Alfredo Sfeir: “La labor más grande que deben hacer hoy (los jóvenes) es sanar el planeta”

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(De izq. a derecha: Claudio Pérez, Director de Proyectos de SOMOS. Sra Nelly Yañez, ex supervisora regional de educación. Alfredo Sfeir Younis. Mauricio Valiente, Director de Fundación Trekking Chile, e Ignacia Vila, Directora Ejecutiva de SOMOS) FOTOGRAFÍA: SOMOS Social Lab
Por Ignacia Vila Pérez, Directora Ejecutiva y Fundadora de SOMOS Social Lab

Don Alfredo, ¿Como definiría usted al Maule?

La única manera en que puedo definir al Maule es como un gran y valioso experimento económico y social. Les dejo esta percepción dentro sus corazones para que la fermenten, al menos por un momento. Cuando hablo de ‘experimento’ hablo de algo vivo, que se transforma, que está en permanente movimiento.  Quiero afirmar también que he visitado la región desde los 3 años, disfrutando de su gran belleza y de los paisajes que ustedes ya conocen bien. Una geografía humana, social y natural maravillosa, pero que hoy está en grave peligro de degradación y desaparición.  La he visto cambiar bruscamente durante un periodo de más de medio siglo.  Me gusta su gente y respeto los cientos de comunidades y asentamientos humanos.  Me gustan sus bellas montañas, potentes ríos, únicos glaciares, fuerte océano… Al mismo tiempo, el Maule posee quizás la agricultura más “avanzada” del país, con un alto nivel de exportación, junto a una gran deuda financiera, y con infinitos desafíos económicos (ej., capacidad de seguir creciendo sin grandes estragos ambientales y sociales) y ambientales (ej., el agua, cambio climático).  En lo social, aprendí que hay muchos ‘Maules’; no hay uno solamente: no es una región uniforme, ni sus preciosos rincones son replicables.  El norte es muy diferente al sur de la región.  El secano costero es diferente a las praderas de la gran cordillera.  Hay zonas tan diferentes en recursos humano y naturales, culturas, costumbres, formas de vida y objetivos de desarrollo y transformación.  Una diversidad en todo el sentido de la palabra.

¿Qué potencial económico y social ve usted en nuestra región?

Veo lo económico y social íntimamente ligados.  ¿Como lo veo? Todo depende de lo que se quiere alcanzar.  Si todo se trata de ganancias privadas, donde lo social es un mero residuo de lo económico, dejemos que el mercado dicte.  En este contexto del mercado, mis proyecciones no son optimistas, y esto tiene que ver con el comercio internacional, los estándares ambientales y sociales de la Comunidad Europea, la guerra comercial entre USA y China, el debilitamiento progresivo del neoliberalismo, etc.  Por otro lado, si mi proyección está equivocada, el futuro demanda empujar el margen de la productividad agrícola para aumentar las exportaciones.  Esto, solamente se logrará a costa de grandes impactos ambientales negativos que, finalmente, se traducirán en humano-sociales (ej., niños contaminados con herbicidas y plaguicidas, las comunidades contaminadas por la producción de cerdo, el secano costero derivado por la erosión de los suelos y la sequía). Si se trata del bienestar colectivo de todas las maulinas y maulinos, y de todas las edades, no podemos tener el mismo punto de partida que dicta el mercado.  Tenemos que ir más allá: alimentos sanos, protección y conservación de los recursos naturales (suelo, agua, clima), ciudades limpias, vivienda adecuada, transporte no carbónico, etc.  Siempre he pensado que es posible cambiar de rumbo progresivamente, si hay voluntad política, ciudadana y del sector privado.  Las recetas del pasado ya no sirven.  Hay que apelar a una nueva consciencia social.  Hoy, las grandes limitantes económicas de la región no son tecnológicas sino biológicas y ambientales (ej., cambio climático, escasez de agua, contaminación de las ciudades).  El primer síntoma de todo esto es el estrés humano e institucional, que vemos en el debate sobre los derechos de agua.  Si no corregimos este camino, seremos víctimas de grandes impactos en la salud.  Es difícil condensar todo en una pincelada.  Siempre estoy dispuesto a conversar sobre este tema.

