Cuando alguien se inicia en el conocimiento de la micologia, no es apropiado desbordarlo con muchos conocimientos y centrarse primero en solo un pequeño grupo de setas, y estudiarlas con calma, e ir ampliando poco a poco según se vallan teniendo perfectamente
asimilado los conocimientos anteriores.
Las antiguas reglas sobre la identificación de las setas son falsas, por lo tanto muy perjudiciales.
Es falso:
– Que las setas pierdan toxicidad con la cocción.
– Que si son toxicas deben ser cocidas con un objeto de plata.
– Que si están mordisqueadas por animales, son buenas, y así un largo etc…
Lo realmente adecuado es ponerse en manos de micólogos experimentados, o bien de alguna asociación micológica, que os puedan orientar adecuadamente.
Se recomienda ser prudentes y nunca ir de expertos, disfrutar de la belleza de
todas ellas aun que sean tóxicas, no romperlas o estropearlas, pues todas
cumplen con su función, no recolectarlas estropeando su micelio, nunca cocinar
diferentes ejemplares – en el caso de novatos- pues en caso de intoxicación
será difícil saber cual fue, no abuses de su consumo, aun que sean un buen
comestible, no sabes si tu organismo las toleran, y ante todo no dejes basura en
el monte, aun que esta no sea tuya.
La recolección de setas es una afición sana, pues el ejercicio físico que supone,
el paseo por el campo y a eso la podemos sumar las propiedades alimenticias de las
setas, siempre que no se vean perjudicado por la imprudencia, y el desconocimiento
de una recolección errónea. En un antiguo libro de micología, el autor definía a los aficionados a la recolección de setas como deportistas, exponiendo lo siguiente:
La caza de las setas tiene mucho de deporte. Es sano, arriesgado y se realiza en
bellos lugares – bosques y prados.
Guìa Práctica de Introducción a la Micología – Jesus Rodriguez