AGENCIA FAPESP/DICYT – De las 191 plantas cultivadas o silvestres utilizadas en la producción de alimentos en Brasil y con procesos de polinización conocidos, son 114 (el 60%) las que dependen de la visita de polinizadores como las abejas para reproducirse. Entre esos cultivos se encuentran algunos de gran importancia para la agricultura brasileña, tales como la soja (Glycine max), el café (Coffea), el frijol (Phaseolus vulgaris L.) y la naranja (Citrus sinensis).
Este servicio ambiental (ecosistémico), cuyo valor se estimó en 43 mil millones de reales anuales, que es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria de la población y los ingresos de los agricultores brasileños, se ha visto amenazado por factores tales como el desmonte, los cambios climáticos y el uso de agrotóxicos o plaguicidas. Con el fin de combatir estas amenazas, que ponen en riesgo la producción de alimentos y la conservación de la biodiversidad brasileña, se hace necesaria la implementación de políticas públicas que comprendan acciones en diversas áreas, tales como las de medio ambiente, agricultura y ciencia y tecnología.
Ésta fue la advertencia de un grupo de científicos autores del Primer Informe Temático de Polinización, Polinizadores y Producción de Alimentos en Brasil y de su respectivo “Sumario para Tomadores de Decisiones”, presentados ambos en el marco de un evento realizado en la sede de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo – FAPESP.
Este informe, producto de una colaboración entre la Plataforma Brasileña de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (BPBES, por sus siglas en inglés) −con el apoyo del Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA-FAPESP)− y la Red Brasileña de Interacciones Planta-Polinizador (REBIPP), fue elaborado durante los últimos dos años por un grupo de 12 científicos, y pasó por una revisión a cargo de 11 expertos.
El grupo de investigadores llevó a cabo un repaso sistemático de más de 400 publicaciones, a los efectos de sintetizar el conocimiento actual y los factores de riesgo referentes a la polinización, a los polinizadores y a la producción de alimentos en Brasil, y apuntar medidas tendientes a preservarlos.
“En el informe se consigna que el servicio ecosistémico de polinización tiene importancia no sólo desde el punto de vista biológico, de la conservación de las especies en sí misma, sino también desde el punto de vista económico. Éste es el mensaje que pretendemos hacerles llegar a quienes toman decisiones en el agronegocio, en lo que atañe al uso de sustancias de control de plagas o de uso de la tierra en Brasil”, dijo Carlos Joly, docente de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), coordinador del programa BIOTA-FAPESP y miembro de la coordinación de la BPBES, durante el evento.
El informe indica que la lista de “visitantes” de los cultivos agrícolas supera las 600 especies, de las cuales al menos 250 poseen potencial como polinizadores. Entre ellas se encuentran las mariposas, las avispas, los murciélagos, las chinches y los lagartos.
Las abejas predominan, al tomar parte en la polinización de 91 (el 80%) de los 114 cultivos agrícolas que dependen de la visita de polinizadores, y son responsables de la polinización exclusiva de 74 (el 65%).
Con todo, algunas plantas cultivadas o silvestres dependen exclusivamente o preponderantemente de otros animales para la concreción de este servicio, tal como es el caso de la polinización de flores de bacurí (Platonia insignis), a cargo de aves. Otros ejemplos son los de la polinización de las flores de anona (Annona scuamosa) y guanábano cimarrón (Annona montana) a cargo de coleópteros, de las flores de mangaba (Hancornia speciosa) por mariposas y de las flores de cacao (Theobroma cacao) a cargo de moscas.
“Las plantas cultivadas o silvestres que reciben las visitas de estos animales polinizadores enriquecen nuestra dieta al proveer frutas y vegetales que suministran una serie de nutrientes importantes”, dijo Marina Wolowski, docente de la Universidad Federal de Alfenas (Unifal) y coordinadora del informe. “Otras plantas cultivadas por el viento, tales como el trigo y el arroz, por ejemplo, se ubican más bien en la base de la dieta”, comparó.
Los investigadores evaluaron el grado de dependencia de la polinización a cargo de animales de 91 plantas destinadas a la producción de frutas, hortalizas, legumbres, granos y oleaginosas, y de otras partes de los cultivos empleadas para el consumo humano, tales como el palmito (Euterpe edulis) y la yerba mate (Ilex paraguariensis).
