Los dos ejemplares encontrados pertenecen al orden de los picnodóntidos, que agrupa a peces esféricos y comprimidos, muchos de los cuales habrían estado asociados a arrecifes de coral. Aunque existieron formas más grandes, muchos de ellos medían entre 50 y 60 centímetros y se estima que la gran mayoría de ellos se alimentaba de distintos tipos de bivalvos –moluscos similares a las almejas– y corales, gracias a su poderosa dentición adaptada a esos fines.
“Una primera particularidad del hallazgo tiene que ver con la presencia de huesos del cráneo asociados a la dentición”, destaca Soledad Gouiric Cavalli, investigadora adjunta del CONICET en la FCNyM y primera autora del trabajo, y desarrolla: “En general, lo que se encuentra más habitualmente en el campo son los dientes, debido a la naturaleza propia del material dentario que es más resistente que otras partes del pez, lo que le brinda mayor potencial de fosilización en comparación, por ejemplo, con los huesos craneanos”.
“En este estudio pudimos ver que los ejemplares presentaban una combinación única de características en sus dientes. La ornamentación en la corona, es decir el dibujo que hace el esmalte sobre el diente permitió diferenciarlos entre sí y también de todos los géneros y especies de una de las tantas familias de picnodóntidos que se conocen en el mundo. La cantidad de hileras dentarias –cuatro en la mandíbula inferior– y la distribución de los dientes en ambas quijadas nos permitió establecer que el material debía ser referido al género Gyrodus como una nueva especie que denominamos Gyrodus huiliches”, explica.
Por otro lado, la experta puntualiza que la dentición incompleta de uno de los ejemplares cuadraba con la morfología descripta para el Macromesodon agrioensis, que hasta ese momento era la única especie conocida de picnodóntidos en Argentina, pero al reestudiar ese material original en relación con los fósiles hallados observaron que los dientes presentaban importantes diferencias, sobre todo en su ornamentación y morfología: “Al igual que en algunos dientes del previamente descripto M. agrioensis, los nuevos ejemplares tienen unos mamelones o protuberancias en la corona dentaria. Esa característica no es típica del género Macromesodon, por lo tanto erigimos un nuevo género para ese pez, al que denominamos Tranawuen, y la especie ahora se conoce como Tranawuen agrioensis”.
Para la especialista, “parte de la importancia de este trabajo radica en que es la primera revisión de los peces picnodóntidos en Argentina, configurándose como el paso inicial para el estudio más detallado de estas faunas. Si bien eran muy diversos y tuvieron una importante presencia durante el Jurásico y el Cretácico, el registro fósil en América del Sur es bastante incompleto”. Según explica, “los dos ejemplares que describimos son endémicos de nuestro país y representan el registro más austral de este grupo. Es interesante marcar que estos peces se habrían originado en Europa y migraron por el océano Pacífico en el Jurásico tardío a través de lo que se conoce como el Corredor Hispánico, una hipótesis que también se propone para explicar la distribución de otros vertebrados e invertebrados marinos”.