¿Sustentabilidad o sostenibilidad? ¿Cuál sería el término correcto? y ¿qué se propone?

Te contesto esta pregunta pensando que no es un asunto semántico el que te motiva.  Dos términos totalmente diferentes.  En Chile los utilizamos como intercambiables.  Quizás, tiene que ver con la traducción del inglés (“sustainability”) que, entre paréntesis, envuelve ambos significados (económico y ecológico).  Es interesante de notar que la literatura en estos dos temas se remonta a los años 1960s; una literatura muy fértil y útil.  No muchos la conocen.  La palabra sustentabilidad tiene su origen en la teoría del crecimiento económico y de la productividad real que se esperaba de la ayuda externa en países en vías de desarrollo.  La pregunta era ¿Cómo mantener los beneficios netos de una inversión, tanto en el espacio como en el tiempo? La palabra sostenibilidad tiene su origen reciente en el debate ecológico y ambiental.  Gro Brundtland (1987, “Un Futuro Común”) la definió como “una sociedad en que las generaciones presentes pueden satisfacer sus necesidades sin sacrificar a las generaciones futuras y la satisfacción de sus necesidades”. Una definición que reconoce el largo plazo incorpora la justicia distributiva con las generaciones futuras, etc.  no está libre de controversia, por lo tanto el término correcto depende del contexto.  Tengo la impresión de que para ti se trata de lo ambiental: la sostenibilidad (en castellano)

Según lo anterior, entonces, ¿Qué políticas públicas se podrían implementar para potenciar al Maule?

Me parece muy importante esta pregunta y su énfasis en políticas públicas.  Quisiera darle un pequeño cambio a la pregunta: políticas que vayan a paliar el “carácter-bien-público” de nuestro desarrollo económico y social.  El carácter-bien-púbico lo da generalmente el impacto, o los impactos, que tienen las políticas, programas, y proyectos públicos y privados en los seres humanos, seres sintientes (animales) y la naturaleza.  Los bienes públicos son aquellos que nos pertenecen a todos nosotros (acceso o impactos a todos): clima, capa de ozono, océanos, biodiversidad, aire, agua, espacio, seguridad, derechos humanos, salud, educación, vivienda…  Algunos son bienes públicos chilenos, y otros son de carácter planetario (clima, océanos).  Las políticas públicas son aquellas orientadas a cambiar o consolidar el acceso, la propiedad, el manejo, el uso, la conservación…de estos bienes públicos, donde el beneficio se mide en todos los puntos del espacio y el tiempo.  Durante la campaña senatorial propuse políticas publicas—económicas, sociales, humanas, institucionales, culturales, étnicas, ciudadanas, espirituales– en casi todos los sectores de la economía del Maule. Es por eso que me atrevo a proponer, nuevamente, cambios en el régimen de aguas (cambios en el código de aguas), protección de los glaciares (no a la minería de cordillera), protección y parques nacionales, mantener el caudal ecológico de los ríos, ordenamiento territorial (no a instalaciones industriales contaminantes), ciudades verdes e inteligentes, captación y manejo de aguas de lluvias en el secano costero, mejoramiento de la productividad del océano y borde costero, inversiones en conectividad rural (caminos rurales), transporte público eléctrico para todas las ciudades, creación de comunidad y cultura local, protección de los niños, mejoramiento del bienestar del adulto mayor, beneficios tributarios para las pymes, calidad en la educación y la salud, etc.  Es imposible detallarlas aquí.  Estas deben nacer dentro del alma de la ciudadanía, en una democracia regional deliberativa.

¿Y el resto de las regiones? ¿Cómo ve a Chile en general?

