitaciones han sido mínimas”, señala la Dra. Nicole Schaffer, también investigadora de CEAZA.

En diciembre de 2024, un equipo de CEAZA, en colaboración con el profesor Jack Holt —director del Observatorio de Dinámicas Terrestres de la Universidad de Arizona—, realizó una expedición a las cabeceras de los ríos Sasso y Colorado. Durante esta salida en terreno se aplicaron técnicas de fotometría, muestreo de aguas, mediciones geofísicas y levantamiento de puntos GPS, con el objetivo de caracterizar en profundidad estos glaciares de roca.

“Uno de los hallazgos más relevantes fue constatar, en una misma área y a altitudes similares, la presencia de glaciares de roca en distintos estados: activos, en transición y relictos. Esto da cuenta de una compleja dinámica glaciar, donde algunos cuerpos aún se mueven lentamente cuesta abajo, mientras otros ya se encuentran en estado fósil”, comenta la Dra. De Pasquale.

En esta investigación ha sido clave el trabajo conjunto con la Universidad de Arizona, que no solo participó en el reconocimiento del terreno, sino que también evalúa futuras campañas con tecnologías avanzadas como radar de penetración terrestre montado en drones. “Es una oportunidad para fortalecer la ciencia local mediante herramientas globales”, enfatiza la investigadora.

Pero el valor del sector va más allá del agua. El Santuario de la Naturaleza Río Sasso también destaca por su biodiversidad, que incluye bofedales altoandinos, especies endémicas, aves en categoría de conservación y matorrales tropical-mediterráneos únicos en el país. Además, este paisaje alberga saberes y prácticas tradicionales como el pastoreo trashumante, que mantienen viva la relación entre las comunidades locales y su entorno natural.

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