La investigación realizará una revisión de la pulga de mar y su parásito asociado, en ejemplares del sur de Chile, comparándola con las del norte y centro del país.
“Zombies en la Playa: Comprendiendo el Sistema Hospedador Parásito en Playas de Arena del Centro-Sur de la Costa Pacífica de Chile”, es el nombre del proyecto liderado por la Dra. Sara M. Rodríguez. Este estudio se adjudicó el Fondecyt de Iniciación en Investigación 2025-2027 y es una de las dos adjudicaciones que se llevarán a cabo en la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).
La pulga de mar, Orchestoidea tuberculata, vive asociada a los acúmulos de macroalgas que están varadas en las playas. Su importancia radica en que la pulga de mar se alimenta de las macroalgas y libera nitrógeno y carbono en las playas. “Ellas mantienen una dinámica de alimentación y generan materia prima de la primera base de una cadena trófica. Principalmente consume cochayuyo y huiro flotador varados, cuando hay mal tiempo o marejadas”, contextualizó la Dra. Rodríguez.
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Estas pulgas tienen un endoparásito que vive en su cavidad celomática, el cual afecta su abundancia y su sobrevivencia. Generalmente el parásito puede ser hasta 10 veces más extenso que la misma pulga, ya que tiene la capacidad de enrollarse dentro de ella. “Pareciera que hay factores ambientales que inciden en que la prevalencia del parásito aumente. Hay ciertas épocas del año en que muchas de las pulgas están parasitadas y disminuyen su abundancia en el sistema”, comentó.
Existen poblaciones distintas de pulgas de mar en Chile, tanto en el norte, centro y sur. Es por ello que se busca como primer objetivo, evaluar genéticamente si el parásito que vive en este organismo del sur, es la misma especie que habita en los ejemplares que viven en el norte y centro.
Diversos aspectos para estudiar
“Evaluaremos de manera espacial y temporal la dinámica de la prevalencia y abundancia de parásitos en las pulgas del sur de Chile. Durante dos años vamos a sacar muestras en otoño y verano en cuatro playas del sur de Chile, específicamente Cobquecura, Puerto Saavedra, Curiñanco y Maicolpué”, agregó la académica.
Otro aspecto del proyecto se enfocará en estudios a nivel fisiológico para medir la cantidad de sales que tienen las pulgas parasitadas en comparación con las no parasitadas. Este trabajo se realizará en conjunto con el Dr. Mauricio Urbina de la Universidad de Concepción. “Pareciera ser que existe una modificación conductual de las pulgas parasitadas que se entierran a mayor profundidad en la arena que las no parasitadas. Queremos ver si esto está asociado con la pérdida de agua”, explicó.
Además, otra área en la que se indagará es la medición de la temperatura y humedad en las playas. Esas condiciones se llevarán a los laboratorios para que, a través de experimentos, se pueda calcular el ciclo de vida y cuánto demora un parásito en emerger desde una pulga. “Vamos a ver si a una temperatura mayor o menor y a una humedad mayor o menor en la arena, el parásito de esta pulga sale más rápido o menos rápido”, agregó.
En este trabajo participará además el Dr. James E. Byers de la Universidad de Georgia, USA y el Dr. Nelson Valdivia de la Universidad Austral de Chile. El proyecto también contempla trabajos para estudiantes de pregrado y postgrados interesados en estás temáticas.
“Me parece excelente que este fondo apoye proyectos de ciencia básica y ecología en ambientes naturales. Esta investigación aportará a saber más datos respecto a la abundancia y de la importancia de la pulga de mar en un ambiente cambiante. En los últimos años, dado el cambio climático, han incrementado las marejadas en nuestras costas y por lo mismo, hay una mayor cantidad de algas varadas, por lo que se espera que la presencia de pulgas de mar y sus parásitos se incrementen”, cerró la académica.