¿Te refieres a lo económico, social, institucional, humano…?  Déjame compartirte lo que tengo en mente. No soy pesimista, pero tengo que ser realista para ofrecer ideas y posibilidades de definir como enmendar de camino.  Como sabes, soy de aquellos que ha propuesto un camino diferente: una sociedad sostenible con una ciudadanía empoderada.  Una sociedad de derechos y responsabilidades.  Una sociedad que no está dispuesta a todo lo que el mercado dicte.  Una economía circular y del cuidado.  Una dimensión eco-socialista que establezca las bases entre la sostenibilidad ecológica y la sostenibilidad social, ya que la lucha ecológica es también una lucha social.  Debemos construir una sociedad única y singular, no una sociedad que imita al resto del mundo o que busca autoridad dependiendo de lo que se haga en los países desarrollados.  Los modelos económicos de desarrollo de esos países son incompatibles con la capacidad de acarreo de nuestro Planeta.  ¡Mantener el bienestar de los americanos implica consumir varios planetas tierra!  Debemos tener más sentido común.  Y esto nos lleva a fortalecer nuestra identidad nacional, sentido de pertenencia, nuestra espiritualidad, costumbres, etnicidad, y tantas cosas no materiales.  Estoy cansado de ver que grandes problemas estructurales se repiten mil y una vez y no se solucionan bajo argumentos políticos, económicos, o de cualquier naturaleza.  Hay temas que abordar ya: ordenamiento territorial, eliminar las zonas de sacrificio, eliminar los campamentos, dar autonomía a los pueblos originarios, tener una vejez digna en todos los aspectos, un verdadero sistema de seguridad social suma y sigue.  Cuando me preguntas “como ve a Chile en general” no quiero ser envuelto por la paranoia economicista que tenemos hoy.  Como economista entiendo la importancia de lo económico.  Pero, estoy interesado en nuestra felicidad, bienestar, espiritualidad, el alma ciudadana, cuentos, bailes, alimentación sana…  Nos falta mucho todavía.

Vemos que los sistemas públicos colapsan. ¿Qué nivel de responsabilidad tiene el ciudadano en su propio bienestar?

Me imagino que a medida que estos sistemas colapsan, la ciudadanía empieza a pensar en otras formas de gobierno, en otras formas de democracia, en otros valores, en otras dimensiones de lo humano-social, etc.  Siempre las crisis obligan a redefinir la dirección de nuestro radar interno con el radar externo.  Cada día nosotros, los ciudadanos, tendremos más responsabilidad en la creación de un bienestar que sea al mismo tiempo individual y colectivo.  Hay que subir, de este mundo que vive en una 3ra dimensión, materialista e individualista, a una 4ta dimensión, que por el momento sugiere que somos uno, que nuestro planeta es un ente vivo como nosotros, que tenemos obligaciones colectivas hasta un nivel planetario, que la economía y la política no pueden ejercerse dentro de un vacío ético y moral…  La ciudanía ya está actuando.  Solamente observen lo que está haciendo Sur Maule, Yoga de la Risa, Fundación Tralkan, ustedes mismos, Rari…  Los movimientos ambientalistas del Maule son un ejemplo para todo Chile.  Son movimientos conscientes.  Solamente considera lo que las mujeres rurales están logrando.  Pero no dejemos atrás a los jóvenes, los niños, los adultos mayores, los inmigrantes, y a todos los que sufren la vulnerabilidad, cualquiera sea su origen.  A mí me interesa el verdadero espíritu del Maule.  Un Maule en 3ra dimensión, sin alma, no tiene destino, o su destino es un total fracaso.  ¿Es una utopía limpiar todas las aguas del Maule?  Esta región debería ser totalmente sostenible y ser la hermana mayor de todas las otras regiones en materia de sostenibilidad.  Todas las ciudades de la región deberían estar certificadas como ciudades verdes.  ¿Es esta otra utopía?  El futuro del Maule está en la ciudadanía.  En una ciudadanía empoderada.

¿Cooperación es una política o es una práctica social? 

