Por, Revista Ecociencias
Cada 26 de marzo se conmemora el Día Mundial del Clima, una fecha instaurada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1992 con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la importancia del clima y su impacto en la vida del planeta. En el actual contexto de crisis climática, expertos destacan la urgencia de adaptar nuestras ciudades y fortalecer la educación climática para enfrentar los desafíos venideros.
El Cambio Climático: Un fenómeno sin precedentes
El cambio climático es un fenómeno inherente a la historia del planeta, sin embargo el actual proceso de calentamiento global no tiene precedentes en miles de años. Según la comunidad científica, el aumento acelerado de las temperaturas, la intensificación de los eventos extremos y la reducción del tiempo de respuesta a estos fenómenos son consecuencia directa de la acción humana.
Las cifras son alarmantes: en 2023, Europa registró 47.000 muertes relacionadas con el calor extremo, especialmente debido a las olas de calor prolongadas y a las noches tropicales, ecuatoriales y tórridas, donde las temperaturas nocturnas no bajan de los 20°C, 25°C o 30°C, respectivamente. Pero no solo el calor es letal; el frío también. Un estudio publicado en The Lancet Planetary Health estimó que cada año fallecen aproximadamente 204.000 personas en Europa debido a temperaturas mínimas extremas, afectando sobre todo a poblaciones vulnerables con patologías preexistentes.
Ciudades resilientes, una necesidad urgente
Ante este panorama, la adaptación de las zonas urbanas es clave. La reconfiguración de las ciudades para hacerlas resilientes a un mundo más cálido es una de las estrategias más eficaces. Infraestructuras adecuadas, refugios climáticos y medidas de mitigación como la ampliación de áreas verdes y la gestión sostenible del agua pueden reducir significativamente los riesgos asociados a eventos extremos como inundaciones y olas de calor.
El desarrollo de energías renovables también juega un papel principal en esta transición. No obstante, los expertos sugieren un modelo descentralizado, donde la generación energética se instale en zonas urbanizadas, como techos de edificios y parques industriales, minimizando la intervención en ecosistemas naturales y reduciendo la pérdida de energía en el transporte.
Educación climática y la ciencia como herramienta para el cambio
La desinformación y el negacionismo climático continúan siendo obstáculos en la acción contra el cambio climático. La educación y la formación son esenciales para combatir la propagación de discursos que minimizan o niegan la evidencia científica.
Los expertos plantean que la estrategia de respuesta ante el cambio climático debe ser tan urgente y coordinada como la implementada durante la pandemia, con medidas rápidas y efectivas que permitan reducir los impactos a largo plazo. A nivel gubernamental y ciudadano, es fundamental la adopción de políticas basadas en ciencia y la implementación de cambios estructurales en el sistema productivo y de consumo.
El costo de no actuar
El impacto económico del cambio climático será considerablemente mayor que el costo de implementar medidas de adaptación y mitigación a partir de ahora. Invertir en infraestructura resiliente, energías renovables y educación climática no solo representa una estrategia de supervivencia, sino también una oportunidad para un desarrollo más sostenible y equitativo.
En este Día Mundial del Clima, el llamado es claro: la acción climática debe ser inmediata, coordinada y respaldada por la ciencia. Adaptarnos a los desafíos actuales no solo es una responsabilidad ambiental, sino también un compromiso con las futuras generaciones.