Estudio revela que las mujeres lideran la ganadería sostenible en la selva amazónica colombiana

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Un estudio muestra que, cerca de la selva amazónica de Colombia, las mujeres valoran más los árboles en las pequeñas granjas ganaderas

En la competencia entre los árboles y el ganado por la tierra, los árboles suelen perder. Aunque esto no tiene porqué ser así. Sin embargo, los planes diseñados centralmente para implementar la coexistencia entre árboles y ganado en áreas deforestadas no siempre funcionan en tierras agrícolas lejanas.

La ineficacia puede deberse a intentar lograr demasiado y demasiado rápido. Transformar cientos de miles de hectáreas de pastos sin árboles o degradados en paisajes sostenibles para el ganado, la naturaleza y las personas, debería ser un proceso gradual y con pocas perturbaciones. Es importante considerar también, que debería comenzar con la gente que ya está transformando silenciosamente pequeños terrenos, y con aquellos que quieren hacerlo.

Al sur de Colombia, en Caquetá, el territorio se recupera de décadas de conflicto armado, no obstante actualmente enfrenta una fuerte deforestación, a lo que se suma el cambio climático. La revelación ante esta realidad, se refiere a que las personas que han avanzado a liderar el cambio tienden a ser mujeres, según muestra una nueva investigación.

Cuando las mujeres están a cargo de la tierra (y sólo el 15% de ellas estaban en el estudio), tienen más probabilidades que los hombres de tener sistemas ganaderos silvopastoriles, donde el ganado deambula entre los árboles y come plantas cultivadas en el paisaje. Ya sea que gestionen la tierra o no, las mujeres están más dispuestas a integrar la naturaleza en la ganadería.

“Descubrimos que las mujeres están más motivadas para conservar el medio ambiente”, dijo Augusto Castro, investigador de la Alianza de Bioversity International y el CIAT y líder del estudio publicado en Scientific Reports. “Además, tienen una mayor propensión a adoptar sistemas silvopastoriles”.

Sistema silvopastoril en Colombia. / Center for Research in Sustainable Agricultural Production Systems – CIPAV.

Los investigadores recopilaron datos en más de 2.800 potreros, que son pequeñas parcelas de tierra agrícola para la cría de ganado. Además de la información diferenciada por género, se integraron datos socioeconómicos de agricultores que señalan varias formas que desafían paradigmas para incentivar la adopción de sistemas silvopastoriles en entornos afectados por conflictos en Colombia.

“Aún estamos desarrollando estrategias para promover sistemas silvopastoriles sustentables basados ​​en creencias y no en hechos”, dijo Castro. Y agrega “necesitamos utilizar datos de estudios sistemáticos para ampliar con éxito los sistemas silvopastoriles”.

Conocer el paisaje

El estudio se llevó a cabo en el marco del Proyecto de Estrategias Productivas Sostenibles, financiado por la Iniciativa Climática Internacional (IKI) de Alemania, y la Iniciativa del CGIAR sobre Sistemas Alimentarios de Bajas Emisiones, que proporciona investigación para el desarrollo con bajas emisiones y para aumentar la resiliencia de los agricultores al cambio climático.

A diferencia de los pastos degradados, en su mayoría sin árboles, las granjas silvopastoriles son mejores para el medio ambiente: reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, almacenan más carbono, diversifican la producción agrícola, conservan la biodiversidad y mitigan los impactos negativos de los climas extremos. También pueden aumentar los ingresos agrícolas.

Si bien se está volviendo más popular a nivel mundial, la adopción de la actividad silvopastoril en todas partes sigue siendo lenta. ¿Por qué?.

En el sur de Colombia, una de las razones es una mala comprensión de los incentivos para adoptar sistemas silvopastoriles y la integración de estos incentivos en las políticas y la implementación. Otra es económica: la transformación del paisaje requiere inversiones sustanciales de tiempo y dinero antes de que los resultados comiencen a mejorar. Pero el acceso a la financiación no es necesariamente el principal obstáculo para la adopción: el 56% de los agricultores encuestados tienen acceso al crédito para invertir en sus explotaciones.

“El hecho de que uno tenga los medios para invertir en sistemas silvopastoriles no significa que lo vaya a hacer”, afirmó Castro.

