UCHILE/DICYT El alerce, algunos cactus de la región de Aysén, como el Pterocactus australis y Pterocactus hickenii, helechos de los géneros Asplenium y Blechnum; y animales como la ranita de Darwin, ñandú, pudú, flamenco chileno, zorro colorado, chungungo, huillín, guiña, guanaco, vizcacha del sur, y lagartijas del género Liolaemus integran el listado de especies que presentan distintos niveles de riesgo en los más de 114.510 kilómetros cuadrados de parques identificados por un estudio cartográfico de la Patagonia realizado por integrantes de nuestro plantel.
El académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Álvaro Promis, junto a la estudiante de esta unidad académica, Daniela Cortés, e Ingrid Espinoza, de la Fundación Tompkins Conservation, son los autores del artículo “Ruta de los Parques Nacionales de la Patagonia: conservación de la naturaleza al fin del mundo”. El estudio, publicado en la Revista Biodiversidata de Conaf, presenta una muestra sobre lo que hay en la zona y cuál es su valor desde el punto de vista de la preservación.
“El saber la existencia de estos ambientes naturales nos permite entender los procesos de construcción de la naturaleza, relevar el valor que tienen. A través de esta Ruta de Parques podemos conocer la ubicación e impedir la pérdida y degradación de estos ambientes”, afirmó el profesor Promis, quien sostuvo que hay muchos ambientes naturales prístinos en la Zona Austral de nuestro país en los que aún se pueden realizar acciones preventivas para su protección.
De acuerdo a la publicación, el 26,3 por ciento de los Parques Nacionales de Chile en la Patagonia están considerados en la categoría “The last of the wild” (“Lo que queda de naturaleza”), una iniciativa internacional que permite identificar los ambientes prístinos, que tienen vegetación, especies, animales, que han sido poco alterados por acciones humanas. Los parques a lo largo de esta ruta entre Puerto Montt y Cabo de Hornos contienen las ecorregiones de bosque magallánico subantártico, bosque templado valdiviano, estepa patagónica y una gran superficie de rocas y hielo.
Biodiversidad patagónica
El académico destacó la importancia de conocer el alto grado de naturalidad que mantienen los parques de la Patagonia para poder hacer planes de protección a tiempo. “Es importante que quienes toman las decisiones conozcan, con evidencia científica, las situaciones biogeográficas de nuestro país. Si mantenemos estos ambientes prístinos poco alterados y tomamos acciones proactivas para su conservación, podremos disfrutar por mucho tiempo de estos ambientes naturales”, sentenció el profesor Promis.
Según el estudio, el coigue de Magallanes predomina con un 37,2 por ciento de la superficie de bosque nativo. Le sigue con un 25,7 por ciento especies del tipo forestal Siempreverde como el coigüe de chiloé, canelo, tepa, ulmo (hacia el norte), arrayán, luma, olivillo, tiaca, alerce y ciprés de las guaitecas. En el resto del territorio encontramos especies como la lenga con un 18,5 por ciento, además raulíes y robles.
Algunos de estos bosques son los más australes del mundo, como los de Coigüe de Magallanes y Lenga. En estos territorios protegidos también encontramos singulares especies de coníferas como el Alerce, que se encuentra en peligro de extinción y es uno de los árboles más longevos del planeta con más de 4.000 años de edad, y Ciprés de las Guaitecas, que tiene la distribución más austral del mundo. También existe un arbusto llamado Schinus marchandii, que está en estado de amenaza vulnerable y se distribuye en la estepa patagónica de Aysén.
En estos paisajes de la Ruta de Parques también debemos considerar un importante listado de especies de fauna chilena emblemática para su conservación, tales como huillín, huemul, pudú, guiña, guanaco, puma, cóndor, carpintero, entre otros. Además, hay una alta actividad volcánica, extensos y variados humedales terrestres; y grandes masas de agua en ríos, lagos, glaciares y campos de hielo; transformándose en importantes reservas de recurso hídrico.
Amenazas y propuestas
La vastedad de la Patagonia y su lejanía han permitido que estos ambientes de la zona austral de Chile tengan poca presión por la acción humana. Sin embargo, con el cambio climático y la disminución de los recursos naturales, los ambientes llamados prístinos podrían convertirse en un nuevo foco de explotación. En este sentido, los mayores riesgos para esta área están asociados al cambio de uso de suelo de silvestre a agrícola, inmobiliario, minero, e industrial, en general. A estos factores se suman como amenazas la invasión de especies y los incendios.
“Estamos a tiempo de generar acciones proactivas para preservar y proteger lo que aún no ha sido destruido. La conservación en la Patagonia es posible, porque está considerada dentro de lo que es llamado ‘lo que queda de naturaleza, de vida silvestre’. Es diferente cuando intentamos arreglar lo que ya está destruido, aquí hay tiempo para proteger y para conservar”, enfátizó el profesor Promis.
Aumentar la superficie de áreas silvestres protegidas por el Estado en esta área y trabajar por un uso sustentable del territorio son algunas de las medidas concretas que propone el profesor Promis para la protección de procesos ecológicos de estos ambientes a largo plazo. A esto agregó: “La existencia de corredores biológicos que permitan mantener conectadas las áreas de alta naturalidad y permitan la movilidad de especies, no fomentar el cambio de uso de suelo y no aumentar la fragmentación del territorio”.
La Revista Biodiversidata de la Conaf tiene por objetivo difundir investigaciones científicas e informaciones relevantes sobre los ecosistemas chilenos, que sirven para el conocimiento, manejo y conservación de la diversidad biológica de nuestro país y releva el trabajo de guardaparques, profesionales e investigadores al interior del Sistema de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE).