Comienza a revelarse el efecto beneficioso del litio en ancianos con alzhéimer

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Los astrocitos tratados con litio exhiben menos marcas de senescencia, en azul/archivo personal.
Resultados de experimentos realizados en células cerebrales humanas y en ratones sugieren que este medicamento retarda el envejecimiento celular, uno de los factores relacionados con las enfermedades neurodegenerativas

AGENCIA FAPESP/DICYT – El uso de litio en el combate contra el mal de Alzheimer ha venido siendo objeto de estudios realizados por diversos grupos de investigación desde hace más de una década. Y nuevos resultados obtenidos por científicos de Brasil y Estados Unidos sugieren que los efectos beneficiosos de este fármaco sobre la memoria pueden estar relacionados con su capacidad de retardar el envejecimiento celular, uno de los factores vinculados con el surgimiento de enfermedades neurodegenerativas.

La investigadora brasileña Tânia Viel, docente de la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades de la Universidad de São Paulo (EACH-USP), dio a conocer estos datos el pasado 10 de septiembre, durante la 34ª Reunión Anual de la Federación de Sociedades de Biología Experimental (FeSBE), realizada en la localidad de Campos do Jordão (en el estado de São Paulo, Brasil). Parte de esta investigación tuvo lugar durante el período que Viel pasó en el Buck Institute for Research on Aging, de Estados Unidos, con apoyo de una beca de la FAPESP – Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo.

Un estudio anterior del grupo había demostrado que, cuando se lo administra en dosis sumamente pequeñas, este metal, que se les prescribe como estabilizador del humor a pacientes con trastorno bipolar y depresión, ayuda en el mantenimiento de la memoria en ancianos con alzhéimer.

Para poner a prueba el efecto del medicamento en células cerebrales humanas, Viel recurrió a una técnica de reprogramación que permite transformar células adultas –de la sangre o del fibroblasto (la capa más profunda de la piel)– en células madre pluripotentes inducidas (IPS, por sus siglas en inglés), que posteriormente fueron inducidas a diferenciarse en astrocitos, el tipo celular más abundante en el sistema nervioso central.

Los astrocitos quedaron separados en dos grupos. A medida que iban sufriendo el envejecimiento celular natural, una parte era tratada con litio, en tanto que a la otra no se le aplicaba ningún tratamiento.

“Observamos que el envejecimiento disminuyó bastante en los cultivos que recibieron litio. El envejecimiento celular constituye uno de los factores relacionados con el aumento del cáncer y de enfermedades neurodegenerativas tales como el alzhéimer y el párkinson”, dijo Viel.

En otra prueba, los científicos observaron el funcionamiento del cerebro de ratones a medida que envejecían. En ese experimento se utilizó un linaje de roedores que envejece más rápido: en solo 12 meses en lugar de los 24 comunes.

“Los animales tratados con litio desde pequeños mantuvieron la formación de la memoria completa. Existe una relación importante entre el aumento de la ansiedad y la pérdida de la memoria en la vejez. La disminución de la ansiedad en los animales puede estar relacionada con el mantenimiento de la memoria”, explicó.

Ancianos

Los resultados van al encuentro de pruebas realizadas por el equipo anteriormente. El estudio empezó después de que una de las integrantes del grupo, la médica Marielza Nunes, empezó a observar una mejoría en la memoria de ancianos que tomaban microdosis de litio como complemento alimentario. Algunos metales pueden recetarse para suplir deficiencias nutricionales.

Los investigadores sistematizaron entonces un estudio clínico y seleccionaron a un grupo de pacientes ancianos diagnosticados con alzhéimer. A la mitad de los voluntarios se le administraron microdosis de litio de 1,5 miligramos por día; en personas con trastorno bipolar, la dosis es de al menos 60 miligramos. Los otros pacientes tomaron un placebo. Se realizó un seguimiento de los ancianos durante un año y medio, mediante la realización regular de test de memoria.

“A partir del tercer mes, la memoria de los pacientes tratados con litio se estabilizó. En el otro grupo, el rendimiento fue decayendo. El tratamiento se mantuvo durante un tiempo más, para estar seguros del efecto observado. A partir del momento en que comprobamos esa diferencia, pasamos a darles litio a todos”, dijo Viel. Los resultados salieron publicados en la revista Current Alzheimer Research en el año 2013.

Los próximos pasos de la investigación abarcan modelos celulares y nuevas pruebas con pacientes. Como no se conocen exactamente las causas de la enfermedad, los investigadores testearán el litio en el marco de las diferentes hipótesis que explican el alzhéimer.

En una de ellas, las células cerebrales serán sometidas a un tratamiento con el péptido β-amiloide, presente en pacientes que desarrollan la enfermedad. Este péptido provoca una desorganización de las células e induce el envejecimiento. A las células tratadas con β-amiloide se les aplicarán dosis de litio a los efectos de observar si este medicamento puede revertir el proceso de desorganización.

En el marco de otro estudio, los científicos inducirán el envejecimiento en un cultivo de células mediante la aplicación de peróxido de hidrógeno, conocido por causar estrés oxidativo, uno de los inductores del envejecimiento celular. La idea es probar si el litio puede revertir ese daño.

“Existen diversas formas de inducir el envejecimiento cerebral que pueden derivar en la enfermedad de Alzheimer. Veremos en qué medida logramos proteger a las células con este medicamento”, dijo.

La investigadora recuerda que estudios anteriores del grupo muestran que un estilo de vida sano, con actividades físicas e intelectuales, protege al cerebro contra esta enfermedad (lea más en: agencia.fapesp.br/29948).

Futuramente, grupos de ancianos con y sin alzhéimer serán objeto de seguimientos a los efectos de entender las diferencias entre ellos. Si bien existe un factor genético, no siempre las personas predispuestas desarrollan la enfermedad. Los investigadores pretenden entender cuáles son los agentes protectores del cerebro de ancianos sanos.

 

 

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