Si bien las mujeres están más motivadas que los hombres para tener árboles en sus fincas por razones ambientales y para beneficiar a las generaciones futuras, eso no significa que los hombres no quieran árboles en sus fincas; simplemente tienen diferentes motivaciones. El estudio demostró que los hombres valoran más que las mujeres los árboles de las explotaciones agrícolas para futuros proyectos de construcción.

Tanto hombres como mujeres valoran los árboles para cumplir con acuerdos de conservación, generar ingresos, conservar agua y sombra para las personas (pero mucho menos para los animales, lo que sugiere que se necesita una mayor conciencia de los beneficios de escapar del calor para la salud del ganado).

De todas maneras, se necesita más investigación para comprender las preferencias de género por los sistemas silvopastoriles, pero la coautora Mary Ngaiwi, investigadora de la Alianza, dijo que las mujeres pasan más tiempo trabajando la tierra y, por lo tanto, la conocen mejor.

“Las mujeres pueden estar más motivadas para plantar árboles porque comprenden mejor el estado de sus parcelas y tienen más ideas sobre cómo hacer cosas que mejoren la producción agrícola”, dijo Ngaiwi. “Las actividades son buenas para el medio ambiente, pero mejorar el medio ambiente puede no ser el principal factor de motivación”.

Además, las mujeres ven de cerca uno de los principales beneficios de los sistemas silvopastoriles: un ganado más sano. “Dado que las mujeres participan en el ordeño y la alimentación pueden ver estos efectos más rápidamente”, dijo Alexander Buritica, coautor de la Alianza y la Universidad de los Andes, una universidad colombiana.

Aunque sólo el 17% de los potreros en el estudio tenían niveles básicos de implementación silvopastoril (pastos mejorados y árboles) y el 7% tenían niveles medios a altos (pastos, árboles, acueductos para ganado y bancos de forraje), los beneficios de la implementación silvopastoril son cada vez más conocidos. Alrededor del 45% de los agricultores encuestados dijeron que conocían historias de éxito relacionadas con la agricultura silvopastoril en sus municipios.

“La creciente conciencia de los beneficios de la agricultura silvopastoril puede ayudar a aumentar la motivación para implementar estos sistemas”, dice Marcela Quintero, coautora y directora general asociada de la Alianza. “Pero la mayoría de los agricultores necesitarán escuchar historias de éxito silvopastoril de otros agricultores. Comunicar estas historias –y construir más– debería ser una prioridad para las organizaciones que promueven la implementación”.

Esta implementación también requiere un compromiso fuerte y a largo plazo para brindar asesoramiento técnico a las personas que desean mejorar sus tierras, ya que “proporcionar únicamente asistencia financiera no sería suficiente”, afirma Quintero.

Básculas más inteligentes

El enfoque del estudio en los potreros (a diferencia de granjas enteras) obtuvo información granular sobre la implementación y los beneficios silvopastoriles. Muchas granjas dedican solo una parte de su finca a actividades silvopastoriles y podrían pasar desapercibidas en estudios más amplios que intentan medir los niveles de adopción y los beneficios relacionados.

El estudio sugiere que las organizaciones de implementación deberían centrarse en apoyar los sistemas silvopastoriles a nivel de potrero y planificar la ampliación a un potrero a la vez. El estudio también mostró que los beneficios comienzan a acumularse incluso en niveles básicos, lo que sugiere que las métricas para una adopción exitosa deberían centrarse en escalas más pequeñas.

“Los sistemas silvopastoriles no son blancos o negros”, señala Carolina González, coautora de la Alianza. “Al menos tres o cuatro prácticas podrían integrarse gradualmente en un sistema silvopastoril. Nuestro modelo de investigación refleja esta realidad. Y, durante las primeras etapas de adopción, probablemente sea mejor invertir en 10.000 adoptantes básicos a nivel de potrero en lugar de 10 adoptantes de gran escala en toda la granja”.

Este enfoque gradual y localizado, centrado en apoyar las prácticas sostenibles a nivel de parcela, puede ser la clave para transformar los paisajes ganaderos y promover una coexistencia armoniosa entre la naturaleza y la agricultura en el sur de Colombia.

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