La colaboración entre el proyecto Campus Naturaleza Universidad de Concepción y la ONG Pewma, Educación Con la Naturaleza, permitió el 2023 levantar el Piloto deEducación con la Naturaleza para la Primera Infancia. El éxito de la instancia, permite vislumbrar programas permanentes y generar con esto, evidencia sobre los beneficios educativos que tiene el contacto permanente de niños y niñas con el entorno natural.
Correr, jugar con las hojas o simplemente, perderse un instante de la vista de las tías del jardín. Casi el único momento de silencio se produce cuando se los invita a mirar hacia arriba, hacia la copa de los árboles. Son niños, y quedan maravillados cuando pueden escuchar los sonidos de pájaros, oler la tierra y sentir el bosque, en un entorno tan cercano a la ciudad, que casi no se cree.
Los pequeños forman parte del Piloto de educación con la naturaleza para la primera infancia. Esta instancia se desarrolla gracias a la colaboración entre el proyecto Campus Naturaleza Universidad de Concepción y la ONG Pewma Educación Con la Naturaleza.
El piloto, que se trabaja desde mediados del 2023 con los jardines infantiles CEDIN, Pequeño Pudú y Los Sobrinitos, inició su segundo ciclo este 2024. Estos establecimientos se encuentran próximos al Campus Patrimonial UdeC y a los terrenos donde se implementará el proyecto Campus Naturaleza, que conservará 25 hectáreas de ecosistemas relictos de bosque caducifolio de Concepción, ecosistemas acuáticos y que, además, desarrollará acciones de restauración ecológica, bienestar humano, educación ambiental biocultural y salud mental, entre otros.
El Dr. Cristóbal Pizarro P., investigador asociado al proyecto Campus Naturaleza Universidad de Concepción, señala que “la ciencia ha demostrado que estimular este tipo de vínculos afectivos con la naturaleza, a temprana edad, es clave, pues genera autonomía en desarrollo de habilidades físicas, intelectuales, sociales y emocionales, relacionadas y adaptadas al entorno. Estas habilidades no son exclusivamente cognitivas (conocer la naturaleza), sino también para estimular destrezas sociales, psicoactivas y motrices, ya que se puede ejercitar, aprender, cantar y en definitiva disfrutar en la naturaleza junto otras personas en un entorno recreativo y educativo”.
Afirma que estas habilidades son (y serán) claves para la adaptación al cambio climático y el fortalecimiento de una ciudadanía ambientalmente responsable, participativa y comprometida. “Para conseguir esto, el rol de las y los profesionales de la educación es de máxima relevancia, tanto en el ejercicio como en la formación en este tipo de enfoques pedagógicos. Para ello, además de la ONG Pewma y los establecimientos, estamos colaborando con varios docentes y practicantes de la Facultad de Educación UdeC”.
Enfoque educativo
La ONG Pewma, desarrolla este enfoque pedagógico hace décadas en toda la región del Biobío y Ñuble. En este sentido, Juan González E., coordinador pedagógico de la organización, comenta que “este enfoque-mirada pedagógica, en una primera instancia fortalece un acercamiento y vínculo constante con el territorio-lugar, en que estas comunidades escolares están insertas. Deseamos promover en niñas, niños, educadora/es y familias acompañantes, un espacio para poder habilitar el acceso de forma permanente a desarrollar aprendizajes fuera del aula, en donde se pueda potenciar dimensiones humanas como el bienestar, la conexión con la naturaleza, el aprendizaje social, el jugar con los sentidos, manejos de riesgo y ver a la naturaleza como espacio para el movimiento”.
“De este modo, en forma frecuente, cada dos a tres semanas, salimos a caminar por estos diversos lugares: las calles cercanas al centro educativo (jardín), los cerros aledaños, y finalmente nos internamos al bosque nativo de Campus Naturaleza; es decir, vamos generando un proceso de acercamiento constante a recorrer y re-conocer el lugar, sus características y sus diversas cotidianeidades. En este enfoque se va propiciando un descubrimiento a través del asombro, el juego, el canto, las rimas y risas, mientas se comparte, se camina y se convive”, explica el educador y profesor de filosofía.
Graciela Silva M., Directora del Centro Comunitario, Sala Cuna y Jardín Infantil Los Sobrinitos, comenta que “cada conversación, descubrimiento y asombro por lo que la naturaleza ofrece se transforma en un gran aprendizaje que responde a la esencia de cada niño y niña. Visualizamos esto como una gran oportunidad para los párvulos, principalmente por el aprendizaje activo y didáctico que experimentan en las diferentes experiencias en entorno naturales, donde se abre un abanico de interacciones para el dialogo, los cuestionamientos, explicaciones, curiosidad y nuevas formas de aprender, que cimienta pasos sólidos para continuar el camino del saber, hacer y sentir”.
“Allí pueden adquirir habilidades múltiples para el desarrollo integral de su vida, tan necesario en estos días, ya que la niñez está siendo expuesta a distintos escenarios que no le son favorables a tan temprana edad, como falta de tiempo familiar y social, la sobre exposición a aparatos tecnológicos, entre otros”, comenta la educadora.
De forma similar, Ana Castillo, educadora del jardín Mi Pequeño Pudú, dice que el proyecto es importante, pues permite a las educadoras inculcar “el cuidado con la naturaleza, el respeto y la convivencia en un entorno que a los infantes les llama la atención. “Siempre nos preguntan cuándo vamos a salir de nuevo, cuando es el día. Nosotros primero les mostrábamos imágenes y después reforzábamos eso con las salidas a terreno, allí repasamos los animales que viven en el bosque, como el zorro culpeo, el pudú, la guiña, el monito del monte, entre otros. Todo se hace con canciones y otras actividades entretenidas para los pequeños”.
“Nuestros niños tienen de tres a cuatro años, entonces ya captan bastante, por lo que para ellos fue una hermosa experiencia, también invitábamos a la familia, estaba muy involucrada en esta actividad, salíamos con ellos, entonces a los niños más les gustaba participar”, explica en relación a un enfoque educativo que fortalece la salud física y la idea de sociabilizar con los propios compañeros en un ambiente natural, según comenta.
El Dr. Pizarro, añade que “nuestra proyección es consolidar el trabajo en este piloto con estos tres establecimientos, con las salidas pedagógicas a la naturaleza de forma permanente. Nos gustaría establecer en estos y otros establecimientos programas permanentes de educación con la naturaleza y que pueda apoyar a las educadoras en integrar elementos transversales del curriculum que aborden el desarrollo de distintas habilidades. Para ello ya estamos avanzando en el diseño y evaluación de las salidas, y poder generar evidencia sobre los beneficios educativos de la naturaleza en el largo plazo. En este proceso, nos gustaría inspirar a otros establecimientos y organizaciones a trabajar en red, y también influir sobre las personas que toman las decisiones, para integrar en forma sistemática la educación con la naturaleza en la educación pública y privada, tal como se ha realizado en muchos otros países, con excelentes resultados”, establece el académico UdeC.