Inmobiliarias amenazan la biodiversidad del Santuario de la Naturaleza Altos de Cantillana

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Proyectos inmobiliarios en la zona de mayor valor ecológico de Altos de Cantillana ponen en riesgo a especies nativas de inigualable valor y arriesgan la labor de organismos públicos y privados que durante décadas han trabajado por la protección de este cordón montañoso.

Una serie de reinscripciones ha derivado en un enfrentamiento judicial entre los propietarios del área de conservación privada Reserva Natural Altos de Cantillana y dos compañías inmobiliarias. Las empresas Inversiones Cantillana Limitada e Inmobiliaria Cantillana S.A. pretenden tomar posesión de parte de uno de los Santuarios de la Naturaleza en la Región Metropolitana, lugar que alberga especies endémicas y bosques de robles de Santiago con una historia milenaria.

El área en disputa es conocido como el “Triángulo de Melipilla” y está ubicado a cerca de 2 mil metros sobre el nivel del mar dentro de la Reserva Natural Altos de Cantillana. El triángulo se encuentra en la comuna de Melipilla, superficie que limita con Paine y Alhué. En esa zona se encuentra parte del sendero que va desde recepción al conocido sector de Las Canchas. Pero, ¿cuál es el motivo del conflicto?. 

A pesar de que la Corporación Altos de Cantillana, entidad que administra la Reserva, declaró voluntariamente el predio como Santuario de la Naturaleza, tiene derecho de uso sobre el denominado triángulo y está debidamente inscrito en el Registro del Conservador de Bienes Raíces de Melipilla, las inmobiliarias afirman ser dueñas del lote que hasta ahora solo ha sido destinado a conservación por decisión de sus actuales dueños. 

Este problema de límites radica en que parte de la Reserva que antes correspondía al antiguo “Fundo Los Hornos” fue expropiado parcialmente por la Corporación de la Reforma Agraria (CORA) en 1972, afectando solo la porción en Paine. Dicha expropiación no se reflejó en el Registro del Conservador de Bienes Raíces de Melipilla, manteniendo los límites originales anteriores a la expropiación. 

Frente a este panorama, el triángulo de Melipilla debiese considerarse parte de la Reserva. No obstante, en 2016 los dueños de los proyectos inmobiliarios realizaron inscripciones paralelas del predio en Melipilla. Ellos defienden este proceder aludiendo a que adquirieron el dominio del territorio en cuestión en 2012 y 2014, pero en dichos documentos se hace referencia a lotes de Buin, Paine. Un predio fantasma. Es por eso que la Corporación solicitó la cancelación de las reinscripciones de parte de las inmobiliarias.

Otro antecedente que se suma al caso es que la Corporación Altos de Cantillana cuenta con un justo título y posesión regular ininterrumpida. Por tanto, los dueños tradicionales cuentan con la propiedad del Triángulo de Melipilla mediante prescripción adquisitiva y cualquier derecho de las inmobiliarias sobre el triángulo ha prescrito.

“Se presume que el interés inmobiliario se debe a la presencia de agua en el Santuario de la Naturaleza Altos de Cantillana”, indicó Joaquín Solo de Zaldívar, pintor, propietario y fundador de la ONG Corporación Altos de Cantillana. “La presión histórica por tener acceso a los esteros y desviar los cursos de agua hacia condominios partió con la venta de las primeras parcelas. Incluso desde el 2015 se ha denunciado el amedrentamiento a guardaparques por parte del personal de los proyectos inmobiliarios. Como Reserva Natural queremos evitar a toda costa cualquier intervención que pueda afectar los ecosistemas”, agregó.

Desde la ONG Corporación Altos de Cantillana se reitera el compromiso con la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas. Resolver la situación a favor de la conservación beneficiará a la sociedad y garantizará la protección continua de este valioso patrimonio natural.

Décadas trabajando por la conservación de la biodiversidad

La Corporación Altos de Cantillana es una organización sin fines de lucro, creada el año 2007 por un grupo de propietarios con el objetivo de proteger parte importante del Cordón Montañoso de Cantillana. El suelo fue destinado a conservación debido a su importancia regional, nacional e incluso mundial, ya que se pueden observar procesos ecológicos únicos como la presencia del bosque caducifolio de Robles de Santiago.

Desde entonces, guardaparques han trabajado arduamente para conservar el área, limpiando basura acumulada, realizando labores de educación ambiental y controlando amenazas como el turismo irresponsable, especies invasoras y la detección temprana de incendios forestales en toda el área de visión de la Reserva, que abarca incluso zonas de la Región de Valparaíso y O’Higgins, así como su entorno en la Región Metropolitana.

La Reserva se compone de 12 mil hectáreas dentro de las comunas de Paine, Alhué y Melipilla, Región Metropolitana. En esta área hay dos Santuarios de la Naturaleza: Altos de Cantillana que fue declarado mediante el decreto supremo n° 517 en 2010 por el Ministerio del Medio Ambiente. El segundo Santuario es Horcón de Piedra y fue declarado mediante el decreto supremo n° 28 del año 2011 por parte del Ministerio del Medio Ambiente. Ambos santuarios corresponden a un sitio terrestre privado protegido por la Ley de Monumentos Nacionales (Ley 17.288).

Con el objetivo de asegurar su conservación, la Reserva ha implementado distintas acciones indicadas en su Plan de Manejo. Éste constituye un desafío para la conservación relevando el valor natural y cultural del área que provee a las comunidades, como uno de los reservorios de biodiversidad más importantes de la Región Metropolitana.

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