ALMA y James Webb observan el protocúmulo de galaxias más distante

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Impresión artística del "área metropolitana" del protocúmulo A2744ODz7p9 revelada por el Telescopio Espacial James Webb y ALMA. Crédito: NAOJ.
Una observación revela un denso núcleo “metropolitano” de un protocúmulo situado a 13,14 mil millones de años luz, lo que indica un crecimiento acelerado de la galaxia

ALMA Una colaboración internacional liderada por el profesor asistente Takuya Hashimoto (Universidad de Tsukuba, Japón) y el investigador Javier Álvarez-Márquez (Centro Español de Astrobiología) ha utilizado el Telescopio Espacial James Webb (JWST) y el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) para observar el protocúmulo de galaxias más distante hasta la fecha, a 13,14 mil millones de años luz de distancia. Esta recóndita observación ha revelado un denso núcleo “metropolitano” de este protocúmulo, lo que indica un crecimiento acelerado de la galaxia. Las simulaciones sugieren que esta región se fusionará en una galaxia masiva y singular en las próximas decenas de millones de años, lo que ofrecerá información sobre el nacimiento y la evolución de galaxias tempranas.

Estudiar cómo nacen y mueren las estrellas individuales en las galaxias, cómo nacen nuevas estrellas a partir de restos de estrellas viejas y cómo crecen las galaxias son temas importantes en astronomía, ya que proporcionan información sobre nuestras raíces en el Universo. Los cúmulos de galaxias, una de las estructuras más importantes del Universo, reúnen más de 100 galaxias unidas entre sí mediante una fuerza gravitacional mutua. Las observaciones de galaxias cercanas han demostrado que el crecimiento de éstas depende de su entorno, en el sentido de que las poblaciones estelares maduras se ven comúnmente en regiones donde las galaxias están densamente reunidas. Esto se conoce como el “efecto ambiental”.

Aunque este efecto ha sido considerado una pieza esencial para comprender la formación y evolución de las galaxias, no se sabe bien cuándo se inició en la historia del Universo. Una de las claves para entenderlo es observar los ancestros de los cúmulos de galaxias poco después del nacimiento del Universo. Conocidos como protocúmulos de galaxias (en adelante protocúmulos), se trata de conjuntos de unas diez galaxias distantes. Afortunadamente, la astronomía nos permite observar el Universo lejano tal como era en el pasado. Por ejemplo, la luz de una galaxia a 13 mil millones de años luz tarda 13 mil millones de años en llegar a la Tierra, por lo que la observamos ahora con el aspecto que tenía hace 13 mil millones de años. Sin embargo, la luz que viaja 13 mil millones de años luz se vuelve más débil, por lo que los telescopios que la observan deben tener alta sensibilidad y resolución espacial.

El equipo de investigación observó por primera vez la región central de este protocúmulo utilizando JWST. Utilizando NIRSpec, un instrumento que observa espectros en longitudes de onda que van desde el visible hasta el infrarrojo cercano, el equipo realizó observaciones de espectroscopía de campo integral que pueden adquirir simultáneamente espectros de todas las ubicaciones dentro del campo de visión. El equipo ha detectado con éxito luz ionizada de iones de oxígeno ([OIII] 5008 Å) de cuatro galaxias en una región cuadrangular que mide 36.000 años luz de lado, lo que equivale a la mitad del radio de la Vía Láctea. Basándose en el corrimiento al rojo de esta luz (el alargamiento de la longitud de onda debido a la expansión cósmica), la distancia de las cuatro galaxias a la Tierra se identificó en 13,14 mil millones de años luz. “Me sorprendió cuando identificamos cuatro galaxias detectando emisiones de iones de oxígeno a casi la misma distancia. Las ‘galaxias candidatas’ en la región central eran efectivamente miembros del protocúmulo más distante”, dice Yuma Sugahara (Waseda/NAOJ), quien dirigió el análisis de datos de JWST.

Además, el equipo de investigación prestó atención a los datos de archivo de ALMA, que ya habían sido adquiridos para esta región. Los datos capturan las emisiones de radio del polvo cósmico en estas galaxias distantes. Como resultado de los análisis, detectaron emisiones de polvo de tres de las cuatro galaxias. Esta es la primera detección de emisión de polvo en galaxias miembros de un protocúmulo tan atrás en el tiempo. Se cree que el polvo cósmico en las galaxias proviene de explosiones de supernovas al final de la evolución de estrellas masivas en las galaxias, que proporcionan el material para nuevas estrellas. Por tanto, grandes cantidades de polvo en una galaxia indican que muchas de las estrellas de primera generación de la galaxia ya han completado su vida y que la galaxia está creciendo. El profesor Luis Colina, del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA)) describe la importancia de los resultados: “No se detectó emisión de polvo cósmico en galaxias miembros del protocúmulo fuera de la región central. Los resultados indican que muchas galaxias están agrupadas en una región pequeña, y que el crecimiento de las galaxias se acelera, lo que sugiere que los efectos ambientales existieron sólo ~700 millones de años después del Big Bang”.

El equipo realizó además una simulación de formación de galaxias para probar teóricamente cómo se formaron y evolucionaron las cuatro galaxias en la región central. Los resultados mostraron que existía una región de densas partículas de gas alrededor de 680 millones de años después del Big Bang. La investigaciónmuestra que se forman cuatro galaxias, similares a la región central observada. Para seguir la evolución de estas cuatro galaxias, la simulación calculó procesos físicos como la cinemática de las estrellas y del gas, reacciones químicas, formación de estrellas y supernovas. Las simulaciones mostraron que las cuatro galaxias se fusionan y evolucionan hasta convertirse en una única galaxia más grande en unas pocas decenas de millones de años, lo que supone una escala de tiempo corta en la evolución del Universo. “Hemos reproducido con éxito las propiedades de las galaxias en la región central gracias a la alta resolución espacial de nuestras simulaciones y al gran número de muestras de galaxias que tenemos. En el futuro nos gustaría explorar el mecanismo de formación de la región central y sus propiedades dinámicas con más detalle”, dice Yurina Nakazato, estudiante de posgrado de la Universidad de Tokio, quien analizó los datos de la simulación.

Javier Álvarez-Márquez, otro miembro delCentro Español de Astrobiología, dice: “Realizaremos observaciones más sensibles del protocúmulo A2744z7p9OD con ALMA para saber si hay galaxias que no eran visibles con la sensibilidad anterior. También aplicaremos las observaciones de JWST y ALMA, que han demostrado ser muy poderosos, a más protocúmulos para dilucidar el mecanismo de crecimiento de las galaxias y explorar nuestras raíces en el Universo”.

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