Algas fosilizadas ayudarían a recuperar suelos agrícolas

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Tierra de diatomeas/Sara Rosero y Alain Céspedes
La tierra de diatomeas –un tipo de roca orgánica que se genera a partir de la fosilización de estas plantas– equilibraría las proporciones de sales de sodio en el suelo, contribuiría a controlar plagas en los cultivos y mejoraría la fertilidad
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UN/DICYT Después de 75 días de haber aplicado el material en el suelo degradado, la relación de absorción de sodio pasó de un rango “elevado” a “ligero moderado”, en una mejora comparable a la reflejada por el tratamiento convencional con yeso o cal. Este resultado, obtenido en condiciones de invernadero, se da gracias al contenido de silicio de la tierra de diatomeas, elemento que ayuda a remover el sodio del suelo.

Así lo aseguran Sara Edith Rosero Serrano y Alain Nicolás Céspedes Martínez, estudiantes de Ingeniería Agrícola de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, quienes analizaron el potencial de este insumo como alternativa natural para reducir la degradación de los suelos.

“A diferencia del yeso o la cal, por lo general la tierra de diatomeas se emplea para controlar plagas en cultivos de hortalizas. Encontramos que también sería aplicable para reducir el exceso de salinidad por sodio en los suelos agrícolas, un problema importante en el Valle del Cauca”, afirma la estudiante Rosero, y precisa que esta se consigue en comercios de Boyacá, entre otros departamentos.

Según un informe de Cenicaña de 2013, en Colombia el 7,7 % del suelo degradado químicamente ha perdido calidad por los altos niveles de salinidad. De hecho reporta que 87.000 km2 de suelos tienen niveles de sal fuera de proporción, área similar a la que ocupa todo el departamento de Caquetá.

Esta problemática obedece tanto al origen natural de los suelos como a las intervenciones humanas, entre ellas el uso indebido de fertilizantes, el riego con agua no apta y la falta de control en la implementación de prácticas de mecanización como el arado con tractores y otras herramientas.

Los agricultores incorporan cal y yeso como tratamiento para sus suelos sin realizar diagnósticos previos sobre las necesidades específicas de sus cultivos o sin hacer seguimiento a los resultados de tal enmienda.

El exceso de sales de sodio en el suelo provoca la pérdida de su estructura, por lo cual se compacta y deja de ser propicio para cultivar, pues no permite el crecimiento de las raíces ni el paso del agua, el aire y los nutrientes. “Este fenómeno, conocido como sodicidad, altera el equilibrio físico, químico y microbiológico del suelo”, explica la estudiante.

Con la enmienda de tierra de diatomeas también se mejoraron los indicadores de densidad aparente, el pH y la conductividad eléctrica, lo que favorece el nivel de salinidad del suelo.

Estudio de muestras de Palmaseca

Para desarrollar la investigación –dirigida por el profesor Édgar Madero, de la U.N. Sede Palmira– se tomaron muestras de suelo a 40 cm de profundidad en el corregimiento de Palmaseca (Palmira), descrito como una zona con problemas de salinidad en sus suelos.

“Evaluamos la salinidad, el intercambio catiónico (capacidad del suelo para almacenar nutrientes), el pH y la conductividad eléctrica, y los resultados reflejaron la degradación”, asegura la estudiante Rosero.

Según describe, cuando las muestras de suelo estaban húmedas se veían como una sola masa, y cuando estaban secas se veían como una piedra. Al pasar de estados húmedos a secos, y viceversa, estos cambios pueden romper las raíces a medida que el suelo se contrae o se expande. “Son condiciones que no permiten la absorción de nutrientes, y como no dejan avanzar las raíces, mantienen limitada el área de donde las plantas obtienen los elementos necesarios”, detalla.

Después de estos análisis las muestras se pasaron por tamices y un rodillo para uniformizar el tamaño de sus partículas sólidas; se utilizaron 3 kg del material para establecer cultivos de habichuela en tres tratamientos diferentes. En el primero, que sirvió como testigo o referente, sólo se intervino con riego y fertilización; en el segundo se realizaron estos procesos después de haber mezclado el suelo con tierra de diatomeas, y en el tercero se implementó una enmienda con yeso –tratamiento convencional– antes de aplicar el agua y el fertilizante. Después de 75 días de tratamiento se realizaron estudios físicos-químicos a las unidades experimentales.

La investigación es un punto de partida para evaluar los resultados en otro tipo de suelos y dosis de tierra de diatomeas, además de abordar un análisis económico de la alternativa, sostienen los estudiantes.

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