En una expedición histórica, el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) ha logrado un descubrimiento sin precedentes: por primera vez, se han detectado deformaciones en el suelo oceánico de la Fosa de Atacama. Este hallazgo representa un avance crucial en la comprensión de los procesos dinámicos de las profundidades marinas y su relación con la generación de megaterremotos y tsunamis.
El descubrimiento tuvo lugar durante la expedición IDOOS III, realizada a bordo del buque oceanográfico Cabo de Hornos de la Armada de Chile, con financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
Un enfoque multidisciplinario para explorar las profundidades
El proyecto IDOOS, liderado por el IMO con base en la Universidad de Concepción, es un esfuerzo colaborativo que integra diversas disciplinas, incluyendo geología, geofísica, oceanografía y biología marina. Este enfoque permite un estudio integral de los procesos tectónicos y ecológicos en el océano profundo, ofreciendo una visión más amplia sobre la interacción entre la actividad sísmica y la evolución de los ecosistemas marinos.

“La Fosa de Atacama es uno de los lugares más desconocidos del planeta y clave para comprender la generación de megaterremotos y tsunamis”, señala el Dr. Marcos Moreno, director del Proyecto IDOOS y profesor de la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Un laboratorio submarino para estudiar la actividad tectónica
Para monitorear estos fenómenos, el proyecto IDOOS cuenta con un laboratorio oceanográfico-sismológico submarino instalado en la Fosa de Atacama. En expediciones anteriores, se desplegaron líneas oceanográficas con sensores que miden temperatura, corrientes, densidad del agua, oxígeno, CO₂ y flujo de partículas, además de una red de sensores de presión para registrar los movimientos del fondo marino. La expedición de octubre de 2024 marcó la primera mantención y recolección de datos de estos dispositivos.
Las mediciones obtenidas han permitido detectar por primera vez la deformación del suelo oceánico, un fenómeno crítico en la acumulación de tensión tectónica y la generación de terremotos y tsunamis.
“Gracias al trabajo de los especialistas del IMO y del Centro de Instrumentación Oceanográfica (CIO) de la UdeC, hemos logrado obtener datos continuos que nos permiten observar, de manera sin precedentes, la interacción entre los procesos oceanográficos y tectónicos”, destaca el Dr. Moreno.
La brecha sísmica de Atacama y el riesgo de un gran terremoto
La plataforma IDOOS está ubicada en la brecha sísmica de Atacama, una zona identificada como laguna sísmica, donde el último gran terremoto ocurrió en 1922 y el anterior en 1819. Dado que estos eventos suelen repetirse cada 100 años, se estima que la región está en un período de acumulación de energía tectónica.

“Los datos en tierra ya indican que esta zona está acumulando energía y que podría ocurrir un gran terremoto de magnitud entre 8,0 y 8,5. Las mediciones geofísicas submarinas son esenciales para evaluar si la energía acumulada alcanza la fosa oceánica, lo que sería determinante para predecir el potencial de un tsunami”, explica el Dr. Moreno.
Recuperar lo imposible: un desafío tecnológico
La recuperación de los instrumentos oceanográficos desde más de 6.500 metros de profundidad representa un desafío tecnológico de gran magnitud. Para ello, los científicos emplean módems acústicos que establecen comunicación con los sensores sumergidos, permitiendo verificar su estado, descargar los datos y, en algunos casos, recuperar los equipos para su análisis en tierra.
“A esas profundidades, las presiones son colosales. Recuperar estos instrumentos es una operación de alta precisión que requiere tecnología avanzada y una coordinación impecable”, explican los investigadores.
Un hito para la investigación en terremotos y tsunamis
El éxito de la expedición IDOOS III marca un antes y un después en la investigación sismológica y oceanográfica en Chile. La integración de datos tectónicos y oceanográficos permitirá comprender mejor las interacciones entre la actividad sísmica, el cambio climático y la dinámica de los ecosistemas abisales.
“Este es un hito histórico para la ciencia de terremotos en Chile. Por primera vez, hemos instalado y operado una red de sensores capaces de medir la deformación del fondo oceánico a profundidades de hasta 6 km, muy cerca de la fosa. Pero más allá de eso, también hemos integrado datos oceanográficos, permitiéndonos observar de manera inédita la interacción entre los procesos tectónicos y las dinámicas del océano profundo”, enfatiza el Dr. Moreno.
Mirando al futuro: un nuevo paradigma en el estudio del riesgo sísmico
El análisis de los datos obtenidos en esta expedición será clave para refinar modelos de predicción de terremotos y tsunamis en Chile. Además, IDOOS representa un modelo pionero de investigación interdisciplinaria que podría ser replicado en otras regiones del mundo con alta actividad sísmica.
“Comprender los procesos en la Fosa de Atacama es fundamental para evaluar el peligro tsunamigénico en Chile. Con esta plataforma, planeamos investigar de manera innovadora la conexión entre los procesos tectónicos, la dinámica sedimentaria y la estabilidad de la vida en las profundidades del océano”, concluye el Dr. Moreno.
Este tipo de iniciativas refuerza el liderazgo de Chile en la exploración del océano profundo y en la investigación sobre desastres naturales, aportando información clave para la mitigación de riesgos en un país altamente sísmico.