La mañana del viernes 2 de mayo de 2025, un sismo de magnitud 7,5 sacudió el extremo austral de Chile, con epicentro a 218 kilómetros al suroeste de Puerto Williams, en la Región de Magallanes. Aunque no se han reportado víctimas ni daños materiales graves, el evento activó alertas de tsunami y provocó evacuaciones en localidades chilenas y argentinas. Desde el punto de vista científico, este sismo es un recordatorio del complejo y poco conocido comportamiento tectónico en los confines del continente sudamericano.
¿Por qué ocurrió este terremoto?
De acuerdo con el director del Servicio Sismológico Nacional, Sergio Barrientos, el origen del sismo está en la interacción entre la placa Antártica y la placa de Scotia. En términos simples, la placa Antártica está tratando de introducirse (subducir) bajo la placa de Scotia, un proceso que genera una enorme acumulación de energía en el fondo marino. Cuando esta energía se libera, ocurre un terremoto.
Este tipo de interacción tectónica es menos frecuente que los eventos asociados a la clásica subducción de la placa de Nazca bajo la Sudamericana —que explica la mayoría de los sismos en el centro y norte de Chile—, pero no menos importante. De hecho, esta zona al sur del continente es uno de los bordes de placa más dinámicos, aunque menos estudiados, del planeta.
La profundidad del sismo y sus consecuencias
El sismo tuvo una profundidad estimada de entre 10 y 21 kilómetros, lo que lo clasifica como un evento superficial. Los sismos de este tipo tienden a sentirse con mayor intensidad en la superficie y pueden generar deformaciones del fondo marino, condición necesaria para la generación de tsunamis.
Como explicó Barrientos, el movimiento del fondo oceánico fue suficiente para activar alertas del Sistema Nacional de Alarma de Maremotos (SNAM), que proyectó horarios estimados de llegada de ondas a diversas localidades, incluyendo Puerto Williams, Punta Arenas y bases antárticas chilenas. Afortunadamente, no se reportaron marejadas destructivas, pero el riesgo de tsunamis justificó la evacuación preventiva de zonas costeras.
Réplicas y riesgo futuro
Hasta el momento se han registrado al menos siete réplicas, y es esperable que sigan ocurriendo en los próximos días. Tal como señaló el Servicio Sismológico, estas réplicas deberían ir disminuyendo en magnitud y frecuencia, aunque no se puede descartar completamente un nuevo sismo de relevancia.
La actividad sísmica en esta zona subantártica es monitoreada por una red de instrumentos sismológicos que permite generar alertas tempranas y ajustar con precisión los parámetros del evento, como su magnitud y profundidad. Aun así, dada su lejanía y condiciones geográficas extremas, se trata de una región que requiere mayor inversión en investigación geológica y monitoreo satelital.
Un país sísmico por naturaleza
Chile está ubicado sobre una triple convergencia de placas tectónicas: la de Nazca, la Sudamericana y la Antártica. Esta configuración convierte al país en uno de los más sísmicamente activos del mundo. Terremotos como el de Valdivia en 1960 (9,5 Mw) o el de Maule en 2010 (8,8 Mw) son parte de una larga historia geológica que continúa escribiéndose, incluso en los rincones más remotos como Puerto Williams.
Este reciente evento no solo pone a prueba la capacidad de respuesta del sistema de emergencia chileno, sino que también representa una oportunidad científica para profundizar en el conocimiento de las placas del extremo sur del planeta. Comprender mejor estos procesos es clave para anticipar riesgos futuros y fortalecer la resiliencia de las comunidades en territorios vulnerables.