El investigador Antonio Cabrera presentó un nuevo modelo de riego para cerezos, basado en sensores que permitirán irrigar plantaciones de manera más eficiente y precisa.
La agricultura tomó la delantera en el uso de inteligencia artificial en el campo. Sensores
instalados en plantaciones de cerezos, permitirán a los agricultores adoptar decisiones más
informadas y precisas respecto a sus cosechas.
La iniciativa busca desarrollar una solución para la gestión eficiente del agua, a través de sensores, drones y técnicas de inteligencia artificial. Se trata de un nuevo modelo de riego, que cuenta con el apoyo del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional.
La Gobernadora Regional, Cristina Bravo, señaló que “quiero destacar este proyecto, realizado por investigadores de la Universidad Católica del Maule. Como Gobierno Regional estamos comprometidos en apoyar este tipo de iniciativas que buscan el beneficio de todos los maulinos y maulinas, en este caso directamente a los agricultores de nuestra región”.
“Todos sabemos lo que significa el cambio climático, pero a veces se nos olvida que las respuestas a estos cambios deben ser territoriales, para que tengan un efecto local. La tecnología debe estar
al servicio de ese proceso”, dijo el vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad Católica del Maule (UCM), Hernán Maureira, durante el lanzamiento del proyecto.
“Es un proyecto piloto que cubrirá unas diez hectáreas de cerezos, uno de los cultivos más
importantes de la zona. Allí instalaremos los sensores que medirán exactamente el estado
fisiológico del árbol, para saber si necesita algún aporte, ya sea agua o fertilizante, o si por el contrario está en buenas condiciones fisiológicas. El sensor registrará el incremento diametral del árbol, el flujo de savia, la temperatura y la humedad interna de la madera, del suelo y del ambiente. Será como hacerle un electrocardiograma al árbol”, sostuvo Cabrera, académico del Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Maule (CIEAM), perteneciente al plantel.
El sensor, de fabricación italiana, calculará las variables por medio de una aguja que se insertará en el tronco del árbol y mandará la información a un servidor a través de mensajes de texto.
“Cada sensor tiene una tarjeta como la de los teléfonos que enviará información en tiempo real. En verano, la frecuencia de los mensajes será más alta, quizás cada dos o tres horas, y en invierno tal vez una vez al día. Serán monitorizados 36 árboles en total”, aseveró el investigador.
Según Cabrera, los dispositivos facilitarían reducir el uso de agua en un 20 por ciento. “Están ahora mismo en un barco y llegarían a mediados de agosto. Yo aspiro a un ahorro de un 20 al 30 por ciento de agua y si bien podría ser más, prefiero ser conservador”, señaló.