Los análisis revelaron que para el 76% de éstas (69), la acción de estos polinizadores aumenta la cantidad o mejora la calidad de la producción agrícola. En este grupo de plantas, la dependencia de la polinización resulta esencial para el 35% (32), alta para el 24% (22), modesta para el 10% (9) y poca para el 7% (6).
Con base en las tasas de dependencia de la polinización de esas 69 plantas, los investigadores estimaron el valor económico del servicio ecosistémico de la polinización para la producción de alimentos en Brasil. Este cálculo se realizó multiplicando la tasa de dependencia de la polinización a cargo de animales por la producción anual de los cultivos.
Los resultados indicaron que el valor del servicio ecosistémico de polinización para la producción de alimentos en Brasil se ubicó en alrededor de 43 mil millones de reales en 2018. Aproximadamente el 80% de ese valor está relacionado con cuatro cultivos de gran importancia agrícola: la soja, el café, las naranjas y las manzanas (Malus domestica).
“Este valor aún está subestimado, toda vez que esos 69 cultivos representan tan sólo un 30% de las plantas cultivadas o silvestres que se emplean en la producción de alimentos en Brasil”, remarcó Wolowski.
Los factores de riesgo
En el informe también se hace hincapié en que el servicio ecosistémico de polinización en Brasil ha venido viéndose amenazado por diversos factores, tales como el desmonte, el cambio climático, la polución ambiental, los agrotóxicos, las especies invasoras, las enfermedades y los patógenos.
La deforestación lleva a la pérdida y a la sustitución de hábitats naturales por áreas urbanas. Estas alteraciones disminuyen la oferta de territorios para la construcción de nidos y hacen que mermen los recursos alimentarios de los cuales se valen los polinizadores.
En tanto, el cambio climático puede modificar el patrón de distribución de las especies, la época de floración y el comportamiento de los polinizadores. También puede ocasionar alteraciones en las interacciones, invasiones biológicas, declinación y extinción de especies de plantas de las cuales los polinizadores dependen como fuente alimentaria y para la construcción de nidos, y el surgimiento de enfermedades y patógenos.
A su vez, la aplicación de agrotóxicos para el control de plagas y patógenos, con alta toxicidad para los polinizadores y sin tener en cuenta sus patrones de comportamiento y horarios de visitas, puede provocar la muerte, actuar como repelente y también causar efectos tóxicos subletales, tales como la desorientación en el vuelo y la reducción en la producción de la prole. Asimismo, el uso de plaguicidas tiende a suprimir o hacer mermar la producción de néctar y polen en algunas plantas, restringiendo así la oferta de alimentos para los polinizadores, según remarcan los autores del informe.
“Como estos factores de riesgo que amenazan a los polinizadores no aparecen aisladamente, es difícil atribuir el peso de cada uno de ellos por separado sobre la disminución de las poblaciones de polinizadores que se ha venido observando en el mundo”, dijo Wolowski.
A juicio de los investigadores, pese al escenario adverso, existen diversas oportunidades disponibles con miras a mejorar el servicio ecosistémico de polinización, disminuir las amenazas contra los polinizadores y aumentar el valor agregado de los productos agrícolas a ellos asociado en Brasil.
Entre las acciones orientadas hacia la conservación y al manejo del servicio ecosistémico de la polinización se encuentran la intensificación ecológica del paisaje agrícola, las formas alternativas de control y el manejo integrado de plagas y enfermedades, la disminución del desplazamiento de los plaguicidas fuera de las plantaciones, la producción orgánica y la certificación ambiental.
Una política pública destinada a los polinizadores, a la polinización y a la producción de alimentos sería beneficiosa para la conservación de este servicio ecosistémico y promovería la agricultura sostenible en Brasil, estiman los investigadores.
“Esperamos que este informe ayude a establecer planes estratégicos y políticas públicas orientadas a la polinización, a los polinizadores y a la producción de alimentos en distintas regiones del país”, afirmó Kayna Agostini, docente de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) y también coordinadora del estudio.
A juicio de Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP, este informe incorpora diversas actividades que el programa BIOTA ha llevado a cabo en el transcurso de sus 20 años de existencia. Entre ellas la del aporte a la elaboración de políticas públicas.
“El BIOTA-FAPESP participa activamente en la vida del estado de São Paulo y de Brasil, al suministrar aportes científicos para las decisiones gubernamentales y realizar, al mismo tiempo, una actividad de investigación de altísima calidad en un área vital”, dijo Zago.