Mes del Mar: Relevando la importancia de la ciencia en la conservación marina

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Crédito fotografía, Iván Hinojosa

Durante mayo, Chile conmemoró una vez más el “Mes del Mar”, ocasión que reafirma la riqueza ecosistémica de nuestros océanos y subraya los desafíos en materia de conservación. La contaminación por plásticos y la industria salmonera continúan siendo grandes amenazas para nuestras costas, sin embargo, también es importante reconocer los avances logrados en la protección marina, con más del 40% de nuestra Zona Económica Exclusiva bajo alguna figura de conservación. 

Las expediciones científicas han sido cruciales en estos esfuerzos de conservación, ya que la protección efectiva de nuestros mares depende del conocimiento y la investigación. Sin ciencia, no es posible entender la complejidad de los ecosistemas marinos ni desarrollar estrategias para su protección. 

En esta entrevista, conversamos con Ignacio Petit, Biólogo Marino y Doctor en Biología y Ecología Aplicada, integrante del equipo de Oceana en Chile. A lo largo de su carrera, Ignacio ha participado en numerosas expediciones científicas y nos comparte su valiosa experiencia y perspectivas sobre el papel de la ciencia en la protección de nuestros océanos. 

 

¿Podría contarnos de las expediciones científicas en las que ha participado?  

He participado en variadas expediciones en Chile y el extranjero. Todas con diferentes objetivos, pero principalmente lo que buscamos es evaluar el estado de salud de los ecosistemas costeros en relación con el efecto del humano; así como también investigar cómo las herramientas de conservación marina pueden ayudar a mitigar los efectos negativos del ser humano en estos.  

¿Cómo explicarías la relación entre la ciencia y la conservación? 

La conservación marina es una disciplina amplia que es abordada desde diferentes ocupaciones, especialidades, profesiones, y también desde el corazón. Aquí la ciencia tiene un rol fundamental ya que, a través de la certeza de los datos y las pruebas de hipótesis, nacen conclusiones que son consensuadas globalmente por el mundo científico y que, consecuentemente, apoyan y permiten al mundo político tomar las decisiones correctas respecto de qué, cuánto, dónde y cómo conservar la biodiversidad global.  

Crédito fotografía, Camila González

¿Cuál es la primera medida de conservación que se te viene a la mente relacionada con el trabajo científico? 

Desde mi experiencia, las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) es la primera herramienta que se me viene a la mente y la más efectiva para preservar –intocable– y conservar —uso sustentable– la biodiversidad marina, debido a las grandes extensiones –ecosistemas– efectivamente conservadas y a su flexibilidad en las diferentes estrategias de manejo pesquero artesanal que se pueden adoptar en las áreas con fines de conservación –ej. Áreas de Conservación de Usos Múltiples. Además, las AMPs bien conservadas son ambientes sanos donde todos los procesos ecológicos y evolutivos se encuentran en funcionamiento. Por esta razón, son ampliamente utilizadas por la ciencia como punto de comparación, poner a prueba hipótesis, observar patrones ecológicos, entre otros, donde la influencia humana es reducida o, en algunos casos, es casi ausente, lo cual tiene un valor extremadamente alto sabiendo que gran parte del planeta se encuentra en un estado de conservación preocupante debido a la influencia del ser humano.  

¿Cómo puede Chile seguir avanzando en medidas de conservación marina, así como en impulsar el trabajo científico para ello? 

Actualmente Chile cuenta con más del 40% de su zona económica exclusiva (ZEE) bajo algún nivel de protección, lo cual supera ampliamente las metas internacionales propuestas para el 2030 (proteger el 30% de las ZEE). Sin embargo, menos del 1% de la superficie protegida se encuentra en la zona continental, lo cual implica que la representatividad de ecosistemas protegidos en la actualidad es bajísima.  

Sobre este escenario, Chile tiene 2 alternativas no excluyentes para seguir creciendo en superficie conservada: aumentar el número de AMPs en el continente y mejorar la representatividad de ecosistemas marinos protegidos; y/o empujar el proyecto de desarrollar un AMP de altamar más allá de los mares jurisdiccionales. Ambas alternativas requieren de un amplio trabajo colaborativo entre tomadores de decisiones y científicos para colectar la información ecológica necesaria, así como también, la contribución de las AMPs al bienestar de la sociedad nacional y global.  

¿Cuál es la labor de Oceana para permitir el desarrollo de la ciencia y la conservación marina? 

Oceana es una de las ONGs dedicada únicamente a la conservación marina más grande del mundo, y su injerencia a nivel mundial en la conservación de la biodiversidad ha sido notable durante la última década. Oceana contribuye al levantamiento de información científica ya sea financiando o participando, no sólo en las expediciones, sino que también en el proceso posterior de análisis y publicación de información. Esto último es relevante ya que todo ese trabajo de escritorio es lo que permite dar un uso aplicado a la información.

Crédito fotografía, Camila González

Oceana interactúa permanentemente con distintos científicos e instituciones científicas a lo largo del mundo. Parte de la filosofía de nuestra organización se basa en fomentar la toma de decisión de conservación en datos científicos. Actualmente, tiene un rol preponderante en la gobernanza de las AMPs, promoviendo de esta forma el manejo efectivo de estas. No queremos más Áreas Marinas Protegidas de papel, en Oceana buscamos la implementación efectiva de estas a través de la participación de las comunidades, academia, ONGs y el gobierno. Con la colaboración de todos creemos firmemente que podemos contribuir efectivamente a la implementación de las áreas y de verdad conservar nuestro patrimonio marino. 

 

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