Una perspectiva de los contaminantes orgánicos persistentes

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Contaminantes orgánicos persistentes

Por Victoria Gómez

Doctora en Ciencias Ambientale Geológicas y Polares

En los últimos años se ha evidenciado una gran preocupación por la contaminación ambiental. Las personas poco a poco toman consciencia de que nuestro medioambiente, tanto el aire, como los suelos y las aguas, hasta nuestros propios alimentos, se han ido deteriorando y alterando por la contaminación ambiental. Esta contaminación está dada especialmente por el dióxido de carbono y los agroquímicos, pero también existen otro tipo de sustancias que no son muy conocidas, como los contaminantes orgánicos persistentes, que son un grupo de sustancias químicas idénticas que se han utilizado por décadas en la industria, para diferentes usos. Es importante recalcar que muchas de ellas son cancerígenas. Estas sustancias están repartidas en todos los ambientes naturales y en organismos, hasta se pueden encontrar en lugares tan lejanos como la Antártica.
Dentro de estas sustancias se encuentran algunos pesticidas como el DDT, el cual fue muy usado en Chile el siglo pasado, también están los Bifenilos policlorados (PCB) que fueron utilizados como dieléctricos en grandes condensadores y transformadores. Otras son las dioxinas, furanos y Polibromodifenil éteres (PBDEs), que son productos retardantes de la llama, usados en la industria automotriz y en algunos plásticos, tan sólo por mencionar algunos de sus usos. Recientemente se han agregado a este convenio el Ácido perfluorooctanosulfónico, sus sales y el Fluoruro de perfluorooctanosulfonilo, químicos ampliamente utilizados como surfactantes, es decir, que repelen el agua y las grasas. Entre los productos que pueden contener estas sustancias, encontramos los envases de comida rápida y telas sintéticas impermeables; también en sofás y alfombras; en productos electrónicos, como en algunas cámaras fotográficas y en algunos envases plásticos.
En investigaciones realizadas en Chile, se han detectado estos contaminantes en aguas de mar y lagos, en sedimentos marinos y lacustres, en el aire, en organismos marinos y basura plástica encontradas en playas. Este último trabajo pone en evidencia de que los plásticos por sus propiedades físico-químicas, actúa como un retenedor de estas sustancias, lo que hace aún más complejo el manejo de la contaminación por plásticos y microplásticos en nuestros ecosistemas, ya que pone en peligro todavía más la salud de los organismos que puedan estar en contacto con los plásticos (ingerirlos) así como también los seres humanos.
Cabe mencionar que estas sustancias están reguladas desde el 2004 por el Convenio de Estocolmo, que puso distintos límites para disminuir este tipo de sustancias, tratado que Chile ratifico, por lo que debe cumplir las exigencias de este. Estudios recientes han determinado que estas sustancias han ido disminuyendo con el tiempo, en el cual el peak máximo de estas concentraciones fue durante los años noventa, para luego ir en bajada en los últimos años, síntoma de que el Convenio de Estocolmo ha dado frutos. Pero no todo es tan positivo, algunas de estas sustancias siguen encontrándose en altas concentraciones en el ambiente, porque como su nombre lo dice, son sustancias persistentes con una vida media muy alta, y en algunos casos, esta disminución se ve reflejada. Por esto, queda mucho trabajo por hacer. Y uno muy importante, es el de difundir este conocimiento y entregárselo a la comunidad.

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