Prenden alarma ante sobreexplotación del cochayuyo

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El ecólogo marino Fernando Berríos, miembro del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CIEAM) de la Universidad Católica del Maule, llamó a generar estrategias de sustentabilidad para el manejo de la llamada súper-alga.

Fernando Berríos

Su preocupación por la falta de estrategias que regulen la extracción del popular cochayuyo manifestó el investigador de la Universidad Católica del Maule (UCM), Fernando Berríos, autor del primer estudio integral en torno a la planta acuática.
“Todos los recursos tienen su límite de explotación sustentable. En el caso del cochayuyo, como la exportación aumentó y su valor se incrementó, los pescadores se orientaron a extraer este recurso, generando un escenario que promueve sobreexplotación”, sostuvo el también académico del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Maule (CIEAM), perteneciente al plantel.
El cochayuyo es un alga parda comestible y rica en yodo, que en Chile se distribuye entre
Coquimbo y Cabo de Hornos. Extraído por pescadores artesanales que operan principalmente bajo un régimen de libre acceso, el recurso abastece al mercado nacional como alimento directo y a la industria internacional de alginato, como materia prima para cosméticos, por ejemplo.
“El alginato resulta valioso para los procesos relacionados a la preservación y conservación. Hay estudios que dicen que la calidad del alginato del cochayuyo es más alta que en otras algas. Por eso es necesario procurar una solución integral a su sobrexplotación. La autoridad pesquera reacciona, pero de forma tardía, con vedas y cuotas que provocan más conflicto con los pescadores”, precisó el doctor en Ciencias Aplicadas.
Entre 2018 y 2020, la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA) decretó tres vedas y cuotas extractivas de cochayuyo en las costas de la región, limitando tanto la recolección del recurso varado como su extracción desde la raíz, mediante el uso de un chuzo o destronque. Solo en 2017, la recolección de cochayuyo alcanzó las 663 toneladas.
“Si el alga está varada, quizás me tome una semana sacar una tonelada. Pero si voy con un corvo o machete y extraigo de manera directa, obtengo en dos o tres días lo que lograba en un mes. No hay investigaciones sobre la dinámica de la población en la zona central que indiquen cuánto es el tiempo de recuperación y el Maule tampoco dispone de una talla mínima de extracción. En mi visión, la solución es ecosistémica y por eso mi estudio sintetiza los aspectos más relevantes que describen el comportamiento de la pesquería del alga, como la dinámica del recurso, las variables ambiental y ecológica y el aspecto social”, puntualizó Berríos.

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