La cooperación es un estado del Ser.  Es un valor humano, un valor colectivo, un atributo que hay que auto-realizar.  En este sentido, la cooperación ve a la humanidad como un ‘colectivo’.  Pasa del “yo” al “nosotros”.  Y esto no es un cambio trivial.  Si no auto-realizamos la cooperación ¿cómo podemos ponerla en práctica, ya sea en la política como en lo social? La cooperación tiene sentido a través del gran mantra de nuestros tiempos: “yo soy porque tú eres, tu eres porque yo soy”.  Es allí donde está la clave de la practica social.  Cooperar no es dar.  Cooperar es transformarse en el otro, sin perder tu propia identidad.  Solamente así podrás contribuir al ‘otro’.  Pero, quisiera definir la palabra “colectivo”.  Para mí no se trata solamente de los seres humanos, sino también de todos los seres sintientes y de la naturaleza.  Nosotros somos porque ellos son.  ¿Se podrían imaginar un mundo sin animales, sin flores, sin arboles…?  Personalmente, no podría.  Todos somos uno con todo: esa es la base de la 4ta dimensión.  En el Maule, esta política de cooperación y práctica social debe comenzar con los niños, las madres, los adultos mayores y los que están bajo altos niveles de vulnerabilidad.  No es fácil, por las estructuras de poder que hoy existen, por la falta de responsabilidad y consciencia social, y por otras variables.  ¿Con que paradigma abordaremos este tema? ¿Con un paradigma exclusivamente material e individualista, o con un paradigma colectivo y espiritual?  Cooperación no es asistencialismo.  Cooperación requiere de dos entidades totalmente conscientes y empoderadas.  El empoderamiento debería ser la gran política del Maule.

¿Y entonces la cooperación entre países cómo podría surgir? ¿Es realmente una responsabilidad puramente política?

He estado en el sistema internacional por muchas décadas.  He visto desde cerca lo que significa verdaderamente la cooperación internacional, tanto bi-lateral como multi-lateral.  Ejemplo de la primera es la ayuda de un país a otro (China coopera con Chile, y viceversa), y un ejemplo de la segunda forma de cooperación es la ayuda y cooperación a nivel, por ejemplo, de las Naciones Unidas y Banco Mundial.  En ninguno de estos casos es realmente una responsabilidad puramente política.  Pienso que la política es el fiel reflejo de los intereses económicos de los países envueltos en la cooperación, y uno de los grandes intereses hoy tiene que ver con la escasez relativa de los recursos naturales.  Es por eso, que no podemos confundir cooperación con “estar en venta al mejor postor”.  Esta es la razón por la cual he abogado por un gran cambio de constitución.  Una de las varias reformas que he sugerido es que todos los recursos naturales de Chile sean de propiedad de la ciudadanía, y el Estado sea un garante de esos derechos. Menos aún, debemos dejar que la destrucción y la apropiación ecológica siga determinando la intensificación de la pobreza relativa y absoluta.  Es aquí donde se juntan los temas económicos, políticos, sociales y ambientales.  El futuro de la cooperación entre los países debe definirse en forma muy diferente a lo que Chile hace hoy, donde el gran énfasis está en los tratados de libre comercio (TLC).  Tenemos que ir mas allá.  Mucho más allá.  Es por eso por lo que me opongo al TPP11.  No me identifica este acuerdo.  No lo veo sincrónico con el futuro que nos merecemos.  No veo como protege a tus nietos de un arrebatamiento de nuestras riquezas chilenas.  No me gusta la forma en que la globalización está destruyendo la fibra más importante de nuestras vidas: el alma chilena.  El mundo está cambiando rápidamente.  Sin identidad propia, fuerte y respetada por todos los países del mundo, nunca habrá cooperación justa.  Un día miraremos hacia atrás y evaluaremos lo que realmente hemos ganado con la globalización desatada e incontrolada.

¿Qué es lo que nos separa y qué nos tiene que unir como seres humanos? 

Quiero ser positivo y no dedicarme a hablar de la envidia, la avaricia, y otras características del ser humano.  Lo que nos está separando como seres humanos es la diferencia de visión de nuestra sociedad.  Este no es un ejercicio trivial ni fácil.  Su complejidad reclama que tomemos en serio la construcción de una visión común.  Pero los intereses mezquinos y cortoplacistas están primando por el momento.  Yo no quiero que Chile sea USA, Rusia, China, India, etc.  Quiero que sea Chile con todas sus virtudes y defectos.  Hoy nos separa la religión y el fundamentalismo.  En nombre de Dios se justifican miles de atrocidades.  Hoy nos separan conceptos de bienestar, desarrollo, transformación, etc., bombardeados por un lenguaje indiferente de la competitividad, exclusión, poder comercial, tecnología…  Nos separa nuestras visiones sobre lo que es justo, equitativo, solidario…  Nos separa las distintas formas mañosas de presentar la verdad, el perdón, y más.  Nos separa el caldo de cultivo que nos dejó la educación formal; nos educamos 20 años y nos des-educamos el resto de la vida.  Nos separa la falta de respeto a lo que somos como personas y como país.  Pero hoy, me dedico a resolver esto y darle mi atención a lo que nos une entre tú y yo.  Y encuentro muchísimas cosas que nos unen.  El respeto por todas las formas de vida, los derechos que todas y todos tenemos, el entorno natural donde vivimos, el deseo de ser felices y pacíficos, el deseo genuino de ser mejores seres humanos, la fuerza de nuestras almas y corazones, nuestra historia junto a todas nuestras tradiciones, y tanto que me hace feliz de pertenecer contigo, y con todos.  Lo que te acabo de decir en estos momentos parece utópico, esotérico, o chistoso, cuando vemos en nuestro país que no podemos vivir con nuestros pueblos originarios, cuando da lo mismo un glaciar o no, cuando se desaparece nuestro cóndor, cuando las iglesias están por el suelo, cuando la corrupción de la justicia, carabineros, el ejército…invaden nuestras almas, cuando el crimen está sentado todas las noches en nuestras mesas, cuando nuestros alimentos están totalmente contaminados, cuando lo público es denigrado…  Soy optimista, tengo convicciones, y estoy dispuesto a que juntos cambiemos de rumbo.

Luego de tantos años de experiencias, de estudio y acceso al conocimiento ¿Qué mensaje nos deja a los jóvenes para el ahora? 

El mundo es de ustedes. Todo está en sus manos.  No hay que esperar.  Ustedes no son una generación futura, son una generación del presente.  Empápense no solamente de conocimiento sino de sabiduría.  Que no los encandile la 3ra dimensión.  Muévanse a la 4ta dimensión: ese es el mundo de ustedes, ese es el mundo del futuro.  No tengan miedo a romper esquemas arcaicos y decadentes. Pero, hagan propuestas nuevas, propuestas conscientes, propuestas transformadoras.  Yo me comprometo a compartir mi experiencia, mis estudios y mi pequeño conocimiento.  Pero más que eso, estoy dispuesto a compartir mi alma y mi espiritualidad.  Salgan de esta “matriz”.  Ya estamos en otra era.  Tienen que funcionar bajo la regla de oro de esta nueva era: “en tanto me auto-realizo, en tanto actuó”.  La autoridad no está en las instituciones, y ustedes lo saben.  La autoridad está en el Ser.  No sigan enamorados de la política antigua, de la economía antigua, de lo social antiguo.  Eso es historia.  Tengan la voluntad de crear una gramática social poderosa y realmente cambiante.  No hagan lo que mi generación hizo con/para ustedes.  Mis nietos están esperando que ustedes les presenten un mundo diferente.  Esta es tu oportunidad de demostrar que algo diferente es no solamente deseable, sino posible.  El mundo ya se ha unido a través de la religión, del poder bélico, del poder económico, y del poder político, y ha fracasado.  Hoy, esta unión debe responder a otros atributos y consideraciones.  Me atrevo a sugerir, el camino espiritual colectivo, con todos los seres humanos, seres sintientes y la naturaleza.  La labor más grande que deben hacer hoy es sanar el planeta.  Es imposible que ustedes tengan salud en un planeta enfermo.  Es posible.  Es deseable.  Es un imperativo ético